Antigourmet es un movimiento gastronómico y de contenidos transmedia independiente que arrancó hace diez años con el objetivo de revalorizar bodegones, fondas y parrillitas en una época donde la moda eran las espumas, infusiones, menú de pasos y maridajes. El basquet, pero sobre todo el ir a comer post partido, unió a cinco amigos en su deseo de espacios que ofrezcan platos abundantes, ricos y sin pretensiones.
«Nosotros veníamos del interior y no nos sentíamos representados con el contexto gastro de Buenos Aires en 2014. Decidimos armar una guía de locales, bodegones, cantinitas, fondas, y comederos, es decir, lugares que para nosotros representaran qué era realmente la gastronomía argentina», dice Matías Pierrad, quien junto a Facundo Vozzi y Román Battiato -los tres oriundos de Junín-, Martín Pait -de Máximo Paz, provincia de Santa Fe-, y a Nicolás Beaumont, único porteño, crearon Antigourmet.
Iban a comer hasta tres veces por semana, hablaban con el dueño, con el mozo, con los comensales. Armaron un blog al que nombraron, claramente, Antigourmet, y a partir de las anotaciones que cada uno tomaba en su libretita, Matías narraba las reseñas. Después llegó el mapa y la app para que todos tuvieran un acceso rápido al recorrido Anti. La comunidad que se creó fue de esas fuertes, orgánicas y participativas.
La primera juntada con sus seguidores fue para S.O.S Bodegón, una acción improvisada en Facebook al enterarse de un local que estaba a punto de quebrar. La propuesta era simple: ir todos juntos a comer entrada, principal y postre, un martes, el peor día de la gastronomía, y llenar las mesas del salón. Otras veces fue realizar una colecta con la comunidad bodegonera para ayudar a abrir un espacio que había estado cerrado por seis meses por la enfermedad de su dueño. Hoy, gracias al granito de arena que aportó el Anti, muchos siguen abiertos, pandemia por medio.
En sus ya casi treinta juntadas, el Anti y su comunidad festejó con comida sefaradí; con paellas gigantes; se fueron a Rosario; y hasta bailaron con La Antibanda, unos músicos amigos que tocaron cumbia entre plato y plato.
Y como el Anti está vivo, siempre en movimiento y Facundo es maestro cervecero -participa en diferentes cámaras de la industria y hasta es jurado internacional de birras-, y quería abrir un bar, hace cinco años inauguraron La Esquina del Antigourmet, en Soler y Ravignani, Palermo. Con la cocina a cargo de Fabricio Potenza ofrecen el Insoslayable, un sanguche de milanesa estilo tucumano para compartir, con provenzal, que es el plato emblema. Además, hay de bondiola, buñuelos de acelga, tortilla, papas fritas, tapas, picada. ¿El detalle? Si tenés más de 80 años, comés gratis
Antigourmet también está al frente del bufet del Club Círculo Urquiza -Roosevelt 5345-, un desafío ofrecido por su presidente durante la pandemia y que el Anti no desaprovechó. Su carta es similar a la de La Esquina pero se suma cafetería, tostados, conos de papas, panchos y hamburguesas. Además, cuenta con su primera franquicia en Junín, en la estación de servicio VOY, sobre Ruta 7, que ofrece empanadas de cordero, de osobuco, unas provoletas espectaculares, tortillas, picadas y sánguche de milanesa con materia prima local.
Más allá de la gastronomía, pero sin alejarse tanto, Antigourmet también desarrolla contenidos: poseen una agencia digital de comunicación 360° y una productora audiovisual integral que cuenta con estudio montado, cámaras y croma. Actualmente en sus propias redes están con: Sale con fritas, entrevistas gastronómicas que se publican en Youtube (www.youtube.com/
Para medios desarrollaron Bodegoles, donde unieron futbol y morfi para TNT Sports y Olé; una columna en Blender todos los viernes; y para el SubTV, Estación con Bodegón.
«El Anti va en busca de la honestidad gastronómica vista desde el dueño atendiendo, el mozo que te dice qué sí y qué no pedir, los precios normales, productos frescos y locales. El valor del Anti es revalorizar la olla abundante y compartida. El Anti es el lado B de la gastronomía, una fuerza imparable de argentinidad y su potencial es realmente infinito. El objetivo de estos primeros diez años fue defender y revalorizar a los bodegones. Ya lo logramos. Ahora es que en los próximos diez, todo el mundo conozca el Anti, la cultura bodegonera argentina; convertirnos en referentes nacionales e internacionales en esta forma de entender la gastronomía, y ser un movimiento global de vuelta a lo simple, a lo honesto. Ese es el AntiPlan», dice Matías.
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