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LA GRIETA ESPECTÁCULOS: EL ARTE COMO VIDA ITINERANTE

LA GRIETA ESPECTÁCULOS: EL ARTE COMO VIDA ITINERANTE

Se trata de una pareja artística conformada por Natalia Recabarren y Santiago Dinelli, que desde 2013 produce, de manera independiente, obras de teatro para niños y adultos en diferentes formatos, poniendo  énfasis en contenido e ideología. La apuesta de La Grieta entiende la poética, desde lo teatral, como su forma de abordar temas con humor; y también la itinerancia como modo de desarrollo: se mueve por plazas en las periferias de las ciudades o bien hace giras por diferentes ciudades de Sudamérica. A continuación sus integrantes cuentan su última travesía, vivida apenas hace días.

Por Natalia Recabarren y Santiago Dinelli (La Grieta Espectáculos)

Crónica de viaje

Salimos con toda la alegría y la expectativa que tienen los viajes que, en un sinfín de hechos dilatan el tiempo, asegurando la eternidad del instante. Itinerar, estar de gira, hacer, pensar y construir hechos artísticos rodantes. Con eso y con 50 grados de calor a la sombra, imposible no sentir la paradoja de que llegar antes no es ir más rápido, que parar no es llegar y que continuar no es ir más rápido que antes. Y en ese tecleo de frecuencias, paramos, continuamos, volvimos a parar y a reanudar la andada hasta encontrarnos en nuestro primer destino: La Cruz, Corrientes. Un pueblo de 8.591 habitantes, en el que comentado por Darío, el dueño del Camping Los KDR “no suele haber mucha actividad artística».  Allí nos instalamos por un día, para hacer la primera función de nuestro nuevo show: “ÓRIVONS” (una mezcla de viajantes del tiempo y trabajadores de cualquier o todo oficio, relatando historias y musicalizando escenas de amor “clownista”).

En modo clown

La bienvenida fue muy cálida (al margen de los grados Celsius); esa noche compartimos la cena con Darío y su familia y nos llamó la atención la tranquilidad en la participación de los nenes y nenas que jugaban con nosotr@s. 

Chapuzón, cubierta nueva y continuamos hacia la frontera con Brasil. Los días siempre se suceden y aunque lento los kilómetros también, y así los días pasaron y los kilómetros andados se sumaron hasta que llegamos a Porto Belo, la localidad más cercana a Bombinhas donde, por cuestiones mecánicas, pudimos llegar con el “Bondi” que nos trasladaba. “Pero si el colectivo no puede subir el morro, nuestro arte sí podrá”, pensamos. Y así fue, charlas, entendimientos y desentendimientos, ganas de comunicarse a pesar del idioma y ganas y predisposición de contar con nuestra presencia hicieron que el dueño y la administradora del camping Retiro Dos Padres de la ciudad balnearia de Bombinhas, no dudaron en llevarnos con nuestros petates, carpas, equipos, vestuarios y Pelusa (nuestra fiel compañera canina) hasta el camping. Allí hicimos nuestra presentación. Felices de actuar, felices de haber llegado y felices de continuar con nuestra travesía.

El micro y el mar brasileño

Luego de 4 días, bajamos el morro y volvimos a habitar el “Bondipeloosa” (nombre que le dimos a esta calurosa gira de verano). ¿Siguiente parada? Canasvieiras, en la isla de Florianópolis. El camping Costa do Sol estaba mayoritariamente ocupado por argentinos y campistas en carpa y en casas rodantes de todos los tamaños, colores y años. Niños, niñas y adolescentes disfrutan de las vacaciones en la playa, pero este año será la primera vez en 40 años que habrá propuestas artísticas en el camping y será “a la gorra”. -«No es gratis señora, es a la gorra, su colaboración espontánea contribuye a este eterno rodar del arte itinerante»- y así y allí, el trueque con el camping y nuestras propuestas teatrales, musicales y de teatro negro, conversaron con grupos de familias, amigos de veranos, amores de playa, nacionalidades y lenguajes distintos, culturas y procederes antinómicos.

Un cóndor por los aires

Claramente no era el público que nunca había visto teatro; sin embargo, ellos y ellas nunca habían compartido nuestras propuestas lúdicas y culturales con los habitantes temporarios de un camping, en plena costa brasileña pero por estos días poblada de argentinos, alemanes, brasileros, paraguayos, en fin… personas de todas partes del globo.

Era ya tiempo de volver, quedaría todavía oportunidad de cantar nuestro hit en algunos bares y terrazas del pueblo…. todavía escuchamos…. «¡Mais um! ¡Mais um!», frase que se repetía al terminar de cantar «Brinca na cadeira».

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