Zas: A 40 años de “Rockas Vivas”, el primer álbum en vivo de Miguel Mateos, que incluye clásicos indiscutibles del rock argentino

Por *Leonardo Bruno

En noviembre de 1984, Miguel Mateos/Zas lanzaban su tercer álbum «Tengo que Parar», en plena primavera alfonsinista, con la vuelta de la democracia en Argentina, luego de un período oscuro regido por la violencia desde el Estado.

Hasta ese momento, el proyecto se mostraba como una agrupación sólida, con un sonido refrescante, además de un exquisito y muy personal cóctel sonoro, incluyendo pop, rock, progresivo y afines.

Su primer disco, el homónimo Zas, mostraba una banda muy aceitada, con el hitazo «Va por vos»  (un buceo entre el funk y la música disco), que causó una excelente primera impresión y repercusión.

El siguiente álbum, «Huevos», reafirmó lo plasmado en su anterior obra, pero con un plus mayor: canciones formidables y trascendentales, que tan fuerte pegaron en la juventud de por entonces: «Un Poco de Satisfacción», «Extra Extra», «Un Gato en la Ciudad» y «Mujer sin Ley», acompañadas, maravillosamente, por «Su, Me Robaste Todo» o «Noticiero TV», entre otras perlas musicales.

Todo este conjunto de temas tan poderosos y especiales, evidenciaron la fabulosa capacidad de su líder y compositor, Miguel Mateos.

Luego de esa exitosa apuesta, las expectativas se acrecentaron, y más aún antes de la salida de un tercer trabajo discográfico, ese que suele marcar un antes y un después en la historia de las bandas de rock, ya sea para bien o para mal: en definitiva, el público es el que termina jugando eso.

A todo esto, cabe mencionar algo importante: en paralelo a la edición de «Huevos», Pablo Guyot anunció que se marchaba de la agrupación (luego formó G.I.T. junto a Willy Iturri y Alfredo Toth). Y a su vez, muy poco tiempo después, también el bajista Fernando Lupano abandonó el proyecto.

Ante sus salidas, sus inmediatos reemplazos fueron Eduardo «Chino» Sanz y Raúl Chevalier, respectivamente. Ambos se adecuaron perfectamente a lo requerido por los hermanos Mateos. Lo cierto fue que, probablemente sin saberlo, con esa formación Zas dejaría huellas indelebles en la historia del rock argentino.

El combo conformado por un manojo de talentosos se afianzó en show tras show, y comenzó a volverse cada vez más popular, principalmente por sus excelentes performances en los «en vivo», y porque las canciones nuevas que interpretaban vislumbraban que se trataba de algo arrollador.

En ese contexto grabaron el dichoso tercer álbum, en largas jornadas dentro de los legendarios Estudios Panda. Lo bautizaron «Tengo que Parar», igual a su homónimo corte de difusión.

Asimismo, incluyeron una canción que, de pronto, se transformó en uno de los máximos himnos del rock nacional, cuya letra fue escrita íntegramente en tan solo solo una noche. ¡Lo llamativo fue que decidieron sumarla a último momento en la lista de temas de la obra! ¿El tema en cuestión? Nada más y nada menos que «Tirá para Arriba».

El trabajo discográfico se presentó, oficialmente, en dos conciertos en el Estadio Obras, en el mes de noviembre, con una notable recepción.

Las buenas ventas de la flamante placa, más la energía impactante de la banda tocando en vivo, cimentaron una sólida base para lo que llegó después: decidir registrar un álbum en vivo, pues lo que sucedió en aquellas históricas veladas, plasmó un detalle sustancial: la conexión magnética de Miguel Mateos con su público.

Un registro histórico

En efecto, al final la ansiada grabación de un álbum en vivo se realizó en el Teatro Coliseo, en los primeros días de abril de 1985, utilizando el estudio móvil de Moebio. Las expectativas era tan altas que tan solo transcurrió un mes para que apareciera el registro sonoro, en mayo de 1985.

El álbum «Rockas Vivas» incluyó aristas originales (e improbables) en su playlist: ya en el inicio del álbum apareció una canción nueva, grabada en estudio: se trató de la mágica «Perdiendo el Control».

Por otra parte, aparecieron otros estrenos, pero ejecutados en vivo: «Solo una Noche Más» y «Mundo Feliz». Respecto a ese tipo de decisiones que tanto llamaba la atención de sus simpatizantes, algo quedaba en claro: Miguel Mateos y su caudal de inspiración, inclusive en los discos en vivo, donde siempre aparecía con nuevas letras.

El éxito del disco en vivo fue instantáneo y «anormal» para la época. A solo un mes de su lanzamiento, se vendieron más de 50.000 copias (rápidamente), pero no terminó allí.

Los tracks de la placa invadieron hogares, oficinas, colectivos y discotecas de época, con la ya citada canción «Tirá para Arriba» como bandera, y se convirtió, poco tiempo después, en el álbum más vendido de la historia del rock autóctono por aquellos años, con más de medio millón de copias.»Rockas Vivas» se presentó ante su público a través de cuatro funciones, a sala llena, en el Estadio Luna Park. Y se transformó en una obra que trascendió completamente la barrera de estilos musicales, para convertirse en una insignia de la época.

¿Un comentario a título personal? El cénit para un creador de canciones populares es que esas criaturas reúnan delicadeza, potencia y un relato emocionante, pero que, a su vez, calen hondo en el inconsciente colectivo, o sea, que se vuelvan himnos.

Sin duda alguna, Miguel Mateos tuvo (y aún tiene), ese don. Pero en aquellos lejanos años ochenta, de tanto éxito masivo, también tuvo «un poco de insatisfacción» (parafraseando y deformando el título de una de sus tantas canciones), ya que, según sus propias declaraciones, él no estaba preparado para semejante éxito multitudinario, solo pretendía ser un escritor prolífico de canciones, y perdurar en el tiempo: un objetivo que también logró, además de la fama no solo en Argentina, sino también en el resto de Latinoamérica.

Para el caso, basta analizar la actualidad y el reconocimiento: hace pocas semanas, Miguel Mateos llenó de bote a bote el Movistar Arena porteño. Y eso que esto recién empieza, pues queda en claro que aún hay celebración para rato.

*IG: @leobrusummer 

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