La imponente Cusco peruana, milenaria y con arquitectura única, que los Incas dejaron para la posteridad, además de tratarse de un pueblo avanzado en lo arqueológico, con un misticismo que perdura en el tiempo

Cusco es una ciudad de los Andes peruanos que fue la capital del Imperio Inca y es conocida por sus restos arqueológicos y la arquitectura colonial española.

La Plaza de Armas es el centro de la ciudad antigua, con galerías, balcones de madera tallada y ruinas de murallas incas.

El convento de Santo Domingo, de estilo barroco, se construyó sobre el Templo del Sol Inca (Qoricancha) y tiene restos arqueológicos de cantería inca.

Adentrarse en épocas de los Incas

En Cusco, cada rincón está plagado de historia. Porque la antigua capital del Perú (durante el Imperio Inca), aún mantiene vestigios de lo que fuera el poderío más importante de esta antigua civilización.

La historia milenaria se respira en cada paso que des por las calles de sus pueblos, que parecen haberse detenido en el tiempo. Sus ciudades, que están plagadas de tanto misticismo que no querrás irte jamás. Y si tienes que partir, siempre habrá ese deseo que te consume por dentro para volver lo más pronto posible.

El primer paso, es llegar al Cusco. La forma más sencilla es a través de un vuelo de avión comercial. Debido a la alta demanda de turistas, era imposible no contar con un aeropuerto internacional en el Cusco, aunque la mayoría de vuelos tienen que pasar por Lima, sí o sí, antes de llegar a la ciudad imperial. Desde la capital peruana, toma una hora y quince minutos, aproximadamente, llegar al destino elegido. Sin embargo, no es la única vía para acceder al Cusco: para los amantes de los viajes en carretera, existe la ruta Lima-Abancay-Cusco y Lima-Arequipa-Cusco que toma unas 21 a 26 horas, respectivamente.

Pues bien, una vez que se arriba a Cusco, solo hace falta organizarte de la mejor forma para conocer la mayor cantidad de atractivos y experiencias que uno pueda imaginar. ¿Si a uno le gusta el andinismo? Un viaje por el Ausangate, conocida también como la montaña sagrada, calmará esa necesidad por liberar esa energía acumulada que tienes.

¿Para los amantes de la naturaleza? Imposible perderse una visita al Valle Sagrado, que cuenta con pueblos que parecen haber salido de las fábulas más creativas que puedes imaginar.

¿Para quienes aman los animales? Sí, también hay espacio para los seguidores de la fauna: Awanakancha, el único parque temático de camélidos sudamericanos, está ubicado en el Cusco.

La joya cusqueña

Pero un viaje a Cusco no estará completo si se experimenta el espíritu incaico. Sí, hablamos de una visita a una de las maravillas modernas del mundo, la gran joya cusqueña y del Perú: el imponente, venerado y ostentoso Santuario Histórico de Machupichu, punto final o de partida de todo turista que visita el Cusco. Este Patrimonio cultural y natural de la humanidad fue uno de los centros religiosos, culturales y políticos más importantes del imperio incaico y quienes lo visitan, coinciden en que se siente una energía única.

Hayna Picchu, Sacsayhuamán, Vinicunca, Urubamba, Choquequirao, la Laguna Humantay, Ollantaytambo, y el Camino Inca para los amantes del trekking.

Las opciones para hacer turismo en Cusco son infinitas. Incluso, en la misma ciudad hay un sinfín de actividades y atractivos por descubrir: puedes comenzar a conocer un poco de la historia cusqueña a través de un paseo por su Centro Histórico o la ruta del Barroco Andino, donde se pueden apreciar edificaciones con el antiguo toque colonial.

Los museos son un espacio predilecto para los visitantes y uno que no puedes dejar de conocer es el Templo del Sol (Qorikancha). Además, asómbrate con la piedra de los doce ángulos o maravíllate con el arte de los artesanos del barrio San Blas. Una visita por el colorido mercado San Pedro puede darte una idea de la idiosincrasia de los cusqueños.

Así que, si de aventuras se trata, Cusco siempre se encuentra con los brazos abiertos.

Asimismo, la ciudad cuenta con hoteles y restaurantes con los más altos estándares de calidad, que cubren los requerimientos de los viajeros más exigentes.

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