Por Victoria Vidovic
Jorge Araujo comenzó su carrera como baterista en su adolescencia, en el proceso se dio cuenta que le gustaba componer canciones, escribir letras y con el paso del tiempo fue creciendo aún más profesionalmente.
Su pasión por la música, sus ganas de superarse constantemente lo fueron perfeccionando, lo que hizo que compartiera escenarios con bandas como Divididos, Monos con Navaja y Gran Martell.
Ayer, 21 de mayo, presentó su nuevo disco «Electro, carne y hueso», en Café Berlín, aunque antes conversó con MDM digital.
¿Qué tal si nos contas un poco cómo surgió, cómo empezó esto de ser solista?
-Bueno, decir solista me resulta muy difícil, la realidad es que la necesidad de cantar, de escribir canciones fue la que me incentivo a terminar llevando a adelante un proyecto con mi nombre.
Empecé desde muy chico, yo hacía canciones desde la guitarra y también escribía las letras. Mi primera banda de rock fue a los quince años, se llamaba «Anubis». Hice todos los pasos de típico músico que comienza con las bandas de rock y con las características que tiene que tener una banda como por ejemplo con un público de barrio, por cierto, yo soy oriundo de Haedo, Buenos Aires.
Tuve, por así decirle, una pausa y cuando retomé fue cuando me llaman a tocar en Divididos, fuimos socios artísticos en todos los sentidos durante nueve, diez años aproximadamente.
Yo me siento un Divididos, aunque hoy no esté en la banda.
-¿Cuál de tus discos te gusta más y por qué?
-Es difícil elegir entre tus hijos al que más querés. Con los discos pasa lo mismo. Cada uno tiene un peso muy importante en mi vida artística. No me guarde nada en ninguno de ellos, pero lo que sí sucede es como lo que pasa con cualquier nacimiento, el disco nuevo tiene toda la atención del mundo y por otro lado ya tengo otra experiencia que no tuve cuando lance el primero, y eso también me sirvió para poder delegar muchísimas cosas.
Existieron productores con los que no tenía contacto y eso me sirvió mucho para poder estar con mi amigo productor, Cesar Silva, inventor prácticamente de mi carrera como solista.
En este disco reconozco que tomé ciertas licencias que quizás no hubiera hecho en los otros.
-Por otro lado, conocemos que a lo largo de tu carrera participaste en bandas como Divididos, Monos con Navaja y Gran Martell, ¿con cuál de todas disfrutaste más?
-¡Sos mala, eh! Elegir no es lo que más me gusta, te puedo detallar características de cada una; por ejemplo, en el caso de Monos con Navaja, yo estuve mucho en la performance individual, estudiaba ocho horas por día, teníamos una banda que de repente participábamos con bandas como The Zawinul Syndicate: era loquísimo, de repente tenía a Joe Zawinu al costado del escenario, mirándome.
Después, con Divididos, sacábamos un disco cada año y medio, era una locura. Cada uno de esos tenía aproximadamente 14 canciones, algunos con versiones en vivo, mi pase por esta banda influyó mucho en la creatividad de mi carrera, de lo que soy hoy, ellos me dieron la posibilidad de pertenecer y me hicieron parte, me dejaron entrar en la sociedad artística. Por otro lado, me hizo volver a mi adolescencia, a empezar a formar en esa familia linda que te da la música.
Y bueno… Sobre Gran Martel: soy miembro fundador. Considero que el gran cambio de ahí fue que dejé de componer solamente, empecé a cantar y a tomar más protagonismo.
De cada una me lleve cosas grandiosas, por eso se me dificulta elegir entre una u otra.
¿Qué te inspiró a hacer este disco nuevo?
-Parte de un error garrafal que cometí por grabar en un programa de computadora que no conocía, y al querer alivianar la manera de procesar, dado que estaba pesado porque tenía un disco ahí guardado -o por lo menos el 90%-, se me borró todo. Solo pude recuperar una canción que está en un disco: «Están por venir», que la encontré de casualidad en un Mp3: después, sobre las otras no me acordaba.
Ahí fue que arrancó el nuevo disco «Electro, carne y hueso», más allá de la propuesta de mi amigo y productor ejecutivo que es Lucas Vidal Dos Santos (es el que me incentivo a volver a agarrar una computadora, lo cual yo ya casi estaba negado); a raíz de esa propuesta y ese nuevo comienzo, surgieron un montón de ideas y bueno también fue inspirador lo que paso. Este disco no es metafórico, hablo hasta de mi perro, muestro lo que soy, por otro lado, lo hice post pandemia y debía darle esa esencia.
Para finalizar, ¿qué expectativas tenés sobre “Electro, carne y hueso”?
-No sé cómo sonara esto que voy a decir, pero superó mis expectativas. Vos pensá que soy una artista que como compositor y cantante no tengo ni diez años; soy un tipo grande, pero la mayoría de personas en este país y te diría más: en Sudamérica y América Latina me conocen por tocar la batería, de hecho sigo tocando y estoy enamorado de mi instrumento, pero esta faceta es muy nueva y las expectativas que tenía de que se escuchara el disco y la aceptación del mismo era algo más de deseo pero la verdad es que se están concretando y a paso muy acelerado. Videos que se han viralizado muy rápido con miles y miles de visitas y cosas que no me solían suceder y eso repercute muchísimo en la música que estoy sacando
Para un artista como yo, en este momento es más de lo que esperaba, así que es una alegría grandísima.
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