Diego Frenkel opina sobre sus colegas y el silencio ante la llegada de la ultraderecha al poder: «Se volvió un poco cínico el personaje del rock»

El cantautor argentino de larga trayectoria, Diego Frenkel, no da respiro alguno y sigue con su cadena de conciertos que ya lo tuvo en vivo casi todos los meses en un local de la Paternal, con entradas agotadas -presentando su disco «Medusas» o bien su plan «Frenkeltronic»-. Ahora es el turno de Bebop Club, en el barrio de Palermo, el próximo 19 de enero, de manera solista, con el concierto titulado «Íntimo & Acústico».

Buena propuesta musical en un verano difícil en tierras porteñas, donde abundan cacerolazos y enojos colectivos por razones de decisiones del nuevo gobierno que considera como «gastos» a las inversiones en cultura, entre otros tantos temas delicados y complejos.

Sin embargo, y pese a las situaciones desafortunadas que toca vivir a la mayoría de los argentinos, el ex La Portuaria se planta y dice «presente», sin esconder su cabeza como un avestruz.

-Diego, ¿cómo te trata enero en Buenos Aires?

-Enero me trata bien, más allá de que estemos hechos pelota. Haré el show en Bebop y después saldré de gira.

-Lo anunciás como un show acústico y en solitario, ¿qué más podés adelantar del concierto en C.A.B.A.?

-Está armado como en solitario, hace mucho que no lo hago- Venía tocando cada mes y medio en Café Berlín. Y retomando esto en C.A.B.A.: con mi guitarra, mi loopera y algunas canciones en el piano, aunque no soy pianista y me lanzaré. También invitaré a algún amigo a sumarse. Pasa que Bebop es un lugar bárbaro.

-Respecto del piano, en tu último álbum, “Medusas”, se trasluce con claridad la importancia del mismo desde las bases de las canciones.

-Es que luego de mucho tiempo de componer con guitarra y después la electrónica, me lancé con mi Fender Rhodes, un piano hermoso, a componer en pandemia. Después salté al piano Midi. Entonces les propuse a mis músicos grabar con pianos reales. No es un disco guitarrero, sino que su creación se dio desde el piano.

-Estás presentando un tema nuevo, «La vida avanza» en el que, según mi interpretación, focalizás en un revisionismo sobre algo que trajo destrucción, aunque a su vez radica un futuro con mirada esperanzadora. ¿Eso es palpable o tan solo un deseo?

-Luego de una situación de duelo, cuando aparecen esos cuestionamientos muy influyentes pueden ser enriquecedores, que además se combinan con situación social: una sociedad quebrada, desarticulada, una mezcla de gobierno neoliberal fascista, además de sumarse el descrédito social.

-¿En tu caso la canción es un modo de posicionamiento ante la vida y el mundo?

-Mi postura es por el camino del amor. La letra surgió confrontándome y apelando a un retorno al llano. En ese proceso me encontré con gente igual. Fue así, en la fe, nació “la vida avanza.  La fe no desde un contexto religioso, sino desde la mística, apostando a las fuerzas universales. “Nada es igual” en un punto es parecida.

-Vos sos uno de los pocos músicos que se posicionaron ante la eventual llegada del gobierno actual: lo hiciste público en tu show en la Marcha del Orgullo en Plaza de Los Dos Congresos el año pasado. Sin embargo, pocos cantantes salieron al cruce de lo que se podía avecinar y luego fue un hecho, ¿por qué creés?

-Me apena un poco. Me siento un poco solo en el ambiente del mundo del rock.  Yo me quedo con el Flaco Luis Alberto Spinetta, que era una persona muy sensible con este tipo de cuestiones. O con Federico Moura. Se volvió un poco cínico el personaje del rock, se aisló, tal vez por miedo a perder trabajo o que se le ponga parte de su público en contra. El arte es una herramienta de cambio social. Ojo que no me interesa el arte panfletario. Para mí es interesante  plantearlo desde lo poético, de manera autónoma y con una ética como herramienta. En un país difícil aislarse no suma, es insensible, no está acorde.

No significa que uno pueda gozar con su familia mirando al mar, pero sin perder la consciencia. Estar cerca de la realidad te aleja el narcisismo.

-¿Acaso la banalización, en parte, va ganando la pulseada a nivel global?

-El mundo no es un solo mundo. Creo que en el mundo existe el advenimiento de un movimiento distinto, desde el pensamiento más sensible, más femenino, la consciencia de la naturaleza empezando por los derechos de la mujer. Nacen y crecen movimientos del arte. A su vez, en paralelo, emerge para contrarrestar esto movidas fascistas, hiper patriarcales, racistas. Cuando crece una fuerza amorosa también se la intenta operar y desaparecerla.

-¿Cómo ves el país de acá a marzo o abril?

-Ni tengo una mirada porque no tengo una bola de cristal. Lo único que deseo es que la gente se organice y que tenga fuerzas para dar lucha.

-Para cerrar, ¿cómo sigue la gira de verano luego del show en Palermo?

-Vamos a tocar con Hilda Lizarazu y Leo García en Cariló, Mar del Plata y Santa Teresita. También me voy a Córdoba, San Pedro, Rosario y se siguen sumando fechas.

 

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