El grupos de electro folk Desierto y Agua sigue creciendo en convocatoria a través de su fusión musical y estética en escenarios o fiestas temáticas. Toca en bares o en lugares grandes. Además ya se ha presentado en varias ocasiones en festivales importantes de world music en el exterior. Desde hace tiempo viene realizando encuentros planteando sus ideas sonoras, visuales y culturales: las Noches Voodoo. Conversamos con Andrea Feiguin y Daniel Riaño, sus dos mentores .
-¿Cómo nació la propuesta de mixturas de ustedes, lo de recuperar las sonidos ancestrales y mecharlos con electrónica?
Andrea: Formaba parte de una banda de rock y se disolvió. Yo trabajaba en prensa y producción. Daniel me invita a probar con la electrónica. Compramos samplers y a su vez empezamos a participar de clases de bombo, nos metimos de lleno en el folklore, a experimentar durante dos años. Hasta que en 2018 sacamos el disco «Peña Pop». Recién en 2020 logramos el sonido de la fusión, algo muy personal, diferente de lo que hay en general.
Daniel: Es el resultado orgánico de permanecer, desarrollar y escuchar al público. El disco «Peña Pop» estaba inclinado a la canción, al rock y lo andino. Empezamos a tocar en peñas folklóricas, pero también a viajar por el exterior. Fuimos a Chile, por ejemplo. En las rutas escuchábamos mucha música y sonidos orgánicos, ahí fue cuando apareció la electrónica con texturas folklóricas. Hicimos un remix de Rodrigo Gallardo de Chile y tuvo repercusión mundial. Down tempo, buscamos baile. Con «Alquimia» nos dijimos «Hagamos bailar a la gente».
-Ya participaron de varios festivales en el exterior, ¿cómo fueron esas experiencias?
Andrea: En 2018 fuimos a un festival en Granada, todos eran gitanos y nosotros aparecimos con la electrónica. Ellos no entendían nada pero observaban con atención. Luego estuvimos en el Valle Sagrado en Cuzco. También en el Festiva de música nativa en Bolivia. Dentro de los círculos de músicas ancestrales.
-Además de lo musical, ¿se nutren de otros aspectos autóctonos? ¿Recuperan costumbres ancestrales?
Andrea: Es parte de nuestra vida. La bioalimentación. Hacemos temazcales, participamos de ceremonia de San Pedro en Perú. Utilizamos medicinas de pueblos originarios. Hemos estado en ceremonias de sanación. Es que la música nuestra transmite sanación y amor.
Daniel: Participar de festivales en pueblos nos acercó a comunidades místicas, nos abrió el camino. Un brujo, que era chamán nos invitó a vivir la experiencia del San Pedro. Vivimos la experiencia a las ocho de la mañana con la medicina que él nos otorgó.
-¿Cómo consiguieron ensamblar los instrumentos autóctonos con la electrónica?
Andrea: Daniel me enseñó a hacer un erke con una caña. De inmediato me enamoré del instrumento. Además habíamos viajado a Jujuy a tocar a un festival junto a Los Cafres. Allí también compramos y tocamos. El erke viaja a todos lados con nosotros. Erke nos acompañó a Europa. También sucede lo mismo con la trutruca mapuche, instrumentos que siempre utilizamos. Son instrumentos no convencionales.
Daniel: Yo escuchaba a Los Jaivas y pensaba que quería una trutruca. Poder instruirla a mi cuerpo. Sabía tocarla, esa era mi sensación inicial. Es parte de la información ancestral que llevamos todos adentro nuestro.
-¿Qué repuestas reciben del público que no es local?
Andrea: Tanto afuera como acá es muy importante el sonido. Los europeos son un poco más fríos, después igual se acercan a agradecer la propuesta. Nos consultan por los instrumentos. Se logra una conexión con el interior. Todo se suma. Los interno y externo. Lo visual. Nosotros somos gente que viene del teatro, del circo, Daniel además pinta.
Daniel: Las máscaras están pensadas, todo es artesanal. Esta es una búsqueda de muchos años. Al principios utilizábamos ropa andina y luego ropa más neutral., maquillaje en rostros. Ahora apostamos mucho a la ropa blanca. La nuestra es una intervención al cuerpo. Lo mismo que hacemos desde la electrónica sobre lo folklórico.
-¿De qué se tratan los Noches Voodoo, estos encuentros que vienen realizando seguido?
-En las Noches Voodoos hay muchas propuestas variadas. Hay bombos, grupos originarios, la intervención del espacio. Bien autóctono. También muchos sintetizadores. A nosotros viene a vernos un público joven. La gente se pone a bailar y en cierto momento entra en trance de danza.
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