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EL FOLCLORE COMO IDENTIDAD

EL FOLCLORE COMO IDENTIDAD

Carolina Peleritti fue modelo y actriz. Reconocida por ser una de las más importantes sobre las pasarelas de Argentina, con los años viró su profesión a otra rama del arte: la música. Desde hace años se rodea de prestigiosos folcloristas argentinos que, sin tardar mucho tiempo, le dieron el visto bueno dentro del mundo de las cantantes de músicas autóctonas. Ha compartido escenarios con referentes como Jaime Torres, Teresa Parodi y Victor Heredia entre otros.

Por Lucía Salto

Desde su debut en Tantanakuy en 2009 junto a Jaime Torres, Carolina Peleritti fue transitando, de manera cautelosa y a paso firme, un recorrido musical a través del folclore. Si bien la carrera de modelo y actriz forma parte de su pasado, aquellos años de estrellato generaron en ella una sensibilidad y un estudio constante del arte en general. La música siempre fue prioritario, hasta que en cierto momento encontró su propio lugar en la voz y recibió la aprobación de todos, dentro del ambiente. En 2017 formó un dúo junto a Juan Pablo Ferreyra, guitarra y voz, y este año se sumó Leandro Savelon, como percusionista invitado. Juntos grabaron un EP, que es su primer material de difusión.

-Carolina, ¿cómo surgió la idea del dúo que conformás junto a Juan Pablo Ferreyra?

-Vengo de una formación de quinteto, y esta es una puesta más intimista. El dúo, la guitarra y la voz hacen un repertorio diferente. Juan Pablo es guitarrista, toca charango, ronroco y guitarrón. Además canta, entonces nos podemos complementar en esa cosa tan genuina que tiene el repertorio folclórico. En algunos temas lo invitamos a Leandro Savelon para que se sume como percusionista pero la formación original es de dúo.

-¿Fue enriquecedor rodearte de artistas como Rita Cortese, Teresa Parodi o Víctor Heredia?

-Son personas que forman parte de nuestra música folclórica, cada uno de ellos son autores, compositores, muchos de los temas que uno elige para cantar, pertenecen a su repertorio.

El acercamiento con ellos es tener un bagaje de nuestra historia. Los fui conociendo a medida que la vida me los ha puesto adelante, sin embargo la conexión que tengo con cada uno es muy importante. La primera persona que conocí, cuando decidí abordar este género, fue Jaime Torres.

Recuerdo que me preguntó: “¿Querés subir a cantar?”. Fue en el escenario de Tantanakuy, en Jujuy.

Tuvimos una gran conexión con él y su familia. De esa misma manera ocurrió con Víctor Heredia, tenemos un gran acercamiento. Y con Teresa, por parte, nos une “La jaula abierta”, que compartimos en el 2010, junto a Rita Cortese, Lidia Borda y Dolores Solá, eso fue un fogueo tremendo para mí. Después de lo de Jaime, empecé a cantar con ellas.

Fue un momento mágico, me tocó ser anfitriona de ese evento en el que invitábamos amigos a escucharnos, y músicos para que toquen con nosotras. Era como una tertulia musical donde distintos músicos reconocidos venían a tocar también. Fue compartir un momento especial en un lugar donde sucedían cosas maravillosas.

Empecé a foguearme de todos esos artistas durante ese año, en el que todas las noches vivíamos cosas diferentes, los músicos iban rotando y cada vez se disfrutaba más. Todos los artistas con quienes pude compartir escenario, son amigos que tienen mucha trayectoria, pero que respetan mucho lo que hago, el camino que empecé a hacer y me ayudan mucho. Personas como Melania Pérez, Perla Aguirre, Luciana Jury, Sofía Viola, Fernanda Noy, entre varios artistas, son muy especiales en mi vida. Tenerlos cerca me hace muy feliz y no creo que sea casualidad en este tránsito. Sino que van sumando en ese camino de construcción que estoy transitando. Son personas enriquecedoras.

-¿Qué hay de tu relación artística con el maestro Jaime Torres?

-Fue muy fuerte, yo no había decidido cantar en público hasta ese momento. Algo se estaba cocinando adentro mío. Cuando me reencontré con la música folclórica, que es la que escuchaba cuando era chica, tomé la decisión de empezar a cantar. En el primer momento no se me había ocurrido salir a cantar por todos lados, sino más bien hacerlo en un ámbito privado, ya que me daba pudor escénico. Cantar me parece un hecho de desnudez, entonces hasta ese momento yo no me sentía preparada para mostrarme.

Tengo un amigo que me escuchó cantar y me dijo que me quería presentar a Jaime Torres. Me dijo: “Jaime hace unos cumpleaños hermosos y vos tenés que conocerlo”.

Entonces acepté la propuesta y lo pude conocer. Nos hicimos amigos de él y su familia, empezamos a compartir comidas, charlas, momentos únicos. En ese momento yo no cantaba aun en público, hasta que un día me invito a hacerlo. Él tocaba el charango y así pudo escucharme por primera vez. Desde ese momento comenzamos a ensayar, con coplas, con cajas y charango junto a sus músicos. Tuve varias sensaciones, pudor y emoción.

-¿Cuándo llegó el importante debut?

-Hubo un encuentro de músicos muy importantes, en la Quebrada de Humahuaca, uno de los paisajes más impresionantes del noroeste argentino, en la que Jaime me invitó, ya que él mismo lo impulsaba. Hace cuarenta años que ese lugar es el punto donde se encuentra el arte y la cultura, y la gente no entendía por qué yo estaba ahí. Pero la realidad es que yo me sentía cómoda ahí, cantar en ese momento fue como salir a pegar un grito de verdad, y tenía dos opciones: se quedaba adentro mío o salía. Y salió.

-El típico grito que sale desde las entrañas y lo dice todo, se transforma en referencial, ¿no?

-Totalmente, hay cantidad de cantautoras que componen letras que hablan de lo que se necesita hablar. Le ponen voz a los reclamos. La voz es muy poderosa, y si uno tiene la posibilidad de llegar a otros, encima atravesado por un reclamo y una necesidad de que muchos temas salgan a la luz, es importante aprovechar esa posibilidad. Y visibilizar lo que muchas veces no se habla. Cantar tiene el poder de gritar lo que muchas veces nos quieren callar.

-¿Como te sentís con respecto a la transición que hiciste en tu vida, hasta que viraste tu carrera al canto?

-En este camino que emprendí, siempre fui cautelosa. En el 2013 hice una presentación como solista con un trío, en el 2015 con un quinteto y ahora me estoy presentando en dúo. Ocupar un espacio escénico y poder realizar un repertorio en estos diez años de canto, es para mí un constante aprendizaje. Sigo transitando este camino y descubriéndome también.

A medida que pasan los años, me doy cuenta que la decisión de cantar tenía que llegar en un momento de madurez y fue la mejor de mi vida.

-¿Por qué elegiste el género folclore?

-Porque era lo que se escuchaba en casa cuando era chica. Mi mamá me llevaba a los recitales de Mercedes Sosa, escuchábamos sus discos, quizá no entendía en ese momento lo que estaba pasando, pero siendo chica me marcó mucho. Entonces movilizó algo muy lindo, necesité reencontrarme con el repertorio del folclore y darme cuenta que mi camino iba por ahí. Nací en Buenos Aires, pero en casa se escuchaba chámame, chacareras, y es la música que a uno lo marca.

Pero esta, la que hago, es la que me moviliza, la elijo y volvería a elegir porque es nuestra. La música latinoamericana es hermosa, ir a las fiestas populares, a los encuentros y peñas, es recorrer el origen. Entender el paisaje del folclore.

-¿Qué otras músicas te inspiran?

-Me encanta el jazz, la bossa-nova, la música de Brasil, el soul, el funk; me gusta ir al origen de otros países también. ¡Me gustan las Músicas Del Mundo! (Risas). Me encanta las maneras de abordar cada género. Soy una convencida de que a través de la apertura musical, se puede viajar. A raíz de tener esta posibilidad del dúo, por ejemplo, recibimos la invitación para ir a Corea, al Seoul Music Week y Tokio, en mayo próximo. Estamos felices.

-¿Como llegó la invitación?

-Desde el año pasado estamos trabajando con Juan Pablo, y la posibilidad de dúo es muy rica. Hay un compromiso muy importante. Con la percusión en algunos temas, le da un gusto muy especial a todo el repertorio. Nos vio el director del festival en una presentación y nos invito. Un productor de Tokio, por otro lado me propuso hacer dos fechas en Japón. Fue una sorpresa muy grande y muy hermosa.

Como Seoul Music Week es un mercado de música, se abren muchas posibilidades y una apertura musical muy importante. La posibilidad de llevar lo nuestro a distintos países y junto a otros artistas, es fundamental.

Por otro lado, lo de Japón es especial también porque ese país lo es.

Conocí Japón hace dos años y me enamoré. Por lo que esta invitación para mí es muy importante y cautivadora. Ya les contaré de esta grata experiencia.

-¿Se está cumpliendo todo lo que deseaste?

-Absolutamente, de eso se trata el deseo. La ley de atracción influye mucho, pero también el respeto que uno siente por las diferentes culturas, lo que significa para mi cantar y viajar llevando la música que mas me moviliza, es algo impresionante.

Estoy segura de la importancia que tiene el creer en la voz interior, en su propio paisaje. He conocido infinidad de cantantes de distintas vivencias, y cada uno enriquece la música. Entonces pienso que todos deberían sacar lo que se lleva adentro y plasmarlo, en todo tipo de arte y expresión.

El grito abrió algo en mí, que jamás se cerró. Sentir las letras y comunicarlas, es algo que me hace sentir plena. Lo valoro, pero entiendo el recorrido que se fue enhebrando hasta la actualidad.

Hoy en día es natural todo lo que está pasando, pero pienso que hay que respetar el proceso, plantar una semilla que es la voz en mi caso, darle movimiento, estudio y el valor que se merece. No tengo dudas que al cantar encontré mi identidad.

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