Manuel Álvarez Ugarte y Pedro Rossi anuncian el lanzamiento de su disco debut Trashumancias (músicas de ida y vuelta): nueve canciones profundas que invitan a viajar por las sonoridades de nuestra Latinoamérica. Acompaña a esta presentación, que fue llevada a cabo en todas las plataformas digitales, un documental en el que los artistas conversan sobre el origen del proyecto y el particular proceso creativo que trajo aparejado.
En 2016 el argentino Manuel Álvarez Ugarte llevaba diecisiete años viviendo en España cuando empezaron a aparecer las primeras composiciones de aquello que culminaría plasmándose en el reciente trabajo discográfico. “Trashumancias -señala el autor- es un intento de trazar una narrativa de lo que han sido estos últimos veintiún años en los que viví como un migrante, en los que experimenté cosas que cambiaron mi percepción de la realidad, en los que pude observar y sentir de primera mano la complejidad de lo que significa ser un extranjero. En algún sentido, es el proyecto de mi vida pero por esas curiosidades del destino no tiene en el centro a mi instrumento, la guitarra, sino a otro, el charango, en el que me siento un poco forastero”.
Alivianar la distancia, aprender a disfrutar de los trayectos y, sobre todo, ofrecer esa narración tan necesaria fueron, sin dudas, los tres ejes que atravesaron todo este recorrido. Y a su vez, un fuerte impulso por acercarse nuevamente a su tierra natal: “Yo siempre he sido un músico muy latinoamericano. En ese contexto tocar el charango, por ejemplo, se volvía un lugar seguro, en el que podía refugiarme. Su sonido me conectaba con este lugar; los propios caminos melódicos, rítmicos, armónicos que iban surgiendo me traían de vuelta”, explica Álvarez Ugarte. Sin embargo, con el paso del tiempo, comenzaría a descubrir que la intención de este disco iba mucho más allá que el representar su propia experiencia. Se volvió una invitación para una reflexión mucho mayor: Trashumancias, entonces, comenzó a consolidarse como una metáfora de las migraciones en general, una pretensión por ahondar en los elementos que viajan con todas las personas, originando ese diálogo de culturas que transforma la realidad y genera nuevas identidades.
El deseo de volver a vivir en Argentina se sumó a la oportunidad de iniciar un nuevo viaje, pero en esta ocasión, musical y compartido. Así lo expresa Álvarez Ugarte: “Sentía que venir a producir el disco en nuestro país era sumamente necesario, llegar con lo que traigo en la mochila, como una suerte de gesto de amor hacia el oficio y la tierra que instaló en mí esta impronta sonora. Además, creo que solo un artista de aquí me ofrecía esa posibilidad del encuentro, de nutrirse con otros en el intercambio.” Fue precisamente allí, en la búsqueda de ese otro –que no tenía que ver con la de cualquier instrumentista, sino más bien, con el hallazgo de una particular forma de expresar – cuando apareció el nombre de una persona que había conocido hacía unos meses y admiraba profundamente, el reconocido guitarrista Pedro Rossi.
Coherente con esas sonoridades y sentires que iban y venían, tampoco la obra pudo quedarse quieta: “El proceso creativo que llevamos a cabo juntos sobre esas músicas -explica Rossi- fue increíble, porque pusimos a dialogar las experiencias musicales de ambos. Se desarrolló en apenas un mes de ensayo y dos días de grabación. Fue un tiempo relativamente corto pero muy intenso, para compenetrarse tanto con otro músico, con el que nunca había tocado. Y resalto sobre todo eso, la oportunidad de dialogar. Lo que a mí más me mueve de todo lo que ocurrió en este encuentro es la conversación de dos experiencias y dos andares musicales que se cruzaron”.
Estas nuevas músicas de ida y vuelta supieron abrazarse y quedaron reflejadas en el material. En palabras de Rossi: “Para mí hay un factor fundamental en una conversación de este tipo, la confianza, y yo sentí que Manuel me la otorgaba. Él no buscó un guitarrista, sino a mí, lo que yo podía aportar desde mi mirada. Pude apropiarme, ser irreverente, probar, porque todo el tiempo eso iba a ser bien recibido. Había partituras pero todo el tiempo existió una libertad para que yo interrogara y jugara con ellas. Se estableció un código implícito, no hacía falta que tocáramos todas las notas, más bien, había que dar lugar y liberar la imaginación. Y a mí me encantó, es un modo hermoso de hacer música”.
El diálogo de los artistas, en una de las últimas escenas del documental, podría resumir la principal característica de la experiencia. Trashumancias está hecho, sigue haciéndose, de permanente movimiento: “Nunca una tónica para terminar, ¿te diste cuenta? Ningún tema termina en la tónica. Ninguno. Y bueno, eso quiere decir que los finales…”, comenta Álvarez Ugarte. “Son comienzos”, completa Rossi.
Para escuchar «Trashumancia» en Spotify: https://open.spotify.com/album/5MkR02NlUv1DaAdM5REBRZ?si=GvARD0pkT9K3RVPLoU8DDg
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