Por Jorge Daniel González.
El Padre César Scicchitano Tagle es un sacerdote con vestimenta negra habitual, campera de cuero y patillas largas, de alzacuello y boina quien merodea con su voz y piano melodías del corazón abrazadas al rocanrol pero abiertas a cualquier estilo por la esencia de libertad, esa misma que llevó su vocación a enseñar a Jesús a los ojos del pueblo, uniendo dos pasiones posibles: la misión en la iglesia y rol de cantautor con su grupo Los Pecadores: “El nombre del grupo surge a partir de una nota con Daniel Malnatti: Yo era solista y me llamaba simplemente El Padre César y en un momento él comenta que éste era un trabajo de muchas personas y uno de mis compañeros que estaba allí, Pablito Vázquez, responde: ‘Si, nosotros, los pecadores’. Me pareció tan bueno el nombre Padre César y Los Pecadores que ahí quedó. En el conjunto compongo letra y música, pero también hacemos covers de Pappo, del Pity Álvarez, del Flaco Luis Alberto Spinetta, de Charly García pero preferentemente los temas son míos. Obviamente el rock es el género que más me gusta, pero también es verdad que escucho mucho jazz, música clásica y folklore porque me gusta la música toda”.
En su disco “Cantemos a la Virgen María”, el Padre César juntó a Rolando Sartorio de La Beriso y Soledad Pastorutti para grabar ‘Dulce Doncella’ lo que demuestra el vínculo de compañerismo, como también sucedió al trabajar con Alejandro Lerner, León Gieco y la amistad con Juanse de Los Ratones Paranoicos y El Pity Álvarez, ex Viejas Locas e Intoxicados, de quién conserva una cruz tallada a mano que expone en cada transmisión de misas rockeras que realiza en las redes sociales: “El Pity es importante en mi vida porque es un hermano que me regaló Dios y más allá de lo artístico, para mí es Cristian. Una vez me dijo que me había comprado una cruz que la vio y pensó en mí y bueno, tiempo después me fui con su madre para la casa y me aclaró que cuando esté allí, vaya a tal lugar y la busque y allí estaba. La traje a mi casa y él se alegró muchísimo porque era la finalidad de su compra; la verdad es una cruz muy linda que tiene todo el Padrenuestro hecho artesanalmente”.
“Una pastilla para dormirme, otra pastilla para despertar, una pastilla que abra el apetito, otra pastilla para adelgazar” (Cesar Scicchitano). La canción “Pastillas” cerró el disco de Juanse “Stéreoma” (Sony 2018) en la que el Cura Rockero participó como invitado: “Pastillas es una canción que escribí como una sátira a todo el mundo que vive empastillado porque es evidente que en todas las casas hay un botiquín lleno de pastillas y gente que le recomienda a los demás que se tomen un Clonazepam, un Rivotril, un Actrón, o sea nadie es médico pero todos te dicen qué tomar porque acá hay pastillas para todos. Juanse me dijo que si no la grababa con Los Pecadores, quería hacerlo él y para fui fue un orgullo grande porque es un gran amigo que admiro artísticamente”.
Uno de los pilares de la música argentina y el sacerdocio fue el Monseñor Jesús Gabriel Segade (1923-2007) filósofo, director de La Cantoría de la Basílica del Socorro y arreglador coral de la Misa Criolla de Ariel Ramírez, fue hombre de luz musical y referente en la carrera musical del Padre César: “Fue un genio, un capo, para mí un maestrazo, alguien de quién aprendí a hacer las cosas de una buena forma, llamémosla de alguna manera, tratando de darle una mística a la cosa; me dio la posibilidad de cantar con él, justo a mí, que no estaba a la altura de las circunstancias de ese coro maravilloso que él tenía y, sin embargo, me llevaba para que yo fuera aprendiendo, para que fuera metiéndome en todo lo que es la música sagrada, en cantos gregorianos. En este sentido no tengo más que palabras de agradecimiento a su persona y puedo decir que fue un hombre grande para la Iglesia, no sé si tan reconocido como lo que verdaderamente fue, cosas que lamentablemente pasan en nuestro mundo”.
El cura rockero es un músico de gran abanico, comprometido con cuestiones sociales, implementando en el cancionero letras que inspiran razonamientos, interpretaciones y libertad como “Volvé”, “Bajar un cambio”, “Cerebros de Shopping”, o su éxito “Yo quiero un Papa Latinoamericano”. Así como su título de rockero lo podría encasillar en un estilo, lo cierto es que la música toda tiene una puerta abierta para su oído y sus palabras: “Yo puedo hacer de todo, porque la música es arte, de hecho puedo hacer un jazz, un blues, como hace poco que hicimos un tema sobre la economía con ritmo de la música tropical. Me gusta el rock obviamente y me encantan las baladas del heavy metal. Hoy quizás lo que más se difunda es el reggaetón y son modos de expresión que hay que escuchar y ver la problemática que conllevan sus letras; creo que hay que estar muy abiertos a esas expresiones artísticas, cosas que dicen, cosas que están pasando. Yo tengo que escuchar y comprender desde qué lugar están componiendo y no ponerme en juez, a pesar que sea la naturaleza del ser humano”.
Como instrumento indispensable de la educación, de la escucha, de la palabra, impulsador del respeto y la educación adolescente, el Padre César refiere a la formación religiosa como una opción para el fortalecimiento del espíritu: “La educación religiosa es importante porque es un aspecto del ser humano, que haya quiénes los quieran desarrollar o no es otra cosa, pero en verdad es un ámbito de nuestra humanidad, el ser humano es un ser espiritual de por sí, no somos solamente la materia que vemos con la educación como intelecto, también es bueno educarnos en el mundo interior: el error que puede cometer la religión, cualquier religión, es armar cerebros, armar cabezas y no robustecer espíritus, no hay que educar obligando a nada sino en lo que hay que educar es en que la persona pueda tener la experiencia interna de lo importante, que es tener una desarrollo espiritual”.
En este concepto, la iglesia actual como entidad también conlleva una misión en su intervención con la sociedad: “Yo creo que en muchos aspectos es comprendido, entendido, porque aparte, y sin ir en contra de la Iglesia, por ahí tengo más llegada en otro ámbito de gente que la Iglesia por sí misma, estructural, no está todo el día en contacto, no por mal, sino porque la Institución trata de acercarse con su gente, pero también otras personas que salimos un poco de ese molde, que no quiere decir que seamos mejores, tenemos otra misión. Lo más importante es que uno tiene que tratar de saber que la iglesia en su conjunto tiene como misión anunciar a Jesús, pero cada uno lo anuncia desde el lugar donde lo experimenta o experimentó desde que empezó a creer. Yo soy un tipo que anduvo en la calle desde chico, no salgo porque está de moda hacerlo porque el Papa dice que vayamos a las periferias, no es así porque yo nací en las periferias, entonces eso también lo que posibilita es abrirte a otro mundo”.
“Yo quiero un Papa Latinoamericano, con plumas ancestrales y los pies en el barro, abriendo puertas, ventanas y armarios. Este lado del mundo tiene mucho para dar, Latinoamérica al mundo y este mensaje de paz”. La obra del Padre César fue una visión acertada de deseos luego de la renuncia de Benedicto XVI al pontificado y la concreción, en Marzo de 2013, del Papa Latinoamericano, el Papa argentino, Jorge Bergoglio, quién en el Cónclave de 2005 ya había conseguido el segundo lugar detrás de Joseph Ratzinger. A pesar de la importancia de Francisco con su rol comprometido hacia los alrededores existenciales, opiniones políticas y a favor de la igualdad humanitaria, es criticado constantemente por lo que el Cura Rockero hace mención para explicar algunas de las razones: “Hay distintas formas de ver la vida y el mundo, Francisco tiene una manera que comulgamos un gran número de la sociedad mundial y hay otra gente que ve la cosa de otra manera. Las dos maneras son respetables, pero hay una que te lleva a un lugar y otra a otra parte; o sea, si sos un tipo hiper católico pero no tenés en cuenta a tus empleados, si los podés explotar, lo hacés porque te parece que es parte de lo común del trabajo y lo más probable que las palabras de Francisco mucho no te gusten ni te interesen. Si tenés un mundo hiper materialista metido en tu corazón, vas a diferir con el pensamiento del Papa. El problema está en cómo concebimos la vida y en qué queremos para ella en un mundo religioso donde un pibe sea educado, que te eduquen en valores para no tener al dinero como tu Dios. Francisco es un hombre de 83 años, que vivió más que yo, que no vivió al pedo, entonces cuando habla, yo por lo menos lo escucho como un ser humano normal, como lo hace la humanidad, como los musulmanes, los judíos, como comparte con los evangélicos, es un hombre de un corazón abierto a la humanidad, un hombre humanista y hay que gente que no es humanista es su modo de vivir, proceder ni actuar”.
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