Alejandro Bettinotti, músico, docente y realizador audiovisual: “Encolumné mi vida para autogestionarme, laburando de docente de secundaria, dando clases o teniendo salas de ensayo, para ponerlo en el arte que es mi prioridad”

Por Jorge Daniel González.

La experiencia y el ojo crítico han hecho de la obra de Alejandro Bettinotti una propuesta sensible, atenta y comprometida con la ideología de música nacional, que entre los colores tangueros y del rock, nacieron canciones desde la profundidad de su intelecto para mantener con luz independiente, un camino vocacional que alcanza 30 años: “La música me ha dado todo, es un regalo de Dios que me dio afectos y personas con las que he caminado y sigo caminando, un privilegio que lo hago desde chico y que me salvó varias veces, literalmente, de situaciones difíciles; yo le debo al arte y a la música que son el alimento del alma.  Fundamentalmente todo el plan desde que lo empecé de pibe fue un proyecto humano donde la música es la circunstancia que nos une, pero si no funcionás humanamente lo demás es fulero: la música es un instante porque la mayor parte estás compartiendo otras cosas y es muy lindo. Con ella conocí gente hermosa en el camino, de todo, pero me quedo con la parte valiosa”. Bettinotti es cantautor, pianista y docente que dejó huellas en la agrupación Barrio Negro, en el conjunto de rock Señores Monos y en el dúo Bettinotti – Fernández, tiempos que fomentó el guión y producción del documental “Entrañas del asfalto”, encuentros con destacados personajes de la música tanguera para desarrollar el origen y desarrollo del género; además editó el libro “Tangos a la deriva”, homónimo de su primer disco solista, carrera que no detiene su andar tras su disco “Armas de paz”, historias de una trayectoria que sus fanáticos podrán disfrutar en su primer show Streaming, el  viernes 13 de Noviembre desde el Teatro Picadero, donde estará acompañado por Javier Crego (percusión), Ezequiel Spika (guitarra), Juan Mazal (batería) y Mar Itkin (coros): “Este espectáculo es algo que teníamos pensado en vivo en una situación normal pero hace dos meses empezamos a ver que la posibilidad del streaming existía y que el teatro además brindaba esas garantías. Nos encontramos ante un nuevo desafío en un momento para el artista muy complejo, sin contacto con el público pero con una oportunidad de seguir expresándonos como artistas para que el público vuelva a recibir un recorrido por la obra, entre 10 y 14 discos que uno ha desarrollado en tantos años”.

Como artista independiente, las dificultades de las expresiones artísticas también ha tocado de cerca la realidad de Bettinotti, que en épocas de cuarentena vivió la anécdota de estar varado lejos del país: “A nosotros nos agarró la pandemia en México, en una gira en que no pudimos tocar ni volver.  Las primeras imágenes raras fueron allá cuando de pronto en algún viaje en tren ya teníamos que usar barbijo, guantes con lo que me quedé realmente impactado. Recién regresamos en Abril en un vuelo de la Fuerza Aérea Mexicana. En este encierro me sentí como la mayoría de las personas, cuidándome y componiendo algunas cosas; no sé si es un buen momento para la creación pero intenté tener esa expresión aunque esos períodos vienen en un determinado instante”.

Con su espíritu docente, Alejandro llevó música, debates y análisis de identidad a las universidades nacionales argentinas, ecuatorianas, griegas, mexicanas y colombianas que fueron fuente de los documentales “Che, ¿vos quién sos? y “Giras Universitarias”: “Eso fue un laburo a pulmón. Quisimos llevar la obra a esos espacios académicos, que están por ahí alejados de lo que pasa en el afuera, en la sociedad, con las expresiones populares, como nosotros con la fusión del tango, candombe y rock y queríamos ver qué pasaba con el alumnado: hacíamos un debate con ellos, tocábamos, cantábamos, y a partir de allí, la evaluación de expresiones que no eran tenidas en cuenta. Una cosa muy llamativa es que afuera en las letras y todo lo que hacíamos, encontrábamos similitudes y ahí sí que la flasheé”.

A partir de esa investigación presencial es que comprende la importancia de la charla, el impulso al intelecto y la independización de conocimientos musicales y sociales como forma de contrariar la imposición del mercado: “La difusión de las músicas foráneas son algo que no es casual porque hay un laburo de muchos años y en mi mirada personal tiene que ver con las grandes compañías que imponen determinada cosa y en algunos casos son absolutamente para colaborar con la destrucción de la identidad decidiendo ellos los contenidos musicales que van a desarrollarse durante años en los medios y descartan todo lo que tenga que ver con lo originario nuestro, raíces y cultura; vos fíjate que hay mucho y bueno de lo nuestro dando vuelta pero te machacan con otras cosas que después de pasártelo cincuenta veces, se lo meten a los jóvenes en la cabeza”.

Uno puede creer que luego de 30 años, un artista está salvado económicamente, pero también se ignora que la pasión por el arte va más allá del dinero, por eso la autogestión se transforma en el valor puro de la vocación, como fueron sus discos, documentales y escritos: “Si algún día se realizará un nuevo trabajo, depende mucho de lo que suceda con cuestiones económicas que hay que considerar; hay veces que aparece gente que te ayuda y de esto depende porque las ideas ya están en carpeta. Yo organicé y encolumné mi vida para autogestionarme, laburando de docente de secundaria, dando clases o teniendo salas de ensayos, sacando de ahí para ponerlo en el arte que es mi prioridad”.

Si bien el plan inmediato es su primer concierto Streaming, en Septiembre en las redes sociales Bettinotti ha publicado una caricatura bajo el lema “Desde algún remoto lugar del mundo” de un hombre arriando un piano con una cadena dando indicios a un proyecto próximo: “Es un intento de tapa de un nuevo material que estamos haciendo. El simbolismo tiene que ver con todas las cuestiones que nosotros acarreamos con nuestro arte, de nuestras expresiones, en mi caso el piano como un gran liberador, pero también un peso porque hay que responder con arte cosas que tienen difíciles respuestas: las buscás ahí para liberarte cuando muchas veces las respuestas no están; es como un juego, esa cadena como si fuera un lastre y todo lo hermoso que es hacer música. Un proyecto firme para el año que viene”

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