Viento presenta su single «Canción de bosque», inspirado en el Shinrinyoku, un concepto japonés que trata básicamente de bañarse en un bosque, pero no con agua, sino con sus sonidos, aromas y colores

Viento, el concepto musical creado íntegramente por el artista bonaerense Guido Rosano presenta “Canción de Bosque” y está inspirada en el Shinrinyoku, un concepto japonés que trata básicamente de bañarse en un bosque. Pero no con agua, sino con sus sonidos, aromas y colores.

«Shinrinyoku» o «baño forestal» es una práctica japonesa que está ganando muchos adeptos alrededor del mundo y según estudios realizados científicamente, es una actividad que resulta sumamente beneficiosa para la salud.

No es solo dar un paseo por el bosque, sino tomarse el tiempo de absorber la energía que representa una caminata en este paisaje tan particular. “Shinrinyoku” propone ser terapéutico y revitalizador.

Un marcado descenso en la presión arterial, fortalecimiento del sistema inmunológico, reducción de las hormonas vinculadas al estrés y aumento de la actividad relacionada con la empatía y las emociones son sólo algunos de los efectos que tiene la “terapia de bosque”.

En este contexto, al menos para mí, son pocas las oportunidades que tengo de recorrer un lugar así. Mientras tanto compuse esta canción que es como una suerte de bosque de ensueño para cerrar los ojos y caminar un rato. Los invito a sacarse los zapatos y recorrerlo«, afirma el compositor argentino.

Los expertos aseguran que si no es posible ir al bosque, visitar un parque y hacerlo con todos los sentidos, también beneficia al organismo.

Junto con el lanzamiento del single, Viento presenta su respectivo videoclip y muestra cómo fue su paseo terapéutico por el bosque y el impacto visual y energético que tuvo esta práctica.

El arte de tapa fue diseñado por el ilustrador argentino Matías Bluro.

Viento es un concepto musical creado íntegramente por el artista bonaerense Guido Rosano.

Su primer álbum: “Principio” fue publicado en el año 2013, aunque la trayectoria musical data de varios años antes, y se refleja tanto en su paso por el conservatorio, como por su autodidactismo innato.

Viento recopiló varias canciones que pasean por los tintes instrumentales y conceptuales mezclados prolijamente con melodías compuestas en piano, samples MIDI y guitarra.

También se agregaron elementos variados de percusión, bajo, instrumentos de viento, efectos de sonido y voces. “Principio” consta de doce canciones y tiene algo muy especial: La grabación del álbum fue totalmente casera, siendo así el trabajo del autor cien por ciento artesanal.

Para labrar sobre el mismo, el productor musical Hernán Vallejo realizó junto a Viento una cautelosa edición, mezcla y masterización. Todo bajo el el verdadero desafío de ser independiente.

Así se logró un material con sonido nítido, dinámico y armonioso que resalta tanto la sensibilidad de este músico argentino como el mensaje que quiso enviar en cada canción. Cabe destacar que este primer disco es un trabajo totalmente autónomo y con la colaboración de varios artistas y amigos.

Viento o Kaze (en idioma japonés) considera imperante el trabajo colectivo, y es por eso que le da mucha importancia al aporte y la visualización de los créditos en toda su obra. Para el artista fue muy valioso este disco, porque además de trabajar con colegas como Megu, Hitomi,y Hikaru; contó con la ilustración completa de Henry Waight serigrafiada en su formato físico y la producción musical de Hernán Vallejo. Tanto la elaboración de “Principio” como su distribución formaron parte de un trabajo autogestivo de Viento, con una gran repercusión en sus distintas redes.

Con influencias de Yôko Kanno y la literatura de Ernesto Sábato, Viento supo armonizar distintas disciplinas a lo largo de su carrera musical, y posterior al primer disco grabó bandas sonoras para varios cortometrajes, también publicó un EP llamado Trenes y en el año 2016 realizó producciones musicales para otra artista: Megu.

Durante el 2018 produjo “Una vez más al mar”, su segundo álbum discográfico de forma independiente con arreglos orquestales, ilustraciones de Henry Waight y las colaboraciones del productor musical Hernán Vallejo y artistas como la cantante Megu.

Tanto la estética del disco, como los sonidos del piano, la incorporación del idioma japonés y una impronta oriental en el repertorio instrumental combinado con voces armoniosas, sonidos provenientes de distintos géneros musicales y elementos cuidadosamente pensados, recrean una especie de pieza única que inspira, pero que respeta todos los tiempos y la esencia misma artesanal de Viento. Este segundo álbum es una fuente de energía cinética de las masas de aires, transformado en música.

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