El joven músico, Juan Robles, define a lo suyo como «crónicas cantadas, con un pelo del bigote de Frank Zappa y un trago del whisky de Vinicius de Moraes»

Siendo un precoz, empezó a rodar en el mundo musical en boliches de Mar del Plata, de donde es oriundo. Su gran guarida fue El Argentino, el bar de su padre, por donde pasa la bohemia costera. Juan Robles, a los veintipico, hizo pie en Buenos Aires. Y más allá de apostar a discos acompañado por bandas, además apela a las giras nocturnas. Y, a su vez, el cantante también comparte lo suyo de manera solista, tal como lo hará el viernes 25 de julio en Hasta Trilce, en donde se apropiará, por un rato, del piano de cola, el que siempre se lleva las miradas sobre ese importante escenario porteño.

-Juan, ¿por qué apelás a un formato solista en este próximo show?

-Estoy preparando un nuevo material. Un disco, supongo. La idea es registrar todo lo que se pueda de aquí a marzo: recitales en vivo, grabaciones de celular, escritos, conversaciones, etc. Luego seleccionaré lo mejor, haré que encaje, me tomaré el tiempo de regrabar, corregir, y, finalmente, lo publicaré. En esta oportunidad, ya que el concierto será en Hasta Trilce, que es un sitio divino en el que siempre quise tocar -y encima tienen un piano de cola-, me dije: «Bueno, es una excelente ocasión para que esta noche forme parte del proyecto».

-¿Qué es el piano para vos, en tu vida? ¿Cuándo empezaste a tocarlo y quiénes fueron tus influencias?

-El piano en mi vida es un problema. No disfruto tocarlo ni estudiarlo. Lo hago porque sí, porque es lo que en algún momento elegí y me sirvió para algo, ya sea conquistar una chica, conocer gente, purgar alguna emoción. Pero jamás ha sido un artefacto placentero.

-¿Cómo vivís esto de hacer pie en Buenos Aires, ya desde hace un par de años, pero sin dejar de tocar en Mar del Plata? ¿Es difícil sostener económicamente la vida desde la música siendo un joven hoy?

-Vivir en Buenos Aires me encanta. En Mar del Plata estoy tocando poco y nada, aunque me encanta hacerlo. Y eso de si es difícil sostenerse con la música… ¿Qué se yo?. Debo admitir que esto de cantar lo hago porque puedo. El escribir canciones como laburo no existe, salvo casos excepcionales, donde se le reconoce económicamente a su autor como a un verdadero talento o, en todo caso, donde un tipo compone gilada para algún artista mainstream de turno. Cosa que tampoco me parece mal, ¡eh!

-¿Podrás describir el circuito por el que te movés? En su momento, hasta hace poco, existió Moscú, o bien el CC Morán, ¿hoy por dónde se mueven los músicos jóvenes?

-No sé dónde nos movemos los músicos jóvenes. Yo suelo tocar bastante en JJ Circuito Cultural y El Boliche de Roberto, por ejemplo, que son lugares que quiero mucho. Aunque, claro, de donde me llamen, si hay buena onda, iré.

-¿Cómo definirías a tu propuesta musical?

-Lo mío son crónicas cantadas, con un pelo del bigote de Frank Zappa y un trago del whisky de Vinicius de Moraes.

Foto superior: Cristian Colalillo.

Acerca del autor

Compartir en:

Dejanos tu comentario

Tu email no se publicará