Informe especial: Serbia, la música y la guerra – Balcanes affair

Por Iris Etcheverry (especial para MDM).

El cine de Emir Kusturica internacionalizó la música popular de los Balcanes que llegó de la mano de Goran Bregovic quien compuso las bandas sonoras para films como “ Underground” , “Gato Negro, Gato Blanco”, por mencionar las que más repercusión tuvieron y mostraron la realidad de una zona de Europa olvidada tras la famosa y tan temida  “cortina de hierro”,  período bajo el cual se denominaba Yugoslavia  y que quedo dentro de los territorios de dominación soviética después de la II Guerra Mundial.

En 1991 la desintegración de la antigua Yugoslavia inició las guerras de Serbia contra Croacia, Bosnia y Kosovo. Después de una sangría de 25 años que transformó a los Balcanes en  zona de guerra y conflictos étnicos, Yugoslavia se dividió en 6 países: Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Macedonia del Norte y Serbia. En palabras de Goran Bregovic: “Yo siempre insisto en que mi nacionalidad sigue siendo Yugoslava, pero no desde una perspectiva política, sino como un sentimiento, un lugar emotivo. Yugoslavia era un territorio y una emoción y hoy en día sigue significando eso. Por eso ya no escribo textos en el idioma de Yugoslavia, porque ya no existe. Escribo en romaní, que es el único idioma que se sigue hablando en todos los territorios que formaban Yugoslavia. Al menos no tiene esos problemas que tienen el idioma serbio, el croata, el bosnio y el montenegrino, que están trabajando día a día para diferenciarse entre sí en lugar de potenciar lo que tienen en común”Sus compatriotas  recuerdan esos tiempos de la antigua Yugoslavia  como “The good old times”. Y la banda sonora de aquellos tiempos tenía un grupo  Bijelo Dugme, (Botón Blanco) la banda rockera de Goran Bregovic . 

Hoy el reconocido músico, hijo de una serbia y un croata, de origen mixto como muchas familias de esta zona,  recorre el mundo  con sus  Orquestas  de Vientos  y, de su mano, ha popularizado un Festival de origen local y aldeano como es de las “Trompetas en Guca”, para transformarlo en un evento masificado El Festival de Guca  donde los jóvenes de distintas partes del mundo convergen en una rave y bailan sin estereotipos, comen  y beben como en los antiguos bacanales y se olvidan por una noche como decía Serrat “que cada uno es cada cual”.

La importancia de la música y las canciones  populares en los Balcanes puede comprenderse desde el desmembramiento de la ex Yugoslavia y su característica principal es que siempre ha estado vinculada a  reforzar una  identidad nacionalista. La música se ha convertido en una suerte de actitudes políticas y sentido de nacionalidad. La música es tradicional desde el Primer Levantamiento Serbio. La trompeta fue utilizada como un instrumento militar y según dicen las habladurías, se las daban a los gitanos porque ellos aprendían rápido a tocar las melodías y demostraban más habilidades a la hora de ejecutarlas. Así, la trompeta asumió el rol del entretenimiento durante el tiempo de inactividad ya que los soldados las utilizaban para trasponer canciones tradicionales  populares.

“Los trompetistas balcánicos -relata Goran Bregovic- tienen una historia similar a los del jazz. Los negros se llevaban las trompetas de las bandas militares a casa y así empezó el jazz. Pues lo mismo que los negros, los gitanos. Les daban a ellos las trompetas porque en una tarde aprendían a tocarlas. Y los gitanos empezaban como los trompetistas en el ejército porque en esa época no había colegios de música. Una vez formados, pasaron a tocar en las bodas”.

Cuando la guerra terminó y los soldados volvieron a la vida rural, su música entró en la vida civil y se convirtió en un estilo de música, en una forma de vida donde la música acompaña todos los acontecimientos importantes de la vida como los casamientos, los nacimientos, los bautismos, las fiestas de despedidas, los funerales, las cosechas, todo se festeja con música y los protagonistas son los bronces, las Orquestas de Vientos  que a su vez se transformaban en una fuente de trabajo para soldados y civiles desempleados.

La trompeta arraigó en la comarca al terminar la Primera Guerra Mundial, cuando los músicos del ejército de Serbia fueron desmovilizados y volvieron al hogar acarreando su instrumento, por lo que el sonido de los cobres despierta resonancias castrenses.

Durante la Segunda Guerra Mundial, de entre las facciones que combatían en Yugoslavia los varones locales se unieron en masa a los “chetniks”, guerrilleros serbios que profesaban un nacionalismo ultramontano. Es por eso por lo que el certamen estuvo bajo sospecha durante la época socialista y su ideología rebrotó con la disolución de Yugoslavia. Como reflejo de esta doctrina nacional-belicista, en los tiendas del festival  de Guca se pueden adquirir, además de las gorras de general serbio en la Gran Guerra, camisetas con la efigie del cabecilla “chetnik” Draza Mihajlovic y las amenazantes insignias de sus tropas, que llevan estampadas sobre fondo negro una calavera, dos tibias entrecruzadas y un lema que reza: “Libertad o muerte”.

Las bandas de música conocidas como “trubaci” son muy populares especialmente en el centro y sur de Serbia donde se originaron las bandas balcánicas de bronces.

La Novokomponovana es la transformación de la música tradicional de las aldeas y pequeñas ciudades en una música más urbana y moderna de la clase trabajadora, que ingresa a un circuito comercial. Si bien utilizan los mismos instrumentos tradicionales como el acordeón, clarinete, flautas  (fiddles) y steel guitar, se produce un entrecruce de raíces folklóricas e instrumentos modernos.

Esta Novokomponovana narodna muzika tiene su propia revista musical especializada llamada “Sabor”, y sus propios rankings y hits. Esta música se toca en los clubes nocturnos y también en la T.V,. donde las estrellas de este género develan sus escándalos y chismeríos propios de un estilo más comercial de la música.

El acordeón es un instrumento que fue introducido antes de la primera guerra mundial y con el tiempo consiguió un espacio líder en las orquestas.

Uno de sus grandes ejecutantes es Mirko Kodié quien realiza una mixtura entre el típico ritmo sincopado del sur de Serbia con raíces del rock.

Un poco más iconoclasta, pero igualmente un gran ejecutante del acordeón, es Ljubo Pakkovic líder de la Narodni Orchesta de la radio y televisión de  Belgrado, mientras que la vieja generación de este instrumento es representada por Tine y Radojka Zivkovi.

Las áreas del sur de Serbia, que fueron controladas políticamente por Turquía,(su archienemigo histórico) tienen en la música un aire y estilo  más oriental y se desarrolló en ciudades como Leskovac y Vranje. Vranje es el centro de una de las principales escuelas de bandas de vientos de toda Serbia junto con la zona conocida como Vlachs. Los nombres más importantes del folclore serbio se encuentran en la aldea de Vlach que se sitúa en el nordeste de Serbia donde habitan pastores nómades que hablan en un idioma muy cerrado, un dialecto cercano al  romaní.

Nombres gloriosos de esta estirpe musical son Bakija Bakie (ya fallecido) pero su hijo siguió los pasos musicales de su padre y con su agrupación Fejat Sedic logró ser la mejor orquesta en el Festival de Guca por seis ediciones. Y destacándose también es en este Festival tenemos que mencionar a Jova Stojiljkova y su Orquesta de vientos.

Hay varios artistas muy respetados y que no son solo una postura de “stars”, sino muy buenos músicos y sobre todo cantantes como Miroslav Ilie, Saban Saulie, Saban Bajramovic,Semsa Suljskosic, Vesna Zmijanac y Hanka Paldum.

Sobre Saban Bajramovic (1936-2008)

Saban Bajramovic es sin dudarlo el icono de los cantantes gitanos, han llegado a compararlo  con Camarón de la Isla. Su vida está llena de todas las circunstancias que se puedan imaginar sobre la historia de los Balcanes, sus guerras y sus racismos. Por ser gitano fue encarcelado junto a dos de sus hermanos en un campo de concentración alemán del cual sobrevivieron de milagro, pero con consecuencias que lo marcarían de por vida. Sus padres fallecieron cuando aún era un niño, abandonó  la escuela y empezó a cantar en las tabernas.

Después de una infancia lastrada por la marginalidad y la delincuencia, cuando lo llamaron para hacer el servicio militar, un día se escapó para ver a una mujer de quien se había enamorado y  las autoridades le encarcelaron por desertor en el equivalente yugoslavo del gulag, donde sufrió crueles abusos. Sin embargo, fue allí donde aprendió el oficio de cantante.

Cumplió su condena en el penal de Goli Otok, una isla pedregosa del Adriático que, tras la ruptura de Yugoslavia con la U.R.S.S. en 1948, se transformó en un gulag para los purgados estalinistas. En esa cárcel  los presos políticos sometían a los presos  comunes como Saban a crudas vejaciones: le obligaban a acarrear una piedra dos kilómetros para luego dejarla en el mismo lugar donde la había cogido y si no obedecía, lo dejaban atado a un poste durante horas.

Durante su tiempo en cautiverio se había fogueado como vocalista de la orquesta del penal, con un repertorio abundante en blues, jazz, rancheras mexicanas -popularísimas en la Yugoslavia de los 60- y  por encima de todo, cantaba versiones de Frank Sinatra y Louis Armstrong. También escribió allí su primera canción, “Pelno me sam” (Estoy preso) en la que resuenan los ecos de la vida carcelaria cumpliendo 10 años de condena. Su disco «Asunen romalen» (Escuchenme, gente), consiguió trascender los circuitos de la música romaní y fascinar a un amplio espectro de público que abarcaba de intelectuales a rockeros.

Saban se convirtió en una estrella tanto en Yugoslavia como en el extranjero, pero terminó sus días rebuscando en la basura: las discográficas se quedaron con sus derechos de autor, Goran Bregovic le plagió uno de sus mayores éxitos y todo el dinero ganado lo despilfarró en tabernas y juegos de azar.

Con el estallido de las guerras de disolución de Yugoslavia, Saban se retiró de la vida pública y dedicó la mayor parte de su tiempo a criar palomas. En 1999 el productor bosnio Dragi Sestic consiguió localizarlo y acordaron grabar un disco para el mercado de la world music.

Sestic era un admirador rendido de Saban, a quien consideraba el equivalente balcánico de Ray Charles o John Lee Hooker  y dispuso todas las condiciones ideales para que brillase: arreglos creativos pero discretos, puestos al servicio de su voz. Saban reinterpretó varios de sus éxitos y el disco titulado «A Gipsy Legend», alcanzó  éxito internacional.

Sin embargo, su reaparición quedó a medias por la indisciplina de Saban durante las giras por el extranjero, en las que faltaba a las actuaciones por quedarse cantando en algún tugurio de la diáspora yugoslava. Sestic no tardó en resignarse a dejar de trabajar con él: “Eres un genio, pero por tu culpa me va a dar un infarto”. Y en esta parte de la historia entra en juego Goran Bregovic  por aquel entonces una estrella del rock yugoslavo que empezaba a componer música de fanfarrias que estuvo procurando encontrase con Saban varias veces.

Cuando al fin dio con él en un restaurante de Viena, Bregovic le propuso una colaboración, pero Saban se negó rotundamente: “Tengo demasiados hijos, mejor que no vuelva a casa”.

No obstante, Bregovic  consiguió que Saban le cantase tres veces seguidas su canción “Djeli Mara” mientras tomaba apuntes. De esas notas se valió para escribir “Mesecina”, uno de los temas principales de la película “Underground” de Emir Kusturica que se convirtió en un himno de la música de los Balcanes. Aunque Bregovic había triunfado con su canción, Saban optó por perdonarlo porque no se veía capaz de afrontar un juicio e incluso afirmaba que sentía cierta admiración por él, porque su maña para apropiarse de ideas ajenas cambiando lo justo para no incurrir en plagio le recordaba a los carteristas que saben robar con disimulo. Pasados los años, Saban colaboraría con Bregovic en cinco temas de su disco “Tales and Songs from Weddings and Funerals”.

Bramido de Trompetas

El Festival de la trompeta de Guča,  es uno de los festivales de música más popular y más grande de Serbia que se viene desarrollando desde 1979 de manera anual entre Agosto y Septiembre. También conocido como la Asamble de Dragačevo, es un festival anual de bandas de trompetas que se celebra en el municipio de Guča, cerca de la ciudad de Čačak, en la región de Dragačevo, en el oeste de Serbia. Guča que está situado a unas tres horas en micro  desde la capital Belgrado. El Festival de Guča, de hecho, es un concurso de trompetistas. Para llegar al Festival se celebran eliminatorias por toda Serbia y la gran final es en Guča, donde al vencedor se le hace entrega de la Trompeta de Oro. Con los años se ha consolidado como un punto de encuentro para toda Serbia (y cada vez más extranjeros), un día de fiesta para la exaltación del folklore nacional con más de 300,00 visitantes. Los mejores músicos, refiriéndonos a los ejecutantes de bronces son Goran Bregovic, Sejdic Fejat y Boban Markovic y también son los nombres más importantes en el mundo de los directores de orquestas modernas de música balcánica.

Los extranjeros -dice el diario de un viajero español que va todos los años- se dejan llevar en las calles de Guca, (pues el festival se realiza en la calle) por la música, por la muchedumbre y el olor a carne a la brasa”. “Un par de cervezas y un par de chupitos de rakía sin duda acabarán con nuestra resistencia a bailar e integrarnos en la marea humana”, cuenta nuestro viajero amigo.

La carne a la brasa es, por cierto, la gran seña de identidad de la comida serbia. Barata, sabrosa, y se puede encontrar en muchas variantes. La más característica de Serbia es la “pljeskavica”, hecha con carne picada de cerdo y cordero acompañada de vegetales y especias. La cerveza nacional más popular es la Jelen Pivo. Y sobre la rakía, que decir de la rakía. Un fortísimo aguardiente de elaboración casera con el que todo extranjero que la prueba tiene una relación de amor / odio.

Este año 2020, después de 60 años de celebrarlo sin interrupciones, ni cuando se dividió la antigua Yugoslavia, ni en la II Guerra Mundial,  el festival debió ser cancelado por la pandemia de Covid -19 .

Kusturica, su cine; Goran Bregovic, el sello musical de Serbia

Ya hemos mencionado el vínculo estrecho que se generó entre el cine de Kusturica y su retrato de los gitanos, que por cierto le ha valido tantas  críticas como premios. El propio Kusturica fue acusado de utilizar a los gitanos para salir de un atolladero creativo y de regodearse en los estereotipos que pesan sobre ellos. Durante el casting, el cineasta rechazó al actor rom Nedjo Osman porque, aunque le consideraba un profesional competente, era “demasiado guapo para ser gitano”, mientras optaba por intérpretes de dentadura picada y desaliñados. Dado que, además, la película retrataba el mundo de la delincuencia, para sus críticos afianzaba la percepción de los gitanos como delincuentes  que van de aquí para allá sobreviviendo a base de engaños y hurtos.

Según Rajko Djuric, renombrado poeta e intelectual gitano que asesoró a Kusturica de cara al rodajede “Tiempos de gitanos”, “las acusaciones se debían a una interpretación literal de la trama”. A su modo de ver, la película aludía a la inminente disolución de Yugoslavia, empezando por el título en su versión original: “Casa para ahorcarse”.

Para la banda sonora de “El tiempo de los gitanos”, Kusturica recurrió al músico y compositor Goran Bregovic, por aquel entonces la mayor estrella del rock yugoslavo. Como acompañamiento de los pasajes más líricos, Bregovic compuso un valsete interpretado por Perhan al acordeón, si bien el tema más celebrado fue el que lleva por título “Ederlezi”: para la escena que recrea la festividad de San Jorge, en cuya alborada los gitanos balcánicos se lavan el rostro con agua del río, Bregovic arregló una melodía tradicional romaní que le llevó al Olimpo de la world music.

El resto de la banda sonora se compone de piezas de baile interpretadas por una fanfarria, conjunto que desde entonces se convirtió en la enseña tanto de la música de Bregovic como del cine de Kusturica. Sin embargo, desde Ederlezi a Bregovic le acompaña el sambenito de plagiario por registrar como propias canciones de las que solo ha escrito los arreglos, por lo cual los gitanos de los Balcanes consideran que se ha hecho rico apropiándose de su música.

Goran Bregovic, el rock star que musicaliza el mundo gitano

Para una entrevista de una revista española, Goran comparó el flamenco con la música de los Balcanes y ese puente que encuentra  es sin duda por la cultura gitana. 

“Cada cultura -dice Bregovic- va con alguna droga. En India,  usan opiáceos que te bajan el ánimo, pasando por la cocaína en Latinoamérica que te lo sube, hasta nuestra rakija (licor de frutas) que llevamos mil años bebiéndola y seguro que ya tenemos algún daño en el cerebro por ese alcoho”.

“Mi álbum ‘Alkohol’ no fue nada premeditado y planificado. Surgió cuando estaba tocando en el Festival de la Trompeta de Guca, en Serbia. No quise hacer un concierto habitual y nos pusimos a tocar cosas más especiales, como algo de Bijelo Dugme, canciones que había escrito para Grecia o Turquía, también material que tocábamos en el backstage para nosotros, todo al margen de lo profesional de ese momento”.“En los contratos que firmo siempre figura que tiene que haber alcohol en el escenario, el único lugar donde bebo. Fuera no porquesoy hijo de un alcohólico. El caso es que en Guca me animé y me puse a darle dinero a mis músicos sobre el escenario. A veces lo hago, siempre sube la atmósfera. Luego cuando vi el vídeo me di cuenta que el alcohol me sentaba muy bien esos días y también de que debería sacar ese material como un álbum. La segunda parte del álbum iba a ser un concierto de violines que me habían encargado de la Unión de Filarmónicas Europeas. El concierto iba sobre los tres textos sagrados. Y estaba estudiando quienes serian los ejecutantes, porque  hay tres formas de tocar el violín, la clásica, como los católicos, la forma en la que lo tocan los judíos y el estilo oriental, como lo tocan los musulmanes. La orquesta en ese momento tenía a un búlgaro que era capaz de tocar de las tres maneras, pero luego cuando entré en el estudio pensé: ‘¿quien va a escucha esto?’ yo en ese momento surgieron los problemas con los gitanos de toda Europa seguro que no. Justo, les estaban echando de todas partes. Y pensé que esa segunda parte del disco podría servir para recordarnos que los gitanos no son personas que deban ser expulsadas de ningún lado, sino un pueblo que ha dejado un sello en la cultura allá donde haya estado. Ya era hora de que Europa reconociera el peso cultural de los romaníes, empezando por ejemplo por Charles Chaplin. Imagina que los franceses hubiesen echado a todos los gitanos que huían de Franco. ¿Podrían presumir ahora de tener a los Gypsy Kings? Entonces decidí llamar a los romaníes que conocía, a los que considero que tienen algo especial, y por eso la segunda parte del álbum se llama ‘Champagne para los gypsies’«.

«En general, he tenido muchos problemas trabajando con ellos. En ‘Underground’ tuvimos suerte porque los que hacían la película sabían cómo iba el tema. Un viernes, la orquesta dijo que había una boda y que se iban Pero les había retenido  el pasaporte al firmar el contrato y con eso salvamos  el rodaje».

«Lo último que grabó el gran cantante de los gitanos, Saban,  antes de morir fue en mi disco. Sufría una especie de derrame cerebral  y tenía dificultad a la hora de memorizar cosas. Entonces su hija, que iba al conservatorio, intentaba ayudarle a recordar mientras grababan. Luego Saban escribió la canción «Ema con dos pistolas» en homenaje a la caña que le metió para que no se le olvidara el texto”.

“Yo también escribo en romaní, pero mis canciones no son como las suyas, que tienen la temática gitana auténtica. Las mías solo tienen el idioma. Las de Saban hablan de la verdadera vida de los romaníes, de que la mujer se le pone enferma y tienen que vender un niño para poder pagar el hospital. Los temas difíciles de esta gente”.

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