Texto: Lucía Salto / Fotos: Rodrigo Ezequiel Santos.
Los jueves en Mutar son emblema, no solo por sus actividades musicales sino por ser el punto de encuentro en zona sur, de artistas que representan diversos géneros, y que como condición deben mantener la mística del lugar y la calidad sonora que los identifica.
El 25 de abril fue propicio para que Willy Crook & Funky Torinos aterricen como si se tratara de gente de otro planeta: del mundo funk & soul.
La prueba de sonido fue sin duda el aperitivo de lo que iba a ser la velada, ajustes en la acústica, luces, y coristas que pintaban con sus voces las paredes practicando pasos de baile que combinaban a la perfección, todo esto con un techo lleno de colores y bolas de boliche que colgaban de manera estratégica. Los que pudieron estar presentes en ése temtempié percibieron lo que deparaba: fiesta.
Pasada las nueves de la noche, el escenario se encendió con un artista que posee una trayectoria tan extensa como rica. Willy Crook es saxofonista, guitarrista, cantante y compositor, sin embargo a pesar de que fue parte de bandas del nivel de Los redondos o Los abuelos de la nada y a su vez telonero de David Bowie o James Brown, siempre mantuvo una impronta de perfil bajo, esto se vio reflejado en la inmediata conexión que tuvo con el público que se aglomeraba cerca del escenario, invitándolos a escuchar soul, funk y jazz, todo en una misma escena.
La lista de canciones por las que se paseó no sólo formaron parte de sus discos anteriores sino que dieron paso a la presentación de su reciente onceavo álbum “Twice”. Con cada acorde incitó a que la gente comenzara a bailar con sus tragos en mano, de esta manera la atmósfera se llenó de soul negro y arrebatador que se fusionaba con un funky rítmico y sensual.
Crook (voz, guitarra y saxo) se mantuvo en permanente contacto con sus músicos, halagando no solo a Aimé Cantilo y Johanna del Valle (coros), sino también a Leonel Duck (teclados), Esteban Freytes (bajo) y Juan Cava (batería) con quienes bromeó, bailó y presentó con orgullo.
La ironía del artista fue el condimento durante todo el show: “Esta canción que vamos a tocar está en inglés y significa Déjenle propina a las meseras” fue la frase que repitió y generó risas de complicidad entre los presentes. Un intervalo fue motivo de descanso para que todos se dispusieran a llenar sus copas y seguir bailando.
El inicio de la segunda parte del concierto estuvo a cargo de la voz de Del Valle y Cantilo que junto a su guitarra, pasmaron a unos oyentes exigentes y dispuestos a disfrutar sin medida de un menú musical exquisito. En esta oportunidad, Crook fue parte de ese público porque se dispuso a escucharlas con atención desde el fondo del escenario sin intervenir, y con orgullo apludió a cada uno de los músicos que lo acompañaron en toda la tertulia. Luego arremetió con su guitarra y cantó junto a las coristas.
El menú de fusión ameritaba un plato fuerte de Willy Crook en saxo, las notas se enredaron con los diferentes instrumentos de la banda y las voces femeninas dieron un toque de magia que coronaron en un silencio total, para que la multitud se extasiara al escuchar atentamente, las notas que emitía este instrumento musical de viento.
Se acercaba el final del show y la gente pedía más, aplaudía y bailaba, pero este artista ironizó otra vez y dijo: “-vamos a hacer la falsa despedida y tocaremos otros temas.” Esto ocasionó algunas carcajadas y fue el anuncio de que todavía faltaba lo mejor: El sólo de un artista argentino referente que perdura en el tiempo.
Con guitarra en mano y una camisa roja que parecía prendida fuego, el escenario viajó directamente a las tablas de soul negras de los años ´sesenta y al rhythm & blues más seductor. Sin dudas, lo mejor del world music se dejó para el final.
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