Por Dana Botti*.
«Retrato de un desconocido» de Nathalie Sarraute, editorial Adriana Hidalgo.
Nathalie Sarraute era rusa y se radicó (estudió y escribió) en Francia. Es considerada por la crítica una pionera de la nouveau roman. Y esta novela está prolongada nada menos que por Jean-Paul Sartre que se deshace en elogios hacia ella.
A mí, me llama la atención particularmente la forma como el título marca algo que va a ser estructural en la novela, y que también es estructural en cierto clima de época. Esto es la constitución brumosa de los personajes: la falta de concreción en sus construcciones son una sensación a lo largo de gran parte del relato. El narrador hace explícito ese recurso en varios fragmentos, pero en ninguno tanto como en este:
Qué dulce sería, qué apaciguador verlos ocupar su lugar en el círculo tranquilizador de los rostros familiares…
Para ello se bien que debería intentar arriesgarme un poco, lanzarme un poco, nada más que sobre un punto para comenzar un punto cualquiera, sin importancia. Como por ejemplo, darles por lo menos y ante todo un nombre para identificarlos. Ya sería este un primer paso para aislarlos, redondearlos algo, conferirles un poco de consistencia. Esto ya los asentaría un poco… Pero no, no puedo. Es inútil hacer trampas. Sé que sería un esfuerzo perdido. Todos descubrirían pronto, encubierta por este pabellón, mi mercancía. La mía. La única que puedo ofrecer (61-62).
Y digo que me parece estructural en relación a un clima de época porque esta novela es contemporánea a la corriente cinematográfica denominada por la crítica cinematográfica nouvelle vague. Esta particular construcción de los personajes, volátiles, justamente “desconocidos”, me hizo recordar a los personajes de las películas de Jean-Luc Godard. Se aprecia en ambos creadores cierta voluntad de borronear la humanidad de los personajes, alejarlos de nosotros y de cualquier identificación. Cuando Eagleton analiza los personajes tipo de Dickens, dice que esa característica tan criticada de la construcción de los personajes del autor inglés es fruto de una literatura de ciudad. En la Londres de Dickens, más o menos recientemente superpoblada, los vínculos entre las personas son muy distintos a los de los pueblos. A diferencia de los poblados, donde todos se conocían, en la ciudad la mayoría de las personas que nos cruzamos son desconocidos. De esa manera, es coherente que los personajes que se construyan en ese contexto sean más máscaras que rostros. De la misma manera que los
personajes que se construyen en Londres a mediados del siglo XIX, es coherente que los que crea la novela de Sarraute, una judía que estuvo de encubierta durante la recientemente terminada Segunda Guerra Mundial, en París en 1948 sean aún menos que máscaras, aún menos humanizados.
De todos, salvo del desconocido, el protagonista del relato, el blanco de la obsesión del narrador. Al principio, es simplemente una forma de hablar la que lo dibuja. Pero después de un evento que puede pasar desapercibido, si no se presta atención, empezamos a acceder a él de otras formas que parecen concretarlo mejor. Y digo parecen porque, en realidad, la maestría de la narración de Sarraute le permite la sutileza de poner en cuestión todo el tiempo la voz del narrador de una manera muy evidente, aunque no explícita. Incluso más adelante, cuando la narración se vuelve más específica, no podemos menos que cuestionar la confiabilidad de ese narrador que parece preguntarse sobre estos personajes “¿qué hace con precisión todo el día? ¿En qué puede ocupar su tiempo?” (181-182) y conoce con exactitud escenas de las cuales sabemos que no tiene ningún registro.
Pareciera plantearnos la construcción de los personajes como una meta imposible. O, más específicamente, la imposibilidad como inefabilidad en la construcción de certezas en un mundo recientemente destruido.
*Dana Botti es Licenciada en Letras y tiene un Máster en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Es dramaturga y directora de teatro. También compone canciones. Actualmente dicta clases de Literatura Universal; produce espectáculos culturales como parte de Boca Floja, prensa y producción y genera contenidos culturales para YouTube con su música y con el ciclo #CompartimosLiteratura.
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