Por Cintia Flavia Gómez
Fotos: Fiorela Molina
La genial cantante Patricia Sosa deslumbró a su público con un show sorprendente tanto el viernes 9 como el sábado 10 de junio en el Teatro Gran Rex, en los que fue acompañada por una sinfónica juvenil llamada Orquesta AA2000.
Con su banda y dicha compañía, recorrió gran parte de la historia de su repertorio musical, casi sin dejar de lado ninguna parte de su obra dentro de un set cancionero que incluyó veintiún temas en total.
El viernes, el emotivo concierto comenzó a las 21.150 horas con tres canciones: «Salva lo que queda», «Estamos en acción» (de su época de heavy metal junto a su banda La Torre) y «Tratando».
La voz e impronta de Patricia Sosa se lucieron con los arreglos sinfónicos realizados por el maestro Dany Vilá y el acompañamiento de la orquesta AA2000, dirigida por el maestro Néstor Tedesco. El sonido sinfónico se sumó en perfecta armonía al de la banda que acompaña a la artista, integrada por Mariano Mere (teclados, coros), Gustavo Giuliano (bajo), Pablo Garrocho (batería y coros), César Cirera ( guitarras), Marta Mediavilla y Laura González (coros).
Con diferentes climas, además de la sorpresa de lo sinfónico, Sosa, experiencia mediante para manejar las emociones de su público, hasta consiguió hacer levantar a su público de las butacas para que bailaran algunas canciones lentos en los pasillos del hermoso teatro de Avenida Corrientes.
Eso sucedió con entrañables baladas como «Luz de mi vida» (donde el público hizo un gran coro) o «Endúlzame los oídos», pero por otro lado existieron canciones icónicas como «Solo quiero Rock & Roll», de sus años juveniles cuando vivía en Valentín Alsina y se vestía de riguroso cuero negro.
Los cuarenta y seis chicos que conformaron de la orquesta no pasaron inadvertidos a lo largo de las dos horas que duró el recital, pues Patricia durante todo su largo set los tuvo en cuenta, incluso los elogió y se mostró muy bien respaldada por ellos: de esa manera, el concierto terminó por ser un apuesta que recibió aplausos y elogios de la gente, que colmó y espacio de bote a bote.
A sus músicos invitados no los dejó con las manos vacías, pues en cierto tramo de la velada, hacia el final, les obsequió una cartita a cada uno, con mensajes personalizados de su parte.
Luego del sonido ameno del primer tramo del show, la artista nacida en zona sur del conurbano bonaerense comenzó a plantarse con más solidez junto a sus músicos y a conmover a los presentes.
Lo consiguió no sola a base de buena música y simpatía, sino también con canciones como «Mundo sin violencia», donde se tomó su tiempo para hablarle a su público.
«Hay que apostar a las energía opistivas. Hay que cuidar con quien uno se junta. Es como una semilla, si sembrás cosas positivas, vas a recibir amor. Y si sembrás odio, vas a tener odio para con vos y para con los otros».
A su vez, entre las tantas veces que la cantante habló sobre positivismo, recalcó y llamó a la reflexión a su gente respecto a aspectos cotidianos, como cuando se llega a un semáforo en un auto y se le tiene temor a bajara el vidrio para otorgar una ayuda o limosna a quien se acerca a pedir una ayuda.
Por otra parte, existieron versiones por las que recibió ovación. Fue cuando entonó «Todos me miran» de Gloría Trevi o d y cuando interpretó «Alfonsina y el mar» (de Félix Lun y Ariel Ramírez) o «Nos veremos otra vez» del ex Serú Girán, David Lebón, para la que Sosa. planteó una dedicatoria especial para Daniel Leis, recordado guitarrista que acompañó a Patricia por más de 25 años.
Aunque el show del viernes, en el que estuvimos presentes, y del sábado en el Teatro Ópera resultaron memorables, Patricia Sosa ha pensado en aquellos que no consiguieron sus tickets para sus fechas agotadas. Por tal motivo, esta «celebración a la vida» de la que se trató esta apuesta artística tiene un reencuentro con sus simpatizantes en apenas unos dos meses: la próxima cita será el 11 de agosto, en el Estadio Luna Park.
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