El film argentino «Planta Permanente» estrena a nivel nacional el jueves 29 de Octubre, a través de la pantalla de CineAR y CineAR Play.
¿De qué se trata? Lila y Marcela trabajan desde siempre como personal de limpieza de una dependencia estatal. Conocen sus recovecos como nadie y se han inventado una forma de subsistencia -y un sueño- gestionando un comedor absolutamente irregular en un rincón abandonado del edificio. Pero los tiempos cambian: llega una nueva directora -con sus discursos cínicos, plagados de lugares comunes- y con ella las promesas vacías, el cierre del comedor y una ola de despidos que destruyen el precario equilibrio de la vida en el Estado y transforma las tareas cotidianas en una lucha por la supervivencia.
Ezequiel Radusky, su director
Nació en San Miguel de Tucumán, el 11 de septiembre de 1981. Es director de cine y teatro, guionista, productor y actor.
Su primer largometraje de ficción LOS DUEÑOS (co dirigido con A. Toscano) se estrenó en la 52ª Semana de la Crítica del Festival de Cannes 2013 (Francia) en donde obtuvo la Mención Especial del Gran Jurado, participó de diversos Festivales Internacionales, y ganó el “Cóndor de Plata 2014” a Mejor Ópera Prima de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de Argentina.
Planta Permanente, su primer largometraje en solitario, se estrenó en la Competencia Oficial del 34 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata en donde su protagonista, Liliana Juárez obtuvo el premio a Mejor Actriz. La película fue seleccionada para formar parte de la Competencia Oficial del Festival Cnelatino, 32es Rencontres de Toulouse y del 66 Taormina Film Fest (Italia), entre otros. Además, fue ganador del premio a mejor proyecto del VI Foro de coproducción Europa-América Latina del Festival de San Sebastián (2017), obtuvo la Mención Especial en el Concurso de Guión en el 39 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, en la Havana (2017), y ganó el Fondo de Co Producción Ibermedia 2018.
Sobre el film, palabras del Director
Los que limpian quieren trabajar en oficinas, los oficinistas sueñan con conseguir una jefatura, los directores hacen sentir su autoridad a los jefes con mano dura, los jefes se desquitan con los oficinistas, y los que trabajan en oficinas tratan con desprecio a los que limpian. Entré a trabajar a la administración pública gracias al favor de una conocida de mis padres. Ingresé Contratado pero en menos de un año me convertí en Planta Permanente. Por haber ascendido tan rápido gran parte de mis compañeros me veían con recelo y envidia, pero al ser el ahijado de la jefa nadie me podía tocar. Sin embargo allí cumplía más de 25 horas semanales y todo lo que me pasaba en la vida lo compartía con mis compañeros de trabajo. Eramos como amigos íntimos, algo así como una familia. Pero estar tan dentro del sistema indefectiblemente te termina alienando. En poco tiempo me encontré haciendo cosas de las cuales renegaba. Observaba y juzgaba a todos de la misma manera que ellos lo hacían conmigo. Empecé a notar que los mismos mecanismos que operaban allí se repetían en casi todos los ámbitos de la vida en sociedad. Comprendí que la autoridad se ejerce de maneras muy variadas y que cada persona que pueda ponerla en práctica, lo hará. Entendí que quien pueda sacar una ventaja sobre el otro, cualquiera que sea, así será, y que si alguien logra algo extraordinario tal vez sea aplaudido al principio pero tarde o temprano caerá en las pantanosas aguas podridas de la calumnia y la envidia.
En «Planta Permanente» somos testigos del ascenso y la caída de una mujer que quiere transformar su realidad y del modo de operar de personajes que no son ni buenos ni malos, pero que, arrastrados por una extraña inercia, terminan actuando de manera nociva ante una posibilidad de mejora generada por alguien de su misma clase. También, vemos que las estrategias para progresar no siempre son inocentes y benévolas. Y es ahí donde radica el punto más complejo de esta historia.
En «Planta Permanente» las protagonistas no paran, no aceptan la derrota y se reinventan cada vez que es necesario. A su manera quieren romper, necesitan romper. Luchan contra los obstáculos que se les van presentando, pero también luchan contra los errores que ellas mismas van cometiendo durante su cruzada. En esta película vemos la historia de dos amigas entrañables que al principio es muy divertida, nos reímos con ellas, nos acordamos de cosas que hicimos con nuestros amigos, andanzas, aventuras. Pero de golpe, esa hermosa relación pasa por una crisis profunda de celos y viejos resentimientos estancados que salen a flote. La comedia se vuelve drama. Nos enojamos con los personajes, les queremos decir que no hagan eso, queremos avisarles que lo que se viene es mucho peor, y sobre todo extrañamos sus buenos momentos. Este juego de contrastes nos enfrenta y nos hace reflexionar acerca del comportamiento humano ante la ambición, no importa la clase social a la que uno pertenezca.
Siempre me interesó el cine que nos pone en evidencia, en la película me propongo hablar de cómo nos relacionamos y me pregunto si al no cuidarnos entre nosotros nos mantenemos en una constante posición desfavorable ante el sistema.
Creo en el cine que explora la condición humana en todas sus caras y que enfrenta las virtudes con las miserias. Porque parece ser que al ver ciertos personajes de ficción y al reflejarnos en ellos, recién ahí nos enfrentamos a nosotros mismos. Recién ahí nos preguntamos qué hacemos y cómo nos relacionamos con los demás en una sociedad que parece no encontrar la forma de achicar las diferencias entre sus miembros, sino más bien, todo lo contrario.
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