Silvia Majul, directora del film «El nombrador», homenaje en vida al cantautor argentino Daniel Toro: «Estamos hablando de un artista que tuvo una vida muy exitosa en los ‘60, hasta el año 1976, cuando le diagnosticaron cáncer en la cuerda vocal derecha, además en tiempos de dictadura militar, que censuró su nombre y canciones»

Silvia Majul es una comunicadora argentina que se desempeña, desde hace 30 años, como agente de prensa, pero además incursionó en el terreno de la producción y es realizadora audiovisual. Tras una importante trayectoria dentro del terreno folclórico, primero en la provincia donde creció, Córdoba -corazón de la República- hizo pie en Buenos Aires. Por su talento, buen manejo de artistas, y cordial trato con periodistas de medios de comunicación nacionales, no tardó en ocupar un lugar crucial dentro de la movida cultural, ya albergada en tierra porteña. Tras algunos primeros pasos en canales de televisión produciendo programas o especiales vinculados a la cultura, Silvia incursionó en el cine: en 2017, apareció y sorprendió gratamente con la película documental “Un pueblo hecho canción”, sobre el músico Ramón Navarro. Pero no todo queda allí en su rol como directora de filmes, pues el actual estreno de “El nombrador”, un espeluznante homenaje en vida al compositor y poeta salteño Daniel Toro -que hoy tiene 80 años de vida-, la posiciona como, además de divulgadora, un eslabón central de la promoción del pueblo y su tierra, de las costumbres y sus referentes que jamás deben pasar inadvertidos.

-Silvia, ¿cuándo y por qué razón nació el proyecto audiovisual?

-El proyecto de hacer “El Nombrador” nació cuando tenía 20 años. Muy cara rota, llamé de un teléfono público a Daniel, como todos los jóvenes irreverentes,  para decirle que quería hacerle un homenaje. Daniel confió en mí, le hice el homenaje,  y se quedó a vivir un par de años en Córdoba, vino con su hijo Facundo. Igual, hace unos 10 años comencé a trabajar con algunos proyectos audiovisuales, me encantó esto de relatar visualmente. Primero lo hice a través de Canal Encuentro y TN, y en 2017 estrenamos “Un pueblo hecho canción”, una película sobre Ramón Navarro. Para ese año se también se había estrenado la película sobre Mercedes Sosa. En la de Ramón Navarro intento relatar la historia de un pueblo único en el mundo donde le pusieron el nombre de canciones y de su hijo amado que es Ramón Navarro. Y contando cómo el compositor se va nutriendo del paisaje que lo rodea. Por ese entonces me preguntaron si tenía que hacer alguna otra película de quién haría. Respondí sin dudarlo que sobre Daniel Toro. Mi primera gacetilla, todo nace a partir de Daniel Toro. Fue el primer trabajo de prensa que hice hace 30 años.

-Entonces, claramente estaba predestinado que vos hicieras este film sobre su vida.

-Es muy difícil, porque estamos hablando de un artista que tuvo una vida muy exitosa en los ‘60, hasta el año 1976, ya dictadura militar, que no fue casualidad que le diagnosticaran cáncer en la cuerda vocal derecha, bajo ese contexto. Un cáncer entubado. Él se retiró censurado, su nombre sus canciones y encima con esa enfermedad. Yo sabía que era muy difícil conseguir material audiovisual. Para hacer un documental uno tiene que conseguir sí o sí material audiovisual. Hace 10 años, cuando empecé con todo este camino, Pipo Lernaud me contó de Miguel Abuelo tocando “El Antigal”.

-¿En serio?

-¡Sí! Me contó que era muy fanático de Ariel Petroccelli, Daniel Toro, y que se había ido con su hermana Norma Peralta a recorrer el norte argentino. Eso me incentivó mucho, fue como encontrarle a un tronco una raíz a la música y pensé: “Acá está todo el origen”. Me puse a buscar material de Daniel Toro y apareció, fue bellísimo; también apareció material de Miguel Abuelo, que la fundación me lo donó, y que no sabés lo impresionante que es: allí se lo ve a Miguel Abuelo, en sus inicios, cantando “El Antigal”.

-¿De qué época es el material que conseguiste?

-El material audiovisual de Daniel Toro es de 1968, en Cosquín. Me apuré, porque quería llegar a sus 80 años de vida con una película sobre él. El 3 de enero pasado los cumplió. De pronto, recordé que cuando le estaba haciendo la prensa a Daniel en Córdoba, para ese tiempo había aparecido el disco “La era de la boludez”, de Divididos, donde está la canción “El arriero”. Y yo pensé en ese momento: “qué lindo sería que interpreten ‘Cuando tenga la tierra’”, porque ese tema tiene una polenta increíble. Yo soñaba con ir a ver a Divididos y acercarle un papelito a Ricardo Mollo, felicitándolo por la versión de “El arriero” y soñaba con que cantara a Daniel Toro.

-Precisamente llama la atención la aparición de un músico de rock como Ricardo Mollo, que no se lo relaciona naturalmente con la obra de Toro, ¿cómo se dio su presencia e interés?

-En los últimos tiempos que Vitillo Ábalos estaba en el hospital, yo lo iba a visitar y le contaba que me gustaba mucho el rock y el folclore. Y él me respondió lo siguiente: “Los polos opuestos se atraen, y el rock tiene tanta tierra como tiene el folclore”, a diferencia del tango que es más empedrado. Y yo siempre noté al rock con las mismas raíces que el folclore. Vaya la casualidad que cuando le mostré  la película a Ricardo Mollo, él me contó que cuando era chico cantaba “Para ir a buscarte”. Para él fue todo un desafío. Yo primero le propuse la canción “Cristo americano”, que es un homenaje al Che Guevara y además “Cuando tenga la tierra”. Solamente me pidió pensarlo, eso fue a comienzos del año pasado. Íbamos a convidarlo a Rubén Patagonia, pero se enfermó, entonces luego llamé a Nadia Larcher para que haga el recitado de ese tema. Respecto a Mollo, fue difícil llegar a él, pero se copó. Casualmente hace un ratito compartió algo del film  en su Instagram, eso me pone muy contenta. La versión la hace de manera muy bella.

De izquierda a derecha: Silvia Majul, Daniela Toro y Ricardo Mollo.

-¿Esperabas las repercusiones que se van dando en tan poco tiempo de haber aparecido el documental?

-El otro día hablaba con el sobrino de Miguel Abuelo y me decía que el origen de todo está en la piedra. Me parece que hay una necesidad con este tema de la pandemia de volver a las fuentes, ir al pasado,  a ver qué hemos hecho mal, ver nuestras raíces. La otra vez alguien hablaba que en la Segunda Guerra Mundial se reunían en las casas de familias, que no había un montón de actividades como no hay ahora,  y los abuelos contaban leyendas y anécdotas. Estamos viviendo como tiempos de fogones. Yo trato de pelearme con el género documental, para que no sea tan estructurado, que no aparezcan todos mirando al frente, sino que meterle pequeños guiños de ficción, mostrarlo que va acompañado a la radio, pequeños relatitos, curiosidades, como si fuera que la cámara es la que se mete en la intimidad de alguien. Daniel Toro de estresa mucho al hablar, así que por suerte conseguimos una nota vieja de él donde se puede expresar mejor. No me sorprende su repercusión, hay necesidad de mirar.

-No hay muchísimas películas sobre astros trascendentales de sus tierras de origen, sin embargo vos te ocupás de que las nuevas generaciones conozcan su existencia e importancia en la historia de la música popular argentina

-No te creas que no hay muchos filmes. Yo he llegado a contar 50 documentales de música popular latinoamericana. Vos decís Daniel Toro y quién no conoce “Zamba para olvidarte”,  o te dicen: “¡Es el autor de ‘Cuando tenga la tierra’!”. Me ha pasado con gente que no escucha mucho folclore que me ha dicho: “Ah, pero yo escuché ese tema alguna vez…”. Construimos la película habiendo estudiando muy bien su biografía. Sabiendo que Víctor Heredia se fue de mochilero a ver a Daniel Toro y fue entonces cuando la gente lo conoció en Cosquín, él lo de descubrió a Víctor. También mi intención  fue que se conociera a la hija menor de Daniel. Con esa mirada femenina, es ella la que entrevista a los artistas. Se produce mucha emoción.

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