Foto: Sebastián Molina.
Luego de una larga trayectoria, Gastón Massenzio renace con su nuevo disco, es un renacer, un antes y un después en la búsqueda artística, es un trabajo de canciones con alma de “clásico”, por las claras influencias que tiene y muestra Massenzio de Queen, Charly García, Fito Páez y Elliott Smith, entre otros, pero también es un disco contemporáneo que nos interpela en su concepto y sonoridad, como «pares,» ante esta “nueva normalidad», es por ello que también asombrosamente, esta es una obra que aspira a ser atemporal. A diferencia de sus álbumes anteriores, en los que el artista se lució con su dominio en la experimentación entre las diferentes afinaciones de la guitarra y su voz, en esta oportunidad, la estética y elección instrumental propone un relato sonoro y conceptual totalmente novedoso, ya que el maridaje melódico principal se da entre el piano y la voz. No obstante, cabe destacar que el artista es también el encargado de sellar su talento en todas las guitarras que suenan en el disco. Además, en esta sexta obra discográfica, cobran protagonismo los sofisticados y deslumbrantes arreglos que despliegan una atmósfera transformadora, única, íntima y precisa en cada canción. Al igual que en toda su discografía, Massenzio imprime su sello autoral.
«El aislamiento producto del confinamiento a la que nos impuso la pandemia por el Covid-19, me encontró con mi luz y con mi oscuridad. Con mis ángeles y demonios. Con mis sentimientos guardados en mi fibra más íntima: El amor, la soledad, la vida, el paso del tiempo y la muerte condensados en emociones que se materializaron en esta obra, que siento como un nuevo punto de partida», relata el músico sobre el génesis de la obra.
Como en todas sus obras, hay un compromiso genuino con la canción y una versatilidad sonora y compositiva. Su música se alterna entre canciones que remiten a tonos brillantes y frescos y otros más tenues y profundos. Es en esta ambivalencia sensorial que podemos apreciar lo amplio, complejo y rico de sus inquietudes artísticas. «Tenía en gestación un disco en guitarra que quizás continuaba con alguna línea similar a la de los álbumes anteriores, y, entre la meditación y una sensación de desolación, guardé la guitarra y me encontré tocando el piano solo, hasta altas horas de la madrugada. Melodías viejas y nuevas que aparecieron sin ninguna pretensión más que la de hacer música sincera, propia, donde la belleza lírica y musical fueran la premisa.», comenta Massenzio.
Asimismo, el artista remarca algo muy importante: «Todo lo que brotaba de mis manos me recordaba a la música que en el fondo siempre amé, la que siempre me movilizó y por primera vez sentí que todo ello se condensaba entre sí. A su vez, sentí que rompía conmigo mismo, con un yo del pasado y se generaba un quiebre en mi persona, en qué quería decir y tocar de ahora en adelante. Que se desnudaba ‘mi nuevo yo’”.
Otra gran virtud del flamante disco de Massenzio, es que cuenta con artistas invitados muy destacados tales como: Fernando Samalea, Lucy Patané, Sami Abadi, Federico Linari, Sebastián Briganti, Karen Kuhn y Claudio Lafalce, quien también es productor del disco.
En cuanto a Claudio Lafalce como productor, él supo comprender perfectamente el desafío y objetivo de este disco y logró darle la integridad fuerza y proyección anhelada, desde lo sonoro y conceptual, preservando el ángel genuino y autoral de Massenzio, y, en cuanto a lo musical, hizo importantes armonizaciones vocales e instrumentales a lo largo del álbum junto a Gastón y fue el bajista de todas las canciones aportando su sello personal.
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