Wilmar Merino, periodista y autor de “La Pesca es puro cuento – Historias del Agua”: «En un encuentro con David Bisbal, lo invité a pescar conmigo. Se prendió. Fue una locura total; a eso voy con transformar una entrevista en una huella. Se puede tener un mínimo contacto y, sin embargo, que ese encuentro quede plasmado»

Wilmar Heber Merino es Licenciado en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires y periodista profesional desde los 20 años. Ha trabajado en numerosos ciclos radiales y actualmente realiza columnas de pesca deportiva y naturaleza en Radio 10.

Desarrolla una extensa carrera como periodista gráfico que lo lleva a ser jefe de sección Espectáculos en Diario Popular, donde también dirige su sección de pesca deportiva desde hace 22 años. Colabora actualmente en revistas Weekend, Aire Libre y Vacaciones y Turismo, y conduce el ciclo Expedición Merino en Canal de la Ciudad, nominado tres veces al Martín Fierro, dos al premio Fund TV y ganador del Premio ATVC 2018 de la Asociación de Televisoras de Cable de nuestro país.

Actualmente es uno de los profesionales más prestigiosos del medio. Wilmar Merino presenta “La Pesca es Puro cuento – Historias del Agua, su segundo libro tras haber escrito para la Cámara de Constructores de Embarcaciones Livianas (CACEL) la Historia Motonáutica Argentina: los primeros 100 años.

“La Pesca es Puro Cuento – Historias del Agua” habla de una especial forma de amor a la naturaleza: aquella que tienen los pescadores, que caña en mano visitan parajes inhóspitos, conocen personajes que de otro modo no hubiesen visto jamás, comparten viajes en las que se hermanan almas y vivencias que toda travesía entrega. Pero también habla de ese otro viaje, el interior, ese en el que una actividad contemplativa nos lleva a transitar caminos de reflexión. De aguas bravas y mansas, de capturas memorables, de legados que otros nos dejaron, de sonrisas compartidas y de dejar volar el espíritu buscando misterios bajo la superficie, hablan estas líneas en su primera parte.

La segunda, está vinculada a la actividad profesional del autor, referente del periodismo, quien colabora en diversas revistas especializadas y sostiene una sección de pesca en un diario muy popular desde hace 22 años. En ese trajín, para la revista de la cámara que nuclea la industria del outdoor en nuestro país, realiza notas de tapa con personalidades del arte, la cultura y el deporte a los que lleva de pesca. Así surgen momentos en donde “el famoso” queda fuera de su contexto habitual y –entre piques y mates- suelta las riendas de su alma contando anécdotas imperdibles.


-Sos Periodista, jefe de la sección Espectáculos en Diario Popular, dirigís la sección de Pesca Deportiva, escribís en Weekend, sos lector de toda la vida y un gran dedicado a la pesca deportiva. ¿Recordás el momento de tu vida en que decidiste unir tantas pasiones?

-Fue soñado y es parte de un cuento que se llama “El coraje de decidir”. Mis padres siempre tuvieron una situación económica de clase media baja, nunca tuvimos casa propia, siempre estuvimos corriendo detrás de un alquiler que no se podía pagar, pero nunca nos faltó para el estudio, clases de guitarra, piano, yudo, e inglés. En el mismo conventillo en donde yo vivía de niño, te diré que casi todos nuestros vecinos jóvenes han muerto de Sida, o de bala por afanar. Y nosotros, con mi hermano, siempre tuvimos la guía de estudiar, mi mamá venía del campo en Santa Fe y siempre tuvo esa premisa bien clara. 

Y yo siempre quise pescar, pero bajo ese escenario era imposible. Por eso pienso que siempre hay que tratar de “jugar para el mismo equipo”, es decir, siempre hay que creer en uno mismo. Recuerdo que leía mucho, enciclopedias, diccionarios, cuentos, todo lo que se me pusiera enfrente lo leía. Siempre tuve que creer en mí mismo, sobre todo en un contexto de separación de mis padres y la situación económica difícil que atravesábamos.

Me toca empezar a trabajar mientras hacia el ciclo básico común y me toca la colimba. Entonces la oportunidad del empleo se perdió debido a que tuve que estar catorce meses en la colimba, luego empecé la carrera en ciencias de la comunicación, a los veinte años me fui a vivir solo, no tenía heladera, por ejemplo. Comía casi todo enlatado, y de ahí me fui haciendo. 

Después entré en la redacción de Diario Popular sin experiencia, lo cual me sorprendió mucho porque costaba mucho entrar allí. Entonces me explicaron que justamente les interesaba alguien a quien pudieran enseñarle. Te cuento Lucía que por ese entonces yo estaba trabajando en una empresa de seguros y me habían efectivizado, era el sueño del pibe pobre: tener un trabajo estable, obra social y un sueldo fijo. La cuestión es que tenía que renunciar a ese empleo por una aventura. 

Renuncio a la empresa de seguros para comenzar a trabajar en una revista llamada “Ruido” que pertenecía a Alejandro Romay, la cuestión es que él no invirtió en la misma, por ende, no salimos publicados. Imagínate lo que fue para mí. 

Echaron a todos los grandes de esa revista y al borrego (es decir a mí) me incorporaron a la redacción del Diario Popular. Recuerdo que tenía un jefe que menospreciaba mucho a los universitarios como yo, y yo siempre pensaba: un día voy a estar en su lugar. Y así fue. Esa fue una decisión. 

En mi libro “La Pesca es Puro cuento – Historias del Agua” existe ese cuento y la gente se siente muy identificada, no es solo para pescadores, es para cualquier persona que lo lea. 

Wilmar en su oficio como periodista, junto a la recordada Mercedes Sosa.

-Una vez dijiste que “puedo estar en el día comiendo un churrasco de croto al lado de un canal con un guía de pesca, y a la noche en un Martín Fierro, entregando un premio a Jorge Guinzburg”. ¿Qué siente Wilmar Merino ante semejante versatilidad en la vida cotidiana y a su vez mantener la misma esencia?

-Me gusta mucho tu pregunta Lucía, porque tanto en el ambiente de la pesca como en un Martín Fierro me conocen todos, saben que soy “el pescador”, entonces no tengo por qué ser un Wilmar A o B, intento siempre ser el mismo, donde sea que esté. 

Por ejemplo, en un Martín Fierro estoy con Hernán Drago al lado y estamos planeando una pesca, ¡es maravilloso! Hay una gran diferencia entre ser genuino y la impostura. 

-¿Cuál es? 

-El careteo, la gente que aparenta ser lo que no es. Por ejemplo, me encontré al Mono de Kapanga en un Martín Fierro, que en su momento era novio de Andrea Rincón y ella estaba ternada como “Revelación”. Yo sabía muy bien los inconvenientes que tenía Andrea y me encuentro al Mono, al que nadie le daba bola porque en ese mundo no lo conocían. Recuerdo que yo era parte de la comisión fiscalizadora del Martín Fierro en aquel momento, por lo cual ya sabía que Andrea ganaba, entonces le pregunto al Mono: “¿Qué expectativas tenés con Andrea?” y me responde: Yo sé que si no gana le puede hacer mal, pero si lo gana es un volcán. No sé bien cómo va a reaccionar”.

Cuando me dio esa respuesta, le aconsejé que la esperara tras bambalinas en el momento del anuncio con dos copas de champagne. Vos sabés que efectivamente ella gana el premio, y cuando bajaba la escalera se desmayó y la persona que la sostuvo en brazos fue justamente El Mono. 

Cuando me acerco a la mesa, ambos me saludan y lo invito a pescar, de allí salió una entrevista espectacular y quedamos como grandes amigos. Entonces hay que ser genuinos en un mundo muy superficial. Es mucho menos estresante. 

-Hablando justamente de la posibilidad de “sacar un poco a la celebridad de su contexto habitual” que tal vez, en algunas ocasiones es volátil o superficial, ¿Crees que a través de la naturaleza puede reconectar con su propio interior para compartir distintas anécdotas que lo acerquen a una especie de espiritualidad?

-Absolutamente, Lucía, tenés toda la razón. He llevado a Tomás Fonzi a juntar lombrices conmigo en una zanja, por ejemplo. Recuerdo que esa entrevista fue muy especial, porque en ese momento se había muerto mi perra de una forma espantosa, por ende yo estaba devastado. 

Uniendo la pesca y el periodismo de espectáculos, para el caso junto al actor Tomás Fonzi.

Entonces Tomás Fonzi me saca una foto en donde yo estaba sacándole una foto a la ciudad en una puesta de sol. Y lo que se puede ver en esa foto es una especie de forma humana o de mano que me saluda. Y cuando me dio la foto, supe que era mi perrita la que aparecía en esa foto, avisándome que estaba bien y descansaba en paz. 

Imaginate, si no hay espiritualidad en esos encuentros de pesca con famosos… Es justamente como decís; logran salir de lo superficial para conectar con la naturaleza y el interior. Esa anécdota la transformé en un cuento y también se encuentra en el libro. 

-¿En tu libro “La Pesca es Puro cuento – Historias del Agua” hay muchas devoluciones al respecto, ¿no? 

-¡Sí! Hay mucha gente que me dice que terminó llorando como un bebé. Es muy lindo cuando me dan opiniones al respecto del libro. El pescador a veces no se permite soltar todo lo que siente o se maneja en un plano de contacto en el que solamente se habla de pesca. Cuando se trasciende eso, pasan cosas muy lindas. Hace poco compartí un programa de televisión con una actriz llamada Liliana Peccora, ella hace un taller de la risa para personas mayores. 

Ella siempre dice que es importante vivir el presente, no dejar para mañana lo que se puede hacer hoy y hace bien.  Yo siento que la pesca es parte de esto también, de lo que nos hace bien y nos deja de muy buen ánimo para el resto de la semana. 

-¿Cómo viviste el contexto pandémico? Sobre todo, porque estás acostumbrado a viajar y estar al aire libre pescando. 

-Esta doble condición de periodista y pescador hace que uno laboralmente tenga los medios y recursos de laburo en las ciudades, pero donde uno se siente vivo es en la naturaleza, ríos, lagunas, pateando charcos o navegando. Al no poder hacer eso justamente, estar rodeado de naturaleza y enmarcado en un contexto de tristeza e incertidumbre fue muy difícil. 

Hoy sabemos que hay vacunas y la curva va en descenso, pero en aquel momento fue una enorme incógnita. Y desde allí nació el libro, me gusta mucho decir que fructifico la tristeza en pandemia que es justamente una frase de Alejandro Dolina. 

-¿Como nació la idea del libro sobre pesca?

-Yo iba posteando pequeñas historias en mis redes, mostrando justamente las profundidades del alma, por ende, me di cuenta que tenían mucho impacto. Entonces me dije: “Por aquí va”. 

Siempre me gustaron “Los cuentos de la selva” de Horacio Quiroga; “Las Crónicas del Perito Moreno” entre otros autores que me influencian muchísimo. 

La vida me ha llevado a escribir en la revista Weekend en donde la despedida siempre era con un relato de caza o pesca de autor. La revista tiene cincuenta años, yo tengo cincuenta años. Y desde niño siempre esperaba ese cuentito final en cada ejemplar, hoy me toca hacer ese cuentito y es fantástico. Cuando pensé en el libro, decidí que tenía que exceder el marco de una revista, y bajo el contexto pandémico hice dos cosas: empecé a escribir el libro, e hice acciones solidarias para contactar a otros. Por ejemplo, yo tuve un programa en Canal de la Ciudad que se sigue repitiendo ahora pero no estoy grabando nuevos capítulos que se llama: “Expedición Merino”, ahí por ejemplo llevé a pescar personas con diferentes dificultades físicas como por ejemplo no videntes, con Síndrome de down o distonía muscular. 

El periodista y el pez, siendo tapa de la prestigiosa revista Weekend, en la cual escribe.

En el caso por ejemplo de las personas no videntes, el contexto de pandemia fue muy duro ya que no podían encontrarse con otras personas, por ende, estaban en un estado de aislamiento, y una oscuridad muy relacionada también con su patología. 

Hice un ciclo de charlas con guías de pesca por Instagram los sábados a la noche, en donde se charlaba sobre la vida y lo arropaba con un montón de testimonios que iban desde amigos de la infancia, clientes, familiares, colegas, y la persona terminaba con un baño emotivo muy importantes que le insuflaba mucha energía.  Vos pensá, Lucía, que esa persona por ahí estaba sin trabajar, sin sacar gente a pescar, comiéndose los ahorros, y de repente eso motivó mucho. Ese “pensar en el otro” está muy presente en el libro. Es una audacia hacer un libro. 

-Más aún en tiempos de virtualidad, ¿no te parece? 

-Absolutamente. Tiempos tecnológicos, de internet, tiempos en donde se recibe gratuitamente todos los contenidos en el teléfono, y acá no. Es un libro de papel que se compra, ir a buscarlo, leerlo. ¿Te digo algo? La recompensa es muy grande. Porque le estás hablando al pescador de lo que le gusta, desde el mismo paño. 

Los vínculos que trae el agua son muy profundos, y cuando hay ausencias duele mucho. Por ejemplo, cuando a un pescador se le muere su compañero, es como cuando se muere una esposa o un esposo, se encuentran de duelo. Hasta hay veces en las que no quieren volver al rio, por ejemplo. Y pienso que todo forma parte de un ciclo, incluso la muerte. Ese renacuajo alimenta al pececito, ese pececito a uno más grande, a su vez ese pez alimenta a la garza, y así vamos circulando en este universo. 

En pandemia al no poder hacer viajes afuera, hice viajes adentro. Al intentar plasmar en el papel, se empieza a escarbar cosas que por ahí quedaron sepultadas por otras cosas y desandar el ovillo. Es una oportunidad también para intentar dejar un legado a otras personas. 

-¿Cómo vinculás el periodismo de pesca con el de espectáculo?

-Es difícil. A veces siento que en el periodismo de pesca es posible encontrar algo más verdadero, alejándose un poco del aspecto comercial o de negocio que se encuentra en el periodismo de espectáculo. Yo vivo del periodismo de espectáculo y sin embargo encuentro allí algunos refugios en donde hago columnas de radio, críticas de discos, y hago entrevistas de interés con personas que admiro mucho. 

Luego hago la rutina laboral cotidiana que da de comer, y de alguna forma he podido crear un puente entre esas dos ramas del periodismo. 

Por ejemplo, cuando llevo adelante una entrevista de pesca y estoy en contacto con el agua, siento que es el elemento más reconciliador que tenemos y surgen charlas que de otra manera no surgen. 

He tenido una charla con el Pato Fillol pescando, situación que no vi en ninguna charla deportiva anterior. Por ejemplo, me contó el trabajo que tenía en Quilmes antes del deporte, que nada tenía que ver con el mismo. Es como que en el agua la conversación permite que se puedan navegar por otros rumbos. 

-Hay una anécdota muy linda con Fernando Peña, en la cual estaba muy interesado en descubrir ese doble rol en el que logras confluir varias pasiones. ¿Cómo fue eso?

-La gente de radio tiene una sensibilidad muy particular y Peña la tenía más a flor de piel que nadie. Una mañana hace ya quince años estaba por llevar a mi hijo al jardín y me suena el teléfono, eran de la producción de “El Parquímetro” para decirme que Fernando Peña quería entrevistarme. Le pregunté a la persona que me llamó si era por el área de espectáculos o pesca, me contestaron que era por el área de pesca. Yo pensaba que iba a realizar un personaje al estilo de radioteatro, sin embargo, él muy seriamente y sin hacer personaje dice: “Cuando me acercan el desayuno junto con el diario por la mañana, disfruto mucho de comer granola junto con mi café. Cuando termino, me dan ganas de ir al baño, y ahí me llevo el Diario Popular. Y cuando voy a cagar me llevo lo que efectivamente quiero leer, y déjenme decirles que no conozco a esta persona, pero con él viajo. Y yo quiero conocer la vida de una persona que hace periodismo de espectáculos pero que seguramente hace lo que más le gusta: pescar”. Sentí que en ese momento me sacó una radiografía completa. 

Entonces tuvimos una charla muy genuina en donde se habló de cómo era la vida de un tipo que se levanta a las cinco de la mañana, a las nueve tiene las patas en algún pantano, a las cinco de la tarde llega al diario, se ducha en el vestuario, y a las doce de la noche cuando Tinelli dice: “Chau, chau, chau…”, se va a su casa. Es decir, con esa conversación corta Fernando Peña dejó una huella. Es lo que pretendo hacer con el libro, que sea de fácil lectura, ameno y que esté al alcance de todos. 

Te cuento que ya se agotó la primera edición y en noviembre sale la segunda edición. Presento el libro formalmente el día 20 de noviembre a las cuatro de la tarde, en el Museo de Flores. Se están imprimiendo los siguientes ejemplares, de los cuales uno va para Lucía Salto, ja.

-¡Muy amable! Off the record, me contabas sobre otras entrevistas que te hicieron y recordás con mucho cariño. 

-¡Sí! Me acuerdo de una en radio Mitre a las dos de la mañana, que luego me enteré que se escuchaba mucho en Europa. Por ende, han ido libros a Barcelona, Puerto Rico, entre otros países. A su vez, considero que “La Pesca es Puro cuento – Historias del Agua” es un libro viajero, por eso a cada lector le pido que se saque una foto con el paisaje donde vive, para que podamos viajar entre todos.  El libro tiene mucho de esto que te decía antes, dejar un legado. Perdí a mi madre en la pandemia por Covid, quedamos todos afectados por la pandemia, sin embargo, mi madre no la libró. Tenía 88 años. Hay una frase de José Larralde en “Herencia para un hijo gaucho” que dice: “Perder a un hijo y no crea que le voy a dar consejo, solamente en el reflejo de un par sin razón quiero darle la ocasión de verle el alma a su viejo”. Entonces yo le regalé un par de libros a mis hijos, saben que ahí van a encontrar a su viejo si le toca algún día no estar aquí presente. Es lindo dejar algo plasmado, por eso el libro en formato papel. Es como decirles: Acá esta tu papá, esto es lo que le gustaba hacer”. 

Estudié comunicación en la UBA y tenía que hacerle una entrevista a un famoso, entonces pedí algunos tips para hacer un reportaje, me explicaron que lo mejor es hablar con el entrevistado sobre lo que le gusta hacer. Y nosotros, por ejemplo, estamos hablando sobre lo que me gusta hacer: pescar. Entonces esta entrevista es muy hermosa. 

Merino en su hábitat: felicidad absoluta.

-Tuviste un vínculo muy fuerte con David Bisbal la primera vez que vino a Argentina, ¿qué recordás de esa vez? 

-Exactamente. Te cuento: él tenía 18 y salía de Operación Triunfo, había salido segundo en España, pero era el ganador de la gente. Cuando voy al salón donde tenía que hacer la entrevista, veo a un amigo del ambiente de la pesca. Él es guía de pesca. Por ende, ambos nos sorprendimos mucho al vernos, ya que él no sabía que yo soy periodista de espectáculos ni yo que él es guardaespaldas. Le pregunto: “¿Qué hacés acá?” ¡Fue muy cómico! A la hora de realizar el reportaje, me entero que David Bisbal era un apasionado de la pesca y el buceo, por ende, lo invité a pescar conmigo. Se prendió también su hermano. Fue una locura total, a eso voy con transformar una entrevista en una huella. Se puede tener un mínimo contacto y, sin embargo, que ese encuentro quede plasmado. Recuerdo que luego me toca volver a entrevistarlo, y sin decirle nada le acerco una revista Weekend en donde fui tapa con un pez dorado de 15 kg. Y en medio de todos los periodistas se acordó justamente de la nuestra. 

Otra anécdota linda es que cuando estábamos pescando, David ve a mi amigo tomando mate y pregunta: “Por qué están tomando orégano con esa bombilla?”, ja. Entonces el guía de pesca le dice: “Es como un té nuestro. ¿Te gustaría probar?”. Y ahí nomás tomó de un sorbo, primero que se quemó y segundo escupió todo por la borda el mate. Fue muy gracioso. Me enteré que tiene parientes en distintas provincias de acá, ha vuelto a pescar varias veces. 

-Por otro lado, tuviste un vínculo importante con Abel Pintos…

-Recuerdo que él estaba presentando el disco “Abel” y me propusieron hacerle una nota. Entonces lo invité al club de pesca, y si bien él estaba indeciso con respecto a este tipo de actividad, logramos que el vínculo sea a través del agua. 

-¿Considerás que en esos viajes que se comparten con distintas figuras es posible crear un propio lenguaje que va más allá de las palabras?

-El pescador tiene un juego de entendimiento mutuo, a veces ponerlo en palabras resulta obvio, pero como te decía antes, uno decanta como en todos los grupos humanos y se queda con un par de personas con los que cierra filas y puede contar. A veces incluso tiene que ver con el tipo de pescado que vamos a buscar y su respectiva técnica elegida. Yo tengo compañeros por ejemplo para ir a pescar con mosca que son distintos a los compañeros para ir a pescar con carnada, simplemente porque uno no practica la misma técnica que otro. Dentro de esos mini grupos uno arma su propia colección de amigos y entre ellos hay un entendimiento hermoso que trasciende edades o ideologías. Y todos disfrutamos mucho de los viajes. 

-Esos viajes son un placer… 

-Claro que sí, totalmente. En el trayecto surgen historias, anécdotas muy divertidas. Todavía no armamos la caña y ya estoy muy divertido con todo lo que se vive. Es un momento muy especial el de pesca. 

Recuerdo un día de pesca en Lobos, con mucha niebla. Y recuerdo que me tenía que secar los lentes porque se me empañaban a cada rato, en una de esas me escondieron el paño que usaba para dicha limpieza y así como Mr. Magoo buscaba el trapito, ja. Y vos sabes que uno me saca los lentes, me pone una pomada que se usa específicamente en pesca muy engrasante. Cuando encuentro el paño en vez de limpiar los lentes, esparzo esa grasa por todo el lente y fui motivo de cargadas durante varios días. Generalmente en esos viajes surgen todo tipo de bromas. 

Famosos y la pesca; el libro de Wilmar es un éxito y ya se agotó su primera edición, sale una segunda.

-En “Expedición Merino” decís que “El agua es tu elemento, en ella buscas el milagro de la vida con la caña de pescar y también buenas historias para contar”. ¿Sentís que encontraste el milagro de la vida en la pesca?

-Si, lo encontré. De todas formas, sigue siendo el objeto de mi búsqueda y lo disfruto. Creo que no hay que traicionar la verdadera naturaleza y esencia de uno. Yo jamás he concebido la actividad periodística como un negocio, me conformo con que me permita vivir dignamente y pagar el colegio de los chicos o una medicina. Y siento que el milagro de la vida se encuentra justamente en la naturaleza, y serle fiel a ella. Independientemente el trabajo remunerado, uno de los objetivos de Expedición Merino fue siempre conocer el paisaje humano. La vida del río no debe entrar nunca en una lógica mercantil. Hay que cuidar mucho la naturaleza, porque a ella vamos a volver siempre. 

Para acceder al ejemplar de “La Pesca es Puro Cuento – Historias del Agua” de Wilmar Merino: lapescaespurocuento@gmail.com

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