Javier Martínez y una vida entre Berazategui y la Capital: «Al Centro voy para hacer mi vida, para ver a mis amigos, a una librería, al teatro y a un bar a tomarme un whisky»

Javier Martínez, pionero del blues en castellano, a los 76 años sigue vigente con su música, apuñando a generaciones de padres, hijos, incluso nietos en sus conciertos. Porque lo suyo es añejo, no pasa de tiempo, y  las temáticas de sus canciones tienen que ver con el hoy, el ayer o el mañana, tal como se descifra su último álbum, “Darse cuenta”, que presenta mañana viernes 29 de abril en Belushi  (Honduras 5333, C.A.B.A) a las 21 horas, junto a Pino Callejas y, de invitada especial, Cristina Dall, cuyo apodo es La Dama del Blues.

Desde Berazategui, donde vive hace décadas y es considerado Ciudadano Ilustre, conversa con MDM sobre diversos temas: un Javier Martínez íntimo, sus costumbres y pensamientos a flor de piel.

-Javier, estás tocando en vivo muy seguido, pero principalmente por el interior del país, ahora de nuevo es el turno de Buenos Aires, ¿ con qué se encontrará el público?

-Toco en Belushi. Estuve laburando mucho en el interior, San Luis, Córdoba, Rosario, Santa fe. Voy a tocar el disco nuevo y los clásicos de siempre. Una retrospectiva. Y tengo arreglos nuevos para todo el repertorio. Cuento con una banda buenísima en este momento.

-¿Te acompañan músicos jóvenes?

-No tanto. Hay gente joven y con más experiencia. Pino Callejas tocó conmigo en los años noventa, o sea nos conocemos hace 30 años. El más joven es el bajista, Pablo Saravia: muy talentoso, virtuoso. ¡Se toca todo! Gabriel Veroles en saxofón, que es muy buen instrumentista. Y Lucho Dragone en trompeta, que luego del show se va a vivir a Europa. Todo son de acá pero se fueron a vivir a San Luis. La invitada es Cristina Dall, que en el final del concierto va a tocar el teclado y cantar con nosotros, después la vamos a acompañar en algunas canciones suyas.

Vos fuiste y sos referente y piedra angular de los músicos que te acompañan.

-Toda gente del blues. Por ser el pionero sucede eso que expresás. Pagué el precio de ser el pionero, pero estoy contento.

-¿A qué te referís con “haber pagado el precio”?

-Porque el primero tiene todas las desventajas y a su vez ninguna desventaja. El pionero paga todos los precios, ese es el precio. Vos salís con algo nuevo, que no está haciendo nadie, y te miran como sapo de otro pozo. En ese momento hacer blues en castellano era una idea nueva. Incluso a muchos les parecía imposible y ridículo, que no iba a funcionar. Lo mismo sucedió con el automóvil, con el avión, con la bicicleta. Yo estudié mecánica, hice el ciclo básico en el industrial y me siguen gustando los fierros. Cuando un tipo fabricó la bicicleta en el siglo XIII, con una rueda gigante y una chica, salió a andar por un pueblo de campo, rodeado de gente ignorante y supersticiosa. De inmediato lo querían quemar en una hoguera, porque el tipo no podía andar en dos ruedas si no tenía un pacto con el demonio.

-Sos un ávido lector, ¿es por eso que ejemplificás con situaciones reales del ayer?

-Sabés que pasa, yo leo, no miro televisión. Tengo información. Siempre que hay una innovación no es fácil. Cuando se inventó la máquina de vapor y el ferrocarril, había gente que decía que un cuerpo no estaba adaptado para viajar  a 30 kilómetros por hora. Pasa que si la gente se ocupa de mirar televisión, fútbol y boludeces no se entera, porque nunca abre un libro. Humildemente, siempre estoy promocionando la lectura.

-Hablemos del álbum nuevo “Darse cuenta”, que ya desde su nombre cuenta con una orientación reflexiva. También existen canciones como “Si todos roban así”, que tranquilamente podría encajar 50 años atrás o 50 años después, como con el presente.

-Me parece brillante lo que reflexionás. En realidad esa letra fue escrita durante el menemato. La escribimos con Pino Callejas y fue grabada en 2006. Pero tiene actualidad porque los gobiernos siempre son corruptos. Lo son todos, no hay ninguno que se salve.

El álbum que Martínez presenta junto a Pino Callejas.

-Por lo que planteás, supongo que no vas a votar cuando de elecciones se trata.

-Yo ya no voto. No creo en la clase política. Creo que son todos iguales, que están repitiendo un versito y cuando suben no le dan bolilla a la gente y no cumplen lo que prometieron. Es muy pesimista esta opinión. Debe haber gente que no hace esto que digo, quizás. Pero el pueblo tiene que llegar ahora, tiene que filtrar esas mentiras. Aunque hay un gran problema: ¿A quién vas a votar? El que sube hace lo mismo, roba.

-Sos Ciudadano Ilustre de Berazategui, vivís en el sur profundo del conurbano bonaerense y contás que no mirás televisión, que sólo leés libros, ¿cómo te enterás de la realidad lindante?

-Leo diarios. Me compro Lemonde Diplomatic, que contiene noticias de todo el mundo y Latinoamérica. Es más serio que los diarios de todos los días. Yo mismo voy a comprarlo. Anteayer estuve en el Centro, lo compro en un kiosco en Florida y Paraguay.

-¿Vas seguido al Centro?

-Voy para hacer mi vida, para ver a mis amigos, a una librería, al teatro y a un bar a tomarme un whisky. Yo soy porteño y la ciudad me gusta mucho, aunque vivo acá en el Gran Buenos Aires. Hace 32 años que vivo acá. Pero también necesito de la ciudad.

-¿Cómo traducirías esa dualidad entre conurbano y ciudad central?

-¿Y por qué no? Me muevo en un auto o en un autobús. ¿Por qué uno se tiene que quedar donde uno vive? Berazategui tiene verde, árboles, jardines, mejor aire y no cuenta con vecino pegados, lo cual me permite tocar y que no me escuchen. Es eso. Yo viví acá cuando era pibe. Pasé mi infancia en Ranelagh, que está dentro del partido de Berazategui. Este es un barrio. Cuando viví de chico este espacio era casi campo. Me gusta el campo. El escritor francés Marcel Proust dijo que “la patria es la infancia”. Y es verdad porque lo que vos vivís en la infancia te marca para toda la vida. Parte de mi infancia la pasé en capital y la otra aquí, es por eso que tengo esas dos influencias. Obviamente prefiero vivir en Berazategui.

Martínez y el Centro porteño, una relación constante pese a que reside en Berazategui.

-¿El espacio agreste te inspira para escribir?

-Yo creé canciones en todos los ambientes. Mis primeras canciones las creé en la ciudad y son de temáticas urbanas. Si las analizás, nombro avenidas, al Obelisco, paisajes urbanas.

-Sin embargo también creaste canciones como Avellaneda Blues, entre otros temas por fuera del Capital.

-Sí, pero no es una letra sobre jardines hermosos, eso es lo grave, un lugar gris de hollín, de fábricas. Se trata de encontrarle belleza a lo que aparentemente no lo tiene. Es la evocación a un barrio donde también viví en otra época de mi vida y donde tuve muchos amigos.

-¿Parabas en bares de Avellaneda?

-Sobre todo en la casa de un amigo llamado Batter. Era una casa muy grande, un conventillo donde nos reuníamos. Su familia vivía adelante y él en el fondo. Eran sesiones musicales, eran asaditos y la viola, juntadas para escuchar discos, compartir. No era tanto lo de bares.

-¿Cómo fue el clic que te marcó a fuego para que volcaras tu vida a la música y a relacionarte con diferentes espacios para contar historias de los mismos?

-Nací en el barrio de Coghlan, cerca de Belgrano R. Después vine a vivir a Ranelagh y luego me fui a Flores. En cierto momento decidí que tenía que dejar a la barra de la esquina.  Entonces se enojaron y me miraban mal. Era para ir al Centro, donde se cocinaba la cultura, la historia de la música. Si yo no me hubiera ido al Centro y me quedaba en el barrio jugando al fútbol, no hubiera desarrollado una carrera. Porque todo pasa por el Centro. Los movimientos culturases y artísticos se cocinan en un lugar determinado, es universal lo que expreso.

¿A qué se dedicaban tus padres?

-Mi padre era bancario, un empleado, que después se dedicó a la actividades administrativas, y mamá era ama de casa, como se lo era en aquella época.

-¿Tenés hermanos, hijos?

-Tengo una hermana que es menor que yo. Ella vive en Europa hace más de 40 años. Yo iba a tener un hijo en los años setenta. Yo estaba en pareja y no pudo ser. Una historia triste, no pudo ser. Después no lo intenté más porque no se dio. Qué se le va a hacer. Obvio que lo lamento. Tampoco es una obligación. Esa presión social que existe… “¿Tuviste pibes?”. “No”. “¿Estás en pareja?”. “No”. Mirá, querido, no tengo que estar en pareja para entrar en el molde de tu cabeza de mosquito. La gente no aprendió eso de vivir y dejar vivir. Peor aún, no viven ni dejan vivir. Y encima se la pasan averiguando sobre tu vida.

Para cerrar, ¿cómo transitaste la pandemia?

-Estuve encerrado. Y como te comenté al principio de la charla, hablamos con Pino y salimos a tocar en 2020, y mucho más en el 2021 principalmente por el interior del país.

-¿Cómo sigue la gira tras el show de mañana en Belushi?

-En Junio voy a tocar en Café Berlín y volveré a girar por el interior del país, laburando por ahí, que es lo que me gusta: salir a tocar.

Fotos: Stefanía Parese.

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