El cineasta argentino Leo Damario habla sobre “Victoria”, su exitosa serie en Amazon Prime: «Es una historia narrativa que coincide con lo que está sucediendo con las chicas en las marchas, en donde tomaron una bandera muy fuerte»

La propuesta de Victoria. Psicóloga vengadora, viene a romper con todo lo establecido. Producida por Little Bull, escrita por Nora Mazzitelli, creada y dirigida por el cineasta Leo Damario y protagonizada por Cecilia Pecktaitis, es una serie de ocho capítulos, filmada en plena cuarentena durante la fase 1 del año pasado que estrenó en Amazon Prime Video como la primera filmación lockdown fiction en Argentina.

El elenco lo integra Emilia Attias, Muriel Santa Ana, Federico D’elía, Inés Estevez, Fabio Posca, Carlos Belloso, Flor Torrente, Natalie Pérez, Rafael Spregelburd, Srita. Bimbo, “Turco” Naím y cuenta con la voz de Andrés Calamaro.

Empoderamiento femenino, la experiencia de filmar en aislamiento social preventivo y un enfoque de visibilización, lucha y estética propia del cine underground de los años setenta impactan en este proyecto creativo sin precedentes. Leo Damario nos cuenta todo.

-¿Qué sentís ante el éxito rotundo de “Victoria”?

-Creo que el éxito de Victoria fue poder hacer Victoria en un contexto de adversidad donde nada se podía hacer. La serie se grabó íntegramente en el momento más estricto del aislamiento obligatorio.

La experiencia de filmar la primera lockdown fiction en fase 1 fue muy fuerte. Y pienso que es porque también fue realizada de manera artesanal pero con una calidad y una técnica muy importante.

Llegar a Amazon Prime, siendo una plataforma tan exigente con productos de excelencia, ya es un éxito total. Tanto las reseñas, como críticas y la opinión del público fueron cautivadoras.

Si bien es una serie que apela a una paleta estética más sesentera, como el Avispón Verde, el Batman de Adam West, o el cine italiano de acción, “Victoria” tiene cosas de Brian de Palma, y con heroínas de comics al estilo Aeon Flux, Jessica Jones o Tank Girl, y del cine como Irma Vep, La Femme Nikita o el trío vengador de Death Proof, la película más feminista de Quentin Tarantino.

Las heroínas de antes se extrañan mucho, y en medio de un mundo caótico como el pandémico con Ceci (Cecilia Peckaitis, modelo, actriz y ex VJ de MTV) decidimos hacer algo parecido a Roman Polanski. Nos divertimos mucho; en mi caso, calzándome un traje de rock star y Ceci de mujerón.  

-¿Cómo fue la grabación a distancia por medio de teleobjetivo?

-Yo no vengo de la academia, sino me considero un intelectual de supermercado autodidacta. Me construí a través del cine, entonces mis profesores fueron directores como Robert Altman,  Roman Polanski o Peter Bogdanovichy. He analizado películas constantemente y me siento feliz porque veo cine, converso con el cine, y siento que somos casi amigos.

El teleobjetivo es una herramienta muy importante para el cine, sobre todo considerando el contexto de cuarentena. El teleobjetivo logró atravesar una ventana, pudiendo de esa manera filmar a distancia y en planos cortos para que los actores graben por separado. “Victoria” tiene mucho trabajo de postproducción.

Sin embargo también se jugó mucho la proximidad de la convivencia con Ceci. Entonces se combina el rodaje remoto y el rodaje extremadamente cercano. Por lo que pienso que la extrema distancia con los actores y el extremo contacto con ella, genera una yuxtaposición tal que construye una serie tan explosiva.

-¿Crees que la identificación con «Victoria» fue uno de los objetivos?

-¡Oh, pero claro! Es como un inside lo que estás retratando vos, será también porque la idea la fuimos conversando y después tuvo mucho que ver la charla que tuve con Nora Mazitelli como guionista, ella tiene mucha experiencia y claridad, lo cual me parece fabuloso y me presentó un guión maravilloso. Soy muy fan de Nora.

Me considero un director más bien volado, plástico, y con “Victoria” aterrizo a mi lado un poco extraterrestre (como es mi estilo), es una historia narrativa y tiene un host de identificación y coincide con lo que está sucediendo con las chicas en las marchas, en donde tomaron una bandera muy fuerte. En un punto, yo tenía ganas de conversar con ese mundo y me pareció muy interesante llevarlo a una ironía con sensualidad pop, por sobre todas las cosas. Me interesa mucho la moral cosmética.

-¿Qué quiere decir la moral cosmética?

-Cuando salimos de la imagen para gestar un pensamiento. Soy una persona sinestésica que no encaja en determinadas normas coyunturales. Sin embargo, para sorpresa me va bien no encajando (eso es lo fabuloso) y siempre partiendo de la plasticidad.

Pienso que es clave tener el concepto de plasticidad en cuenta, desde la casa que elegís hasta las flores que utilizas para decorar. Me acuerdo que cuando empezamos a salir con Ceci, ella me decía que le gustaba porque soy un hombre que tiene flores en su casa. Me gusta mucho vivir en una plasticidad que uno va construyendo, y a través de esa plasticidad uno va armando la moral.

En el sistema capitalista uno adapta su moral a sus posibilidades, y la verdad es que yo no puedo hacer eso. A través de la plasticidad se gesta mi moral.

-Te gusta romper un poco con lo establecido. Me hace acordar al apodo que te puso Ceci: Acorazado Potemkin.

-¡Ay, sí! Ese apodo es una cosa muy de Ceci, ¿Cómo no enamorarme? Es uno de los seres más inteligentes y fascinantes que conocí, es una persona que sabe de todo, todo lo redobla. Me fasciné con su visión del cine y esa alegría constante que tiene. Es una mujer de otra época, en donde las playmates eran rock stars, y ella tiene ese aura. Lo digo con muchísimo respeto y cero cosificador. Ceci tiene un erotismo pop natural con aroma a Isabel Sarli o Tura Satana.

-Verla en “Victoria”, es como volver a los ocho años y tener una heroína preferida, ¿no?

-¡Totalmente! es volver a los ocho años, nosotros en esa época crecimos con MTV y El Chavo. Es justamente lo que quise retratar en Victoria, algo así como un animé. “Victoria” es una serie realizada por mujeres y yo desde la cámara, admirando todo. La producción artística de Gisela Asmundo, el guión de Nora Mazitelli y Ceci (Cecilia Peckaitis) como la protagonista más potente y sorprendente que inspiró todo el proyecto invita justamente a identificarse con cada episodio. “Victoria” es la verdadera superheroína argentina. Y yo me siento muy orgulloso de acompañar el empoderamiento y el gran poder que genera su personaje impactante.

Hay mucho soñado y el mismo nombre: “Victoria”. Ya propone como un logro. Y estoy de acuerdo con lo que decís, es como un viaje a la infancia, mi idea es tener setenta años sin volverme viejo. Mientras vivamos es necesario seguir estirando y jugando para los sueños, y ser siempre niños. Por ejemplo en Victoria, grabó las voces en off mi hija Ambar Rubí. Fue asombroso y sumamente natural. 

– ¿Cómo fue el vínculo con los actores?

-Suelo elegir actores que sé que van a decir que no, sobre todo en la época pandémica. Estoy muy feliz y orgulloso de los actores y las actrices, y del gran vínculo formado aún en un contexto de grabación muy difícil. Es una serie muy potente, por lo que sus actores son esa potencia.

-¿Cómo es tu vínculo con Fabio Posca?

-Fabio es muy exigente y yo me crié viendo sus obras porque me parece un artista extraordinario. Fíjate que sus productos son de alta calidad y tiene una exigencia muy grande. Es una persona que le da mucha importancia a la calidad y esencia de la obra, y si minutos antes tiene que volantear porque algo no le cerró estéticamente y no se llegó a su objetivo, volantea. Cuando lo convoco para la serie, para mí era muy importante su visto bueno del material. Sobre todo porque respeto mucho a los artistas y de esa forma se genera un dialogo. La devolución de Fabio fue hermosa: muchos audios en los que me decía que estaba encantado con la onda, la música, toda la serie en general. Entonces pensé: estamos haciendo las cosas bien.

-¿Victoria es un sueño cumplido?

-Me acuerdo mucho de la frase de Woody Allen en su documental: “Hago las películas que quiero, vivo como quiero, estoy con la mujer que amo, logro tener una carrera exitosa a pesar de ser libre, pero siempre siento que alguien me está cagando”. Sucede en mi caso, algo parecido, siempre estoy pensando en los próximos proyectos, no me puedo detener en los laureles.

-En retrospectiva marplatense, ¿qué sentís con todo el recorrido que hiciste?

-¡Retrospectiva marplatense, sí! Me hace viajar a la infancia: te cuento que me gusta mucho escribir y estoy haciendo una novela autobiográfica hace bastante tiempo, es un proyecto que voy a terminar dentro de 15 ó 20 años, y siempre me construí ese recuerdo de lo que yo quería hacer. Recuerdo que era fanático de “Scarface” y Brian de Palma. Siempre quise ser “Tony Montana” o un ladrón de trenes como “Jesse James”. También me encantaba “Batman” y sobre todo Michelle Pfeiffer, las novias de “Drácula”, admiraba mucho toda esa época. Entonces, en ese conjunto de directores, actores y actrices fue que me decidí a ser director de cine. Y mi decisión fue que iba a dedicarme por completo a ello.

Me siento muy agradecido, ya que en ese entonces no tenía la posibilidad de poder estudiar cine. Las expectativas que tenía en aquel momento eran distintas, venia de un contexto y entorno muy difícil. Por lo tanto, me siento muy agradecido por todo el camino recorrido y lo que viene.

-Entonces, tu presente siempre es una gran motivación para seguir luchando por los sueños.

-Absolutamente. El otro día hablaba sobre las dificultades de “Victoria” y sobre todo por las post producción, pero en realidad “Hermosa Gravedad” (2017 – Película en vivo) ya tiene algo de ese germen futurista o “Bohemia” (2014) que la hicimos muda. Siempre hay un camino de búsquedas transversales.

Considero que “Victoria” logró muchísimo por medio de la productora, Gisela Asmundo, que empieza a jugar como si fuera un Di María del fútbol. Ella me dio una libertad absoluta.

Me ha defendido en mesas chicas, grandes, para que yo tenga hasta el último detalle de cada coma que tiene la serie.

-La narrativa y el concepto de “Victoria” es genial, medio emparentada con “Los Simuladores”, me da la sensación.

-Te iba a decir eso mismo. Yo soy muy fan de la new wave americana, por ejemplo “Bonnie and Clyde” de Arthur Penn. Toda la escena del cine ultraviolento, de bajo presupuesto, underground, me parece fascinante. Los directores rebeldes empiezan a tener mucho control. Claro que sí. Y darle el control a un grupo de inadaptados como Roman Polanski, Peter Bogdanovichy o Martin Scorsese, los cuales querían y hacían las cosas de forma totalmente diferente y transgresora, representa un peligro para la industria del cine. Y me encanta. Siempre me quedo con la rebeldía.

-¿Tu inspiración en Victoria?

-Ceci, sin lugar a dudas y en todos los sentidos. Considero que influyen mucho las películas que vimos juntos. Para mi Victoria es el infinito amor de Cecilia y Leo. La trilogía de “Coffe”, “Sheba”, “Baby” y “Foxy Brown” dirigida por Jack Hill. Hay muchas escenas inspiradas en “Sheba”, “Baby”. Mucho cine de los setenta, y siempre dentro de un marco muy “Misfit”.

-¿Pensás que es necesario permanecer en movimiento creativo constante sobre todo en este contexto?

-Sí, creo que sí. La verdadera disputa final es entre la naturaleza y el arte. Creo que en el arte a largo plazo, a cien años. Me parece que el arte viene del futuro, y el director persigue esa película, y de alguna forma se viaja al pasado de esa obra al bajarla y ponerla al alcance de todos. Y por ahí es algo metafísico que necesita ser plasmado, es una idea que siempre se tiene en la cabeza para luego volcarlo en una obra. El éxito en vida se da cuando logras armar un dialogo, y la obra baja en un momento en que el espectador ya nació.

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