«Adiós, papá. Quedarán, eternamente, tus canciones. Te amo mucho @CesarIsella (El asado que deben estar armando y el vino que estarán brindando con Mercedes Sosa, El Cuchi Leguizamón, Armando Tejada Gómez, Los Fronte, Antonio Berni, Horacio Güaraní, tu mamá y tu abuela)». El texto de Fernando Isella en su twitter, hace apenas unas horas, haciendo referencia a su padre.
Hoy jueves 28 de enero murió César Isella, cantautor fundamental de la historia del folclore argentino, producto de un problema cardíaco que lo aquejaba desde hace años. Padecía una cardiopatía severa que surgió a raíz de los tratamientos a la que fue sometido en 2012 por una enfermedad. A mediados del año pasado había estado internado en el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires.
Fue un músico reconocido a nivel mundial, porque canciones suyas trascendieron fronteras y mares, como por ejemplo «Canción con todos», que fue grabada en diferentes idiomas y Mercedes Sosa también la entonó en diferentes continentes del planeta. Además de una imponente trayectoria, Isella fue el descubridor y «padrino artístico» de Soledad Pastorutti, llevándola a debutar en una peña de Cosquín, corazón del folclore local, cuando el Tifón de Arequito apenas tenía 15 años y revoleaba el poncho sobre los escenarios.
El además autor de «Canción de las simples cosas» nació en Salta, provincia del noroeste argentino, el 20 de octubre de 1938. Fue uno de los cantantes y compositores de folclore más respetado de la Argentina y una de las figuras del Movimiento del Nuevo Cancionero, en su época.
La carrera de Isella tomó impulso en 1956 cuando se sumó a Los Fronterizos, agrupación fundamentalmente de quiebre dentro del folclore local. Permaneció en el grupo hasta mediados de los 60. Se fue para iniciar su carrera solista después de haber grabado con Los Fronterizos la «Misa Criolla# de Ariel Ramírez.
Al lanzarse como solista Isella adhirió al Nuevo Cancionero, el movimiento que auspició Armando Tejada Gómez desde Mendoza, y del que participó una joven Mercedes Sosa. Junto a Tejada compuso los clásicos «Canción de las simples cosas» y «Canción con todos». Junto a Hamlet Lima Quintana fue el autor de «Zamba para no morir».
Isella tuvo que exiliarse en el exterior tras producirse el golpe de 1976. Regresó en 1983 y retomó su carrera. En los años 90, al tiempo que descubrió a Soledad, dirigió tres años seguidos la «Peña Oficial» Festival Nacional de Folclore de Cosquin, que incorporó a artistas jóvenes.
A su ves el artista fue director general del Teatro General San Martín, y vicepresidente de Sadaic (Sociedad Argentina de Autores y Compositores). En septiembre de 2012, el consagrado cantautor fue nombrado Embajador de la Música Popular Latinoamericana , por la Secretaria de Cultura Argentina.
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