Home Reportajes ROBERTO RUTIGLIANO: “BRASIL ME INFLUENCIÓ COMO COMPOSITOR, ADEMÁS PERCIBÍ QUE HABÍA MÁS VALORIZACIÓN DEL SWING Y LA SIMPLICIDAD, ESO ME ATRAJO COMO BATERISTA”

ROBERTO RUTIGLIANO: “BRASIL ME INFLUENCIÓ COMO COMPOSITOR, ADEMÁS PERCIBÍ QUE HABÍA MÁS VALORIZACIÓN DEL SWING Y LA SIMPLICIDAD, ESO ME ATRAJO COMO BATERISTA”

ROBERTO RUTIGLIANO: “BRASIL ME INFLUENCIÓ COMO COMPOSITOR, ADEMÁS PERCIBÍ QUE HABÍA MÁS VALORIZACIÓN DEL SWING Y LA SIMPLICIDAD, ESO ME ATRAJO COMO BATERISTA”

A los veintiún años el baterista argentino Roberto Rutigliano decidió radicarse en Brasil, por lo que toma contacto directo con los ritmos originales de la percusión y lo incorpora a su repertorio de jazz y afro. Pese a que hace 30 años vive en tierra carioca, su identidad se encuentra marcada tanto por los distintos estilos musicales que abarca como por la influencia de haber crecido en el barrio de Wilde, al sur de conurbano bonaerense. A lo largo de su extensa trayectoria, compartió escenarios y grabaciones con distintos artistas de renombre como Osvaldo Fattoruso  o Hermeto Pascoal; sin embargo su perfil siempre se mantuvo pausado y en permanente aprendizaje. Este año estará realizando un homenaje a Astor Piazzolla en Buenos Aires, convocado por Pablo Aslan, talentoso contrabajista radicado en Nueva York.

Por Lucía Salto

-¿Qué recuerdos tenés de tu formación musical?

-Existe el estudio formal, las experiencias musicales concretas (los grupos con los cuales uno toca), las músicas que uno escucha y los grupos que uno asiste en vivo. Me acuerdo lo que fue conocer el grupo Weather Report en vivo, en el estadio Luna Park, en 1980 en Buenos Aires. La formación era con  Sawinul, Peter Erskine, Jaco Pastorius, Wayne Shorter y Bobby Thomas Jr.

 Yo conocía una música del grupo llamada “Birdland” y fui a escuchar con curiosidad este grupo de jazz-rock-fusión. El grupo superó todas mis expectativas, las composiciones, los solos, los ritmos, los timbres, la performance de cada uno de ellos.  A partir de esa experiencia supe que la música podría tener otras variantes, mi afinidad estética fue total y el encuentro en vivo con Jaco, un aluvión de fuerza vital.

Antes y después hubo encuentros con otros grandes músicos en vivo, pero aquello fue una vivencia inspiradora iniciática que cambió mi vida. Es como conocer alguien que te diga: “Mi hijo, es para allá”.

-¿Cómo influyó en tu personalidad haber crecido en el barrio de Wilde?

-Wilde es un barrio que queda a 18 km. del centro de Buenos Aires. Un suburbio tranquilo. Existía un paisaje sonoro diferente que en la ciudad por que en la época se escuchaba el sonido del tren; “ta tan-ta tan- tu tun-tu tun”, el canto del vendedor de helado: “heladoooooo, palito, bombón helado”, a la tarde se escuchaba el canto del vendedor de diarios: “diarioooooo salió la Crónica, a Razón diario”, s gritos de las madres llamando sus hijos. Habían terrenos baldíos donde jugábamos a la pelota.

-¿Qué música escuchabas de pequeño?

 -Los discos que escuchábamos en las fiestas y en los bailes eran de gustos bien amplios, bien cosmopolitas.  escuchábamos desde Beatles, tango, boleros, jazz, música brasilera (Chico Buarque y Vinicius de Moraes), latina (Ruben Blades), rock nacional (Spinetta y Sui Generis), había también un disco “obligatorio” en los boliches llamado “The Rosko show” (que reunía música negra americana). También escuchábamos las lindas músicas de Joan Manuel Serrat.

En carnaval se escuchaba los grupos de murga, en casa tango, folclore y en las fiestas familiares, canciones italianas.

Mi personalidad fue influenciada por el hecho de vivir mi infancia en Wilde, lo digo en el sentido de desarrollar una cierta timidez provinciana para poder sentirme confortable en diferentes ambientes.

¿Te cuento una influencia musical de Wilde que repercutió hace poco en mi vida? Te comenté sobre el sonido de aquel tren, bueno estaba tocando con una flautista las 12 Fantasías de Telemann y de repente comencé a tocar un ritmo en la batería con aquel sonido del tren y me vi reviviendo aquellos colores suburbanos.

-¿Qué influencia tuvo en tu vida la posibilidad de radicarte en Río de Janeiro?

-Yo tenia la idea de que si conociese mejor ritmos latinos y brasileros tendría un arsenal musical que alimentaría mi vocabulario sonoro.

En la época (vine a vivir a Río en 1988), Brasil era un lugar de libertad social y de costumbres más relajadas.

La idea de vivir en una sociedad menos formal donde pudiese tener experiencias con percusión de modo más orgánico era muy atractivo.

También habían cuestiones estéticas en juego, porque existía en Buenos Aires un elogio del virtuosismo en los ambientes de jazz y  una cobranza por del dominio de la lectura en los ambientes profesionales, que no me gustaba, que no me interesaba. Percibí que en Brasil había más valorización del swing y la simplicidad, eso me atrajo más como baterista.

Además del lado rítmico, Brasil me influenció como compositor, porque aquí existen grandes melodistas como Villa Lobos, Noel Rosa, Tom Jobim o Edu Lobo.

¿Pensás que el ritmo innato de Brasil, mezclado con tu impronta argentina, te creó una identidad?

-Sí, por ejemplo, recientemente fui convocado por Pablo Aslan (contrabajista argentino radicado en Nueva York) para tocar en Buenos Aires con su espectáculo dedicado a Astor Piazzolla.

Me quedé sorprendido porque en Buenos Aires hay muchos buenos bateristas para tocar ese repertorio.

Entendí que mi virtud es que yo puedo aportar a la música de Piazzolla otros sabores, y eso alimentará la originalidad del grupo.

En Brasil mi lado latino también ayuda para que los músicos encuentren originalidad en mi estilo de tocar o componer.

-¿Cuáles son los estilos que fusionas a la hora de armar tu repertorio y enseñar a tus alumnos?

-En principio cuando toco algunos ritmos trato de relacionarme con su genealogía. Por ejemplo la chacarera argentina esta ligada con la tradición del ritmo “Alujá” y del “Jongo” que son de matrices afro-brasileras.

La milonga, que es un subgénero del tango, dialoga muy bien con “el Ixejá” que es un ritmo brasilero de la tradición del Candomblé.

En mi último disco mi música “Saturnina” justamente es una muestra de  como trabajo estas relaciones, la primera parte de la música es una zamba argentina y la segunda un samba brasileño.

En relación al material de mis clases, por un lado aprendí con mi maestro Antonio Yepez que la educación tiene que ser como una ropa a medida; por otro lado trato de mostrar para mis alumnos la relación ancestral que existe entre los ritmos.

En los repertorios de mis proyectos siempre eso está presente, en Buenos Aires tengo un trío con Matías González en bajo y Ricardo Nolé piano llamado Afro Trío  y en Brasil un espectáculo con Nivaldo Ornelas (saxo), Didac Tiago (percusión), Sergio Barrozo (contrabajo) y Antonio Guerra (teclado) llamado Afro Coltrane.

-¿Qué emociones transmiten tus alumnos cuando la enseñanza que les brindas avanza?

-Es una realización. Cuando tenés un alumno con dedicación y facilidad la clase fluye más rápido, cuando tenés un alumno con más dificultad tenés que desarrollar diferentes perspectivas para llegar a que él consiga tener musicalidad. Eso hace que tengas que tentar varios enfoques didácticos. Cuando ellos consiguen tocar con musicalidad aquel material que estamos trabajando me siento feliz de estar orientando aquel conocimiento.

-¿Cómo fue tu relación musical a la hora de compartir grabaciones o toques en vivo con artistas como Osvaldo Fattoruso  o Hermeto Pascoal?

-Cuando voy a tocar o comparto una producción con artistas consagrados como ellos o con Yamandú Costa, Daniel Binelli, Paulo Sergio Santos, Marcelo Martins, Nivaldo Ornelas, Sergio Barrozo, Egberto Gismonti, Americo Belloto o Odette Ernest Dias, trato de desmitificar la figura histórica y concentrarme en la música.

-Los ritmos afrobrasileros son tu predilección, ¿por qué?

-Entiendo que existe una riqueza histórica en los ritmos africanos que influenciaron a la mayoría de los estilos musicales de América.

El jazz, los ritmos latinos, brasileros, argentinos, de Uruguay, Colombia y Perú, por ejemplo, tienen raíces en estos ritmos ancestrales. Tocar desde ese lugar me coloca dentro de una tradición y me hace actualizar todo un viaje histórico.

Son ritmos ricos, variados, con síncopas , con posibilidades de enriquecimiento para mi y para la música que toco.

-¿Pensás que los artistas de diferentes vertientes deberían viajar un poco a sus orígenes musicales?

-Sí, y al mismo tiempo pienso que si un músico toca música clásica debería tocar jazz, “El negro” González, contrabajista y dueño del legendario bar Jazz y Pop decía eso. Decía que el jazz te abre ventanas de libertad.

También para quien solamente toca música popular tocar Bach, Rabel o Rimsky Korsakov vá a alimentar su apreciación artística.

Quien toca Samba puede aprender con otros estilos y así cada género musical va a traer algo enriquecedor. Tenemos que tener ese pie en la tradición (eso es inevitable) y al mismo tiempo deberíamos ampliar nuestros horizontes en diferentes direcciones, escuchar por ejemplo: André Jolivet, Cartola, Pat Metheny o Keith Jarret.

-¿Qué sentís por la percusión?

-Siento que es algo que hace parte de mí. Batucando con las manos, tocando la batería o el piano, siento que hacer ritmos es algo natural en mí. De la instrumentación brasilera toco surdo, redoblante, tamburin, cuica, agogô, repique  y ganzá.

-Cuando Roberto llega a su casa, ¿qué escucha?

-Escucho lo que estoy tocando, el repertorio que estoy haciendo. Hoy me escucho mucho a mi mismo, también a Coltrane, Piazzolla y las composiciones de Nivaldo Ornelas. Fuera eso escucho Parker, Keith Jarret, Bill Evans, Troilo, Tom Jobim, música ancestral… también escucho novedades.

-¿Cuáles son los estilos que más te gusta tocar?

-Jazz: porque aunque esté tocando samba, tango o música clásica, entiendo que el jazz esta ahí adentro. Para mí el jazz es sinónimo de espontaneidad.

Acerca del autor

Compartir en:

Dejanos tu comentario

Tu email no se publicará