Con una conferencia prensa llevada a cabo en la Casa de la Provincia de Santa Fe, que tuvo como cierre de gala un miniconcierto del Buenos Aires Trombón Ensamble, fue presentada este lunes la 23° Edición de Trombonazom que entre el 4 y el 10 de agosto reunirá en la capital santafecina a 22 profesores y a un centenar y medio de músicos de todas las edades y estilos, locales y de países de América, Europa y Asia, para compartir clases y talleres además de conciertos diarios de diferentes formaciones instrumentales, incluidas la Filarmónica de la ciudad y la Sinfónica provincial.
«Trombonanza es curso de capacitación y perfeccionamiento para trombonistas, eufonistas y tubistas en cualquier nivel de ejecución y cualquier edad», define Rubén Carughi, primer trombón de las sinfónicas santafecina y entrerriana e impulsor del encuentro, reconocido en 2011por la Asociación Internacional de Trombón como el evento de mayor impacto en el mundo relacionado con el instrumento, por su carácter innovador y por generar espacios e inquietudes entre sus ejecutantes.
A lo largo de los años -señala el encuentro desde su página WEB-, Trombonanza «ha generado públicos interesados en toda una producción musical que no es la habitual» y contribuyó a la valoración y acceso a un repertorio atravesado por instrumentos como el trombón, el eufonio y la tuba, que «hoy son parte del paisaje cotidiano de la ciudad» y que intervienen la ciudad de forma masiva una vez al año.
Para que eso suceda, mucho tiene que ver el espíritu inclusivo e integrador de la convocatoria que, tal como señaló en la presentación el tubista colombiano integrante que la Qatar Philharmonic Orchestra Richard Alonso Díaz, sienta en la misma fila de instrumentos a una niña de 8 o 9 años con Pablo Fenoglio, primer trombón de la Orquesta Estable del Teatro Colón. “Eso pasa solamente en Santa Fe”, aseguró el músico, que destacó el grado de reconocimiento que Trombonanza tiene en el mundo, a diferencia de lo que sucede en la Argentina.
El otro factor determinante que hace posible la maravilla del encuentro es que -añadió el propio Alonso Díaz- ninguno de los profesores, algunos de los cuales tienen un cachet por día de clase que asciende a los 5 mil dólares, “cobra un peso” por ser parte del plantel docente de Trombonanza. Del mismo modo que existe un sistema de becas para aquellos estudiantes que no pueden afrontar el costo del curso.
En ese sentido, Carughi enfatizó que pese a los problemas económicos, la calidad artística se mantuvo a salvo para esta nueva edición. “Era lo único que no que nos hubiera sonado mal, pero no bajamos un ápice la calidad artística y yo creo que eso es la Medalla de Oro de este año”, señaló. E insistió: “No podemos renunciar a la calidad artística ni a la calidad de los profesores y de las clases, ni dar menos clases.”
Y completó: «Espero realmente que esto tenga difusión, que la gente vaya a ver Trombonanza y participe, porque es una fiesta de de música popular y de la clásica, donde podrán ver a una orquesta sinfónica, bandas, dúos de piano y trombón, tuba y trombón, nenas y nenes tocando… Todo eso está creando una conciencia de cómo estudiar y de cómo tocar, y lo más importante que estamos logrando es que estamos viendo que la música que nosotros tocábamos cuando ya era éramos profesionales ahora la están pudiendo tocar chicos de 16″.
La agenda completa
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