“Las Afueras” es el primer disco solista de Santiago Marrero, que compuso y produjo junto a Fabrizio Rossi (Feel de agua / Mux).
Santiago es músico, compositor y productor Uruguayo. Su nombre figura en una decena de discos de diferentes artistas en los que ha participado desde sus diferentes facetas musicales.
Además de integrar El Cuarteto de Nos, sus pasos son fundamentals en Santé Les Amis, Campo, Luciano Supervielle, Mux, Luis Angelero, Enemy y El Color Ausente, entre otros.
Como compositor, además, ha trabajado en la creación de bandas sonoras y de música original para espectáculos interdisciplinarios. Entre ellas, destacan la película “Divino Amor” de Gabriel Mascaro, donde trabajó junto a Juan Campodónico y Yeguón espectáculo, creado por el director y coreógrafo Marcos Ramírez, en el que trabajó junto a Helen Olhausen.
En este disco novedoso, el compositor deja en evidencia su gusto por el universo de los sintetizadores analógicos y el diálogo que estos tienen entre sí; a su vez con otros elementos como las cajas de ritmos, la voz y el bajo.
El resultado es álbum donde las texturas juegan un papel fundamental como eje estructural de las canciones, logrando un sonido envolvente y cautivante, que se potencia aún más con las letras, voces y arreglos musicales que lo componen.
-Santiago, ¿cómo vivís el lanzamiento de tu disco solista «Las Afueras»?
-Estoy súper contento, entusiasmado, y ansioso porque llegué a varios oídos.
Es un disco en el que venía trabajando a la par de otros proyectos y encontrando “puchitos” para ir haciéndolo. Como no había ningún compromiso editorial, me pude dar el lujo de ir haciéndolo como tenía ganas y darle el tiempo que se merecía.
Es un álbum bastante particular, muy instrumental. Aunque tuve que aprender el cómo sostener este tipo de composiciones.
Durante la pandemia encontré el momento con más tiempo para poder terminar el disco. y como dice una frase muy cliché de los músicos, “a veces hay que soltarlo”.
-Esa frase es muy cierta…
-Extremadamente. Conozco gente muy talentosa que le cuesta mucho hacerlo. Hay músicos que tienen como archivados los discos, me pasa en Uruguay, por ejemplo, que cuando voy a visitarlos les digo: “Mirá que te voy a agarrar los discos y sacarlos yo eh?”. (Risas)
-¿Cómo fue el proceso de gestación junto a Fabrizio Rossi, con quien venías realizándolo desde 2018?
-Sí, claro, Fabri es un amigo. Es un compositor uruguayo de culto, es decir, en cincuenta años se va a seguir escuchando sus composiciones. Además es inmensamente talentoso y muy generoso.
Tiene discos con vecinos que iban a improvisar a su casa, cassettes de bandas que el digitalizó, es increible. Fabri me ayudó a que no sea tan cerrado el proceso, me gusta mucho trabajar en equipo de forma colectiva, me gusta mucho aprender desde las distintas miradas. Lo colectivo aporta algo que uno nunca espera. ¡Es hermoso!
Yo soy muy estructurado en la vida, en general y Fabri es un divague; por lo tanto, me parece que es una combinación perfecta.
-En la canción «Sobre la ciudad» hay una parte de la letra en la que expresás lo siguiente: «Voy a caminar mientras el sol me alumbre. Quiero agradecer a todos por volver”, ¿podrías profundizar?
-Sí, estuve atravesando una etapa de depresión muy importante, y es difícil cuando se está metido en algo complejo en cual se piensa que no se va a poder salir. Por ende, cuando pude volver, tuve la necesidad de agradecer; entonces, la canción habla un poco de eso, de la celebración a la vuelta de la vida.
Me parece que nos interpela a todes los problemas mentales, por eso pienso que siempre que se puede volver, hay que celebrarlo.
En la actualidad se está perdiendo un poco eso de los rituales y es necesario que vuelvan, por eso mismo me pareció interesante cantarle a la vuelta, a volver a sentirse bien. ¡A volver a intentarlo!
Tener en claro que es muy posible volver a la oscuridad, pero que también será posible volver a la luz nuevamente.
-A veces es necesario vivirlo para poder entenderlo, ¿no?
-Absolutamente, Lucía; creo que sucede en las enfermedades mentales de por sí. Estamos cambiando muchísimo y aprendiendo bastante por suerte. Considero que los hombres hemos aprendido a decir lo que nos pasa tambien, la pequeña parte mala del patriarcado que nos toca, comparado con todo lo que le toca a las mujeres, es eso de «Boys don’t cry», entonces en nuestro caso hay toda una cuestión súper rígida y si estás mal hay que bancársela y ser fuerte.
Pienso que asumir los problemas es lo primero para poder salir de ello. En mi caso, el paso siguiente fue sentir la necesidad de agradecer cuando logré volver de la depresión.
-¿La música te guió en ese camino hacia la luz?
-Sí, estoy totalmente convencido de que la música fue el camino hacia la luz. Creo que cualquier situación en la que uno pueda expresarse siempre libera. Cualquier cosa que permita dejar fluir los sentimientos es importantísimo. Hago musica cuando estoy triste, contento, en cualquier momento o situación. En los momentos más dificiles de mi vida, siempre está la música. Siempre hay un lugar en el que yo voy canalizando las cosas, si estoy contento me viene el impulso de ir al piano con el sintetizador, si estoy triste me voy al piano también. Hay que buscar permanentemente la posibilidad de expresarse y que del otro lado haya una respuesta. La música es la respuesta.
-«Expresarse y que del otro lado haya una respuesta» como en el caso de una conversación con Nick Cake, que publicaste en Instagram, en una página llamada «The red Hand Files».
-¡Claro! Lo que pasa es que Nick te contesta, y me encantó justamente mostrar eso. Porque se genera como una gran red de contención que ayuda, impulsa, y supera fronteras.
Me acuerdo que el otro día estábamos firmando posters del Cuarteto de Nos y yo estaba bastante cansado. En un momento me dijeron: “Pensá que para la persona que recibe el póster firmado, es muy importante”. Entonces me puse a pensar en toda la magia que tiene la música.
Y el que no hace uso de esa magia, me parece muy mezquino, por lo tanto pienso que muchos artistas lo vivimos de la misma manera por suerte, el hecho de poder conectar con el público mucho más allá de los escenarios.
Considero que es muy necesario conservar la humildad, reconocer el talento pero también la suerte.
Hay tantas cosas que hacen mal, y hacer música me parece que es algo que está bien.
-¿Sentís que este disco es muy personal de punta a punta, absolutamente humano?
-Sí, totalmente. Tal vez me agarraste en un momento medio filosófico, pero la realidad es que cuando no tenés miedo a lo que sos y te mostrás, con las cosas buenas y malas significa que no vendes nada.
Este es un disco súper colgado, y se que no tendrá por ahí un impacto comercial muy grande, pero siento que cuando se hacen las cosas desde un lugar honesto, algo tiene que pasar.
Hacer cualquier cosa sólo porque esté de moda es efímero, porque las modas vienen y van. Sin embargo, cuando se hace algo que interpela, o te hace vibrar ciertas emociones puede mover a cien o a miles de personas, no importa. Lo que importa es que mueva sentimientos.
Salir a hablar de un disco o cualquier material en lo que uno no crea o no le guste, es un garrón, por eso digo que es importante la honestidad.
-Se notan las influencias del grupo Air en este material.
-Sí, re. Es una banda que me gusta muchísimo. En un momento yo estaba muy en el palo del rock clásico, y un amigo me acercó Air y me encantó. Por ende, quise explorar por esos universos.
Fue una gran influencia para el disco. Son artistas que me guían mucho. Me interesa mucho que participen en varios proyectos a la vez, porque justamente es algo que me encanta.
-Bueno, vos estás en muchos proyectos a la vez, sobre todo audiovisuales.
-¡Sí! Estudié composición en la Escuela de Música de Uruguay y tengo muchos amigos que trabajan en cine. Por ende, cuando empezaron con sus cortometrajes yo les hacía la música, entonces todo formaba parte de algo interdisciplinario que permite salir un poco de las estructuras.
Cuando compones para una escena, lo que está marcando el eje de la conversación es justamente la escena, no la música. Entonces hay diferentes ritmos, manejos, intensidad, y «En las afueras» tiene mucho de todo ese ambiente, hay músicas de ese disco que podrían ser el soundtrack de una película.
Y creo que es porque a mí me pasa mucho eso, me gusta componer para proyectos audiovisuales, bandas sonoras. Cuando veo una película me afecta mucho el sonido, por ejemplo en la escuela nos enseñaban a distinguir la música que correspondía a una escena determinada. Era un flash.
-¿Cómo es eso?
-Nos mostraban una escena con diferentes bandas sonoras, entonces teniamos que distinguir cual era la música adecuada para dicha escena, y visceversa. Eso permitió un desarrollo de la escucha, por eso le pongo mucha atención a los sonidos que acompañan las imágenes.
-¿Qué sigue después de este disco?
-¡Uff! ¡Bocha! Estoy terminando un disco de música instrumental un poco más orquestal con un pianista italouruguayo, y luego estoy haciendo unas versiones de «En las afueras» con un formato más de remix, me gusta bastante eso de generar un desarrollo de un mismo material. Así que todo sale en enero, febrero, marzo, abril, junio, julio, agosto y asi.
-¿Cómo repercute en tu familia que te aboques a tantas tareas?
-De la mejor manera. Tengo la suerte de tener una familia que me acompaña mucho en todo. Y me vienen a ver siempre, tanto cuando toco con el Cuarteto de Nos, como solo con el piano, siempre tuvieron mucho cariño. Son mi mayor orgullo.
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