Después del lanzamiento del álbum Kin Sonic en 2017 y de presentarse en más de 280 conciertos en vivo, los Jupiter & Okwess regresan con el explosivo álbum «Na Kozonga», del que emerge esa energía que hechiza al cuerpo y alimenta al espíritu.
Desde el principio, Rebel General y sus compañeros han sacado de la oscuridad a los ritmos del Congo, para revelar su magia: el poderío del rock y del funk: listos para todo tipo de fusiones musicales.
A juzgar por la recepción que han tenido sus conciertos -desde México a Brasil, pasando también por Colombia-, Júpiter ya fue adoptado como uno más dentro de Latinoamérica. Y fue en Los Ángeles, la ciudad más ‘latina’ de Estados Unidos, en la que grabaron «Na Kozonga», en los estudios de Mario Caldato Jr (Beastie Boys, Seu Jorge, Beck, Bjork, Blur, John Lee Hooker, Manu Chao).
Desde la samba carioca Rogê, hasta el rap del pionero de Brasil Marcelo D2, pasando por la Preservation Hall Jazz Band de New Orleans, por la voz de la cantante y militante chilena Ana Tijoux, por los riffs de guitarra del francés Yarol Poupaud o por la conmovedora voz de la vocalista Maiya Sykes, los Jupiter & Okwess dejan en claro que no le temen a los encuentros extraños ni a los viajes más locos.
Después de tantos viajes, el grupo lleva a «Na Kozonga» hacia las costas estadounidenses, donde la oscura historia en torno a la esclavitud dio origen a un álbum luminoso. ¡Parece que están ocupados recreando ese histórico comercio triangular en formato música!
Junto al álbum lanzaron un videoclip para la canción “Telejayi”, donde incluyen a Marcelo D2. El alma y la existencia post mortem son temas recurrentes para Júpiter, que en «Telejayi» refleja a la muerte y la vida como estados «gemelas». «Solo somos visitantes en esta tierra, la muerte se ha llevado a mis hijos”, canta.
La letra onomatopéyica de Júpiter y el rap de Marcelo D2, ensamblados en forma de música trance, se complementan con guitarras funk saturadas y ritmos ácidos en teclado con los que abordan estos reflejos metafísicos.
En su paso por Francia, Marcelo D2 se unió a la banda para un concierto improvisado teñido de una energía mística, federativa y universal.
En el videoclip, esta oscuridad toma la forma de un collage estético, agresivo y colorido. En él cobra vida una extravagante combinación de palabras, muertes, lágrimas, personajes, objetos y texturas de todo tipo, galvanizadas por frenéticos encantamientos musicales.
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