«Kiss Alive!» (1975): A 50 años de una obra en vivo que marcó un quiebre en la industria discográfica

Por *Leonardo Bruno

Hasta 1975, Kiss había lanzado tres álbumes, con cierta repercusión, pero para nada descabellada, o lejos de causar un furor total.

Por ese entonces, estaban en la encrucijada de contar con un éxito grande en su próximo movimiento, o bien serían expulsados de Casablanca (sello que estaba a la deriva precisamente en ese momento) y también era la disquera que los había contratado e invirtió muchísimo dinero en el proyecto.

Por lo pronto, la banda no había llegado a conseguir al menos un disco de oro, como para recuperar algo de la inversión realizada por la disquera, motivo por el cual hasta ese momento estaba en jaque.

Sin embargo, Kiss había llamado la atención, en un primer momento, por su estética, el maquillaje y su puesta en escena, pero no tanto por su instrumentación o sus canciones.

En una especie de «manotazo de ahogado», Neil Bogart, líder y fundador de Casablanca, sugirió registrar un álbum en vivo, que sería menos costoso que una grabación de estudio; con la idea, además, de capturar la esencia de Kiss en sus conciertos.

Entonces, llamó a Eddie Kramer para que produzca la obra. Kramer, un magistral ingeniero de sonido que produjo álbumes de los grandiosos Led Zeppelin y Jimmy Hendrix, ya había trabajado en el primer demo de Kiss, y quien a su vez les consiguió un contrato, y se interesó muchísimo en el proyecto del álbum en vivo apenas se lo comentaron, ya que lo consideró como un verdadero desafío.

Y así los describía: «Ellos estaban saltando con sus botas altas, bombas de humo y explosiones, así que sería realmente complejo conseguir grabar algo de alta factura en ese tipo de ambiente, tocar en tiempo y en sintonía».

Para Paul Stanley (voz líder y guitarra rítmica) era fundamental que el público no estuviera en segundo plano, ya que, de alguna manera, en sus recitales la audiencia «competía con la banda, en cuanto a la energía entregada, Era un esfuerzo comunitario, intentando llegar al máximo potencial juntos», según sus propias palabras.

Lo cierto es que la efervescencia del grupo en vivo era tan fuerte que incluso existieron ocasiones en que la banda que cerraba la velada prefería actuar antes de Kiss, puesto que se les complicaba sucederlos: dejaban al público demasiado arriba con semejantes performances. Pues así de explosivos eran los conciertos de estos hombres maquillados.

En consecuencia, se acordó grabar durante una gira por algunas ciudades, tales como Cleveland, Detroit, Iowa, entre otras.

¿Otro tema fundamental? Como el sello no podía financiar el tour, Bill Aucoin (manager de la banda), decidió aportar la «módica» suma de U$ 300.000 , que se invirtió en efectos, disfraces y equipamiento de primer nivel. Durante el registro, se utilizó un camión Fedco para realizar el registro.

La obra al final se lanzó el 10 de septiembre de 1975. Y en base a lo invertido, tanto la banda, como Bogart y Aucoin, aspiraban a vender aproximadamente 250.000 copias. Pero la sorpresa mayúscula se la llevaron apenas una semana después de la aparición del físico: en el ranking de la Billboard, ‘’Alive!’’ figuraba en el puesto número 9.

De esta forma ascendente, enseguida se convirtió en el primer disco de la banda, formada en Nueva York, en vender un millón de copias.

Por ende, Kiss pasó de ser telonero a cabeza de cartel de grandes espectáculos de la época.

Ace Frehley (guitarrista líder) comentó tiempo después lo siguiente: «El álbum fue un éxito porque capturó perfectamente el espíritu de la banda, la conexión que había entre Kiss y el público en los conciertos, un aura que no se plasmó en los discos de estudio que el grupo había lanzado hasta el momento».

Respecto a otros aspectos del álbum, estuvo teñido de rumores desde un inicio: decían que hubo muchas sobregrabaciones en el estudio, y que no era absolutamente «en vivo y crudo». Y la verdad que sobre esto último algo de razón hubo:  lo confirmaron músicos implicados, asistentes y productor.

Precisamente fue el productor quien relató que dejaron la batería original casi en su totalidad, pero regrabaron en el estudio muchas partes de bajo, la guitarra rítmica de Paul, algunos leads de Ace y bastantes voces. También doblaron cuestiones vocales de la audiencia, es que tenían que reflejar sí o sí la rimbombancia y locura que se generaba en sus espectáculos.

¿Otro aspecto llamativo? Este fue el primer trabajo discográfico del grupo en contar con un single, «Rock and Roll All Night», que fue incluido, previamente, en el álbum «Dressed To Kill». Aunque a diferencia, en «Alive!» tenía una potencia renovada, con el fervor de la muchedumbre metido de lleno en la canción.

Cabe destacar, además del corte de difusión, el inicio arrollador con «Deuce», el glam de «Strutter» y «Firehouse’», los matices de «Black Diamond’» y el solo de batería (súper entretenido) de «100.000 Years» (con todo lo que eso implica) a cargo del carismático The Catman Peter Criss, un intérprete no repleto de recursos técnicos, pero sobrado de talento en su forma de entonar (una voz muy personal, que a su vez cantó dos canciones incluidas en el álbum). A su vez, en un momento del show su tarima se elevaba, produciendo un impacto visual inédito para aquellos años.

Sobre su legado: «Alive!» no solo representó el primer éxito grande de Kiss, sino que, a partir de esto, casi todas las bandas de hard rock registraron alguna placa en vivo; por ejemplo, Thin Lizzy, Queen, Cheap Trick: todos con resultados fantásticos. Básicamente, cambió la industria de la música a partir de lo sucedido con el conjunto de Gene Simmons y compañía.

Al principio, Kiss soñaba con montar una banda que pudiera generar rechazo, pero que a su vez el público tuvieran que admitir que tenían el mejor show en vivo del planeta. Y así sucedió: «Alive!» demostró que esto último era irrefutable.

   *IG: @leobrusummer  

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