La cerveza Esquel, una bebida que se nutre del paisaje que la cobija

Entre tantos atractivos naturales y culturales que tiene Esquel, en materia gastronómica sin dudas la cerveza es uno de los más importantes. Emprendedores abocados a la producción de esta bebida hacen referencia al agua del lugar, al paisaje que rodea la elaboración e incluso a los lúpulos que se cultivan en la región, como algunos de los “condimentos” que la vuelven tan singular.

“Sos un bendecido por estar en un paisaje único con agua de deshielo, bosques, lagos”, manifiesta Carlos, de Cervecería Esquel, quien apunta que en su emprendimiento intentan precisamente “interpretar el entorno”. Y que en el resultado se pueda percibir el sentido de pertenencia con la Patagonia andina: “Que nuestra cerveza te traslade a lo que vivimos nosotros”.

Nicolás, de Cerveza Origen, destaca puntualmente la calidad del agua de la cordillera patagónica como uno de los ingredientes que caracterizan a la cerveza de la región. “También se puede utilizar lúpulo fresco, cultivado en la región”, subraya, haciendo referencia al ingrediente que aporta amargor al sabor de la bebida.

Respecto a las preferencias habituales de los visitantes que arriban por Esquel en materia cervecera, Nicolás manifiesta que hay mucha diversidad de gustos. “Tenemos clientes que buscan siempre los mismos estilos y encuentran en nuestros productos un estándar de calidad premium”, explica. Y en el polo opuesto, “entre los amantes de la cerveza están los que continuamente están probando nuevos estilos, cervezas de estación, de guarda, estilos especiales”.

Traza una distinción etaria en lo que a preferencias respecta: “Habitualmente, los jóvenes son los que más buscan nuevos sabores, diferentes estilos o cervezas de moda; y los de mayor edad son, en líneas generales, más conservadores y optan por los estilos tradicionales”. Sin embargo, Nicolás destaca que los usuarios de mayor edad y experiencia, “cuando prueban nuevos estilos o diferentes a lo convencional, se llevan una buena impresión”. Y hace especial referencia a lo que se observa en ferias y eventos en los que hay posibilidad de hacer degustaciones antes de adquirir las cervezas.

En lo que a la elaboración de la cerveza estrictamente respecta, Carlos destaca que su empresa tiene una plantilla no muy grande de trabajadores, pero con un ritmo de producción intenso. En este sentido, subraya la virtud de adquirir experiencia en todas las áreas del emprendimiento. Manifiesta que se trata de una producción que genera trabajo genuino y en constante perfeccionamiento y especialización.

El contexto de distanciamiento preventivo generó un parate lógico en el rubro, como en el resto de la actividad económica. “De a poco volvemos a acomodarnos”, explica Nicolás, “recurriendo al trabajo con nuevos clientes, envíos de botellas fuera de la Provincia y apostando un poco más a la publicidad de nuestros productos”. Apunta que hay buenas expectativas y que tienen la fábrica a “capacidad de producción máxima”, lo que permite “seguir creciendo” pese a la situación general.

En los últimos años, la cerveza artesanal vivió un boom en nuestro país. Nicolás reconoce que se puso de moda, pero al mismo tiempo destaca que principalmente se empezó a difundir como bebida y a conocer la diversidad de propuestas que ofrecía una industria que era preexistente.

Carlos enmarca el desarrollo de Cervecería Esquel dentro de un contexto de florecimiento más amplio: “Cervecería Esquel es un proyecto de más de diez años, que surgió en la facultad, que se fue desarrollando despacio y a pulmón. Tratamos de hacer buena cerveza y aportar al desarrollo de la industria de la cerveza artesanal del país”. Actualmente producen cervezas clásicas continuamente y algunas variedades de manera estacional.

“El consumidor tuvo la posibilidad de probar cosas nuevas y aprender de cerveza artesanal”, destaca Nicolás sobre lo ocurrido en los últimos años. Sabe que “todavía falta mucho” para que se siga conociendo la variedad que ofrecen las cervezas artesanales y en particular las patagónicas, pero subraya que se trata de un camino que “se está haciendo de a poco” y que “la única manera de superarnos a nosotros mismos, es mediante la innovación constante”.

Ambas cervecerías se encuentran dentro del ejido urbano esquelense. Cervecería Esquel en Avellaneda 1934 y Cervecería Origen, en Avenida Ameghino 2173.

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