Música urbana: Lola Índigo y sus más de 100.000 espectadores en tan solo una semana, en dos estadios diferentes

Solo siete días después de abarrotar el Estadio Riyadh Air Metropolitano de Madrid con 65.000 fans, Lola Índigo ha vuelto a superarse en el Estadio La Cartuja con más de 35.000 seguidores, sellando así un doble hito de más de 100.000 espectadores en una semana.

La artista granadina convirtió La Cartuja en un emotivo «regreso a casa». El clímax llegó durante GRX, su homenaje a la tierra que la vio crecer fusionando tradición y modernidad en una actuación profundamente emotiva e íntima. Se escuchó un solo de guitarra flamenca a cargo de José del Tomate seguido por sus canciones más representativas del disco y sorprendiendo con la interpretación de Verde, homenaje a Lorca que interpretó por primera vez en los Premios Goya en febrero de este año, además con la interpretación de «El Pantalón» junto a Sara De Las Chuches.

El concierto se dividió en tres actos que recorren su evolución artística: la bruja, la niña y el dragón. Cada capítulo fue una declaración de intenciones, un viaje emocional y visual que repasó sus cuatro trabajos discográficos con colaboraciones estelares, coreografías apoteósicas, un cuidado vestuario y una puesta en escena al nivel de los grandes espectáculos internacionales.

El espectáculo abrió con una sorpresa: Ya No Quiero Ná, la canción que habitualmente cierra sus shows y que fue el primer lanzamiento oficial de «Mimi como Lola Índigo». Con este gesto, la artista quiso rendir homenaje al inicio de su carrera, al álbum con el que se encontró a sí misma artísticamente y marcó el nacimiento de su alter ego.

Para cerrar, recibió como invitado a su amigo y artista RVFV, con quien interpretó «Trendy», «Romeo Julieta» y «Casanova». La energía fue inmediata, envolviendo al público en una «atmósfera brujil» y poderosa.

Uno de los momentos más emocionantes de este bloque fue el tributo a sus raíces: GRX, un homenaje a Granada.

La transición a La Niña se dio con fuerza y espectaculares visuales, abriendo con La Niña de la Escuela. Este bloque supuso un viaje nostálgico a los 2000 en el que rescató temas que hacía tiempo no interpretaba en directo como «Killa», «Tamagochi» y «Spinelli».

En «Tamagochi», la artista sorprendió al público saliendo al escenario al volante de un coche con la «L» de principiante, haciendo un guiño a su reciente logro de obtener el permiso de conducción. Un montaje sin precedentes con estructuras de andamios industriales reforzó la estética urbana de esta era.

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