Ana Prada presenta en Argentina su nuevo disco «No». Canciones que incomodan de forma casi imperceptible, los paradigmas del amor, los duelos, la memoria y la identidad. Se trata de un álbum muy esperado por ser el primero solista y de composiciones propias después de casi una década. «No» cuenta con la participación de su primo Jorge Drexler y de Natalia Oreiro.
En la Ciudad de Buenos Aires, el concierto presentación será el viernes 30 de junio en Niceto Club, con artistas invitadxs y la banda completa: Juan de Benedictis y Javier Mattano en guitarras, Juan Clemente en batería, Julieta Taramasso en bajo y Sabrina Diaz en teclados acompañarán a Ana Prada, que estará al frente con su voz y la guitarra.
Con una carrera que incluye presentaciones y giras en Uruguay, Argentina, Brasil, Estados Unidos y Europa, escenarios compartidos con Teresa Parodi, Sandra Mihanovich, Fernando Cabrera, Manu Sija, Nano Stern y Kevin Johansen, por citar algunas figuras, Ana Prada es una de las cantautoras más destacadas del Río de la Plata. Reconocida por su musicalidad, sensibilidad, fortaleza y carisma, deja huellas con cada canción.
Sus discos anteriores, «Soy Sola», «Soy Pecadora» y «Soy Otra», demuestran que la talentosa uruguaya está destinada a escribir parte de la historia de la canción iberoamericana: una artista con voz propia, con una delicada fuerza que en su música -como batalla personal y colectiva- entrega sensaciones íntimas y primarias que inequívocamente encuentran un correlato universal.
Su nueva producción, «No», es un puñado de ocho canciones que envuelven temáticas básicas y profundas, aparecen el amor y el desamor, encuentros y separaciones, despedidas, duelos y nacimientos.
Cuenta Ana Prada:“Es un disco que vino a rescatarme de un lugar muy oscuro donde estaba, representa para mí un renacer en muchos aspectos, sin dudas es un viaje introspectivo, con sensación de incertidumbre como cuando hice mi primer álbum. Ya estaba por convencerme que no podía hacer más canciones cuando apareció la posibilidad de trabajar en plena pandemia con Pedro Alemany, un joven músico, guitarrista y productor que fue durante su adolescencia discípulo de El Príncipe. Vivíamos muy cerca, ambxs teníamos niños pequeñxs y tiempos acotados -nos juntábamos en horario escolar o a la noche tarde cuando ya estaban durmiendo-; conectamos muy rápido desde el corazón con una energía creativa que nos permitió llevar adelante este proyecto salvador para mí como artista. Por eso NO, contrariamente a lo que podría pensarse por su nombre, es un disco que me llena de luz, como una bocanada de aire fresco que me hace reverdecer”.
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