Omar Giammarco es un cantautor argentino que, a través de su música, une las orillas del Río de la Plata con el sur de Brasil, entre tantas otras búsquedas de sonoridades. El samba, el candombe, la milonga, la canción son sus leales aliados a lo largo de su obra y, en especial, en su nuevo trabajo discográfico, “Ensimismado” -el séptimo de su carrera-. Este talentoso artista de 50 años compartió escenarios y grabaciones con pares de la talla de Lila Downs, Cesaria Evora, Concha Buika, Liliana Herrero, León Gieco, Fernando Cabrera, Lidia Borda y Hugo Fattoruso, entre otros. Además produjo discos ajenos como, por ejemplo, «Viajera» de la cantante uruguaya Malena Muyala, «A boca de jarro» del dúo «Los Mileo», «Salto Mortal» trabajo solista de Dolores Solá, “Kapelutz” y “Los últimos días de Jhonny Weissmuller” del músico y poeta Albero Muñoz. Por otra parte, compuso la música original para numerosos espectáculos de cine, circo, teatro y televisión, por el que recibió numerosos premios.
Por Sebastián Duarte / Fotos: Laura Tenenbaum
-Omar, ya realizaste la primera presentación oficial de Ensimismado, tu nuevo álbum, en La Tangente, y pronto volvés al Centro Cultural Matienzo, donde tantas veces tocaste, ¿te cuesta conseguir lugares acorde a lo que pretendés musicalmente?
-En muchos lugares es difícil, porque por ejemplo yo tengo que llevar piano eléctrico y no podés tocar muy fuerte la batería. En lugares como el Matienzo tocamos durante muchos años, es un lugar en el que nos sentimos cómodos. Por eso el 20 de julio hacemos la segunda presentación del nuevo disco, pero allí.
-¿Las letras de Ensimismado son acaso el reflejo del momento que te toca atravesar en tu vida en la actualidad?
-Es el primer disco que yo hago sin producirlo. Lo produjo Pelu Romero. Es un disco maduro. De determinada época de la vida, tal como expresás. Gran parte del disco trata sobre cosas que nos pasan o preguntas que nos empiezan a surgir a personas de 50 años. Hay algo que tengo en claro: los artistas que me gustan o nos gustan a muchos no se quedaron en el tiempo a lo largo de su carrera. Escuchás su obra y no te hablan siempre de lo que les sucedía a los 25 años. Mirá, antes pasaba que no se podía ser viejo en el rock, por lo menos en el de acá, como que no se podía envejecer.
-Respecto al sonido del disco nuevo, se nota muy sólido y variado, ¿el concepto sonoro se lo planteaste vos al productor?
-Está muy logrado. Esa parte me sucedió por sí solo, la idea central. Anduve por el sur de Brasil, por Montevideo y Buenos Aires. Hay algo que es real: para una persona del NOA mi música resulta exótica, pero no para alguien de Brasil o Montevideo. Por ejemplo me subo a un taxi en Brasil y suena una milonga. Mi idea, a diferencia de otras veces, fue la de grabar en cada lugar. Grabé las canciones con artistas invitados en sus lugares de origen, o sea grabé en Puerto Alegre y en Montevideo, además de Buenos Aires.
-¿Cómo surgió la elección de una versión de una canción de Charly García?
-”Música de fondo para cualquier fiesta animada” no es una canción muy conocida de Charly García. Sin embargo a mi me gusta mucho y la toco en encuentros con amigos. Hace un año y pico había músicos en un encuentro y la toqué también. Y su letra, si te ponés a pensar, parece escrita para el momento. Lo importante es que primero habla del momento y segundo que no fue muy difundida. Tuve el honor de contar con la presencia de Rodolfo García en la batería para dicha grabación.
-Claramente sos admirador de la música de Charly García, ¿le hiciste llegar tu versión?
-Vos pensá que Serú Girán fue fundamental para mí y los veía cuando empecé con la música. Y Luis Alberto Spinetta también. Charly García y su poder como cronista mientras que Spinetta y lo poético a cuestas. Charly siempre tuvo eso de adelantado. Si lo iba a grabar tenía que ser una versión. Además lo mío es admiración hacia él. Nito Mestre escuchó la canción. Fue así. Resulta que Rodolfo la subió a su facebook y Nito la escuchó y enseguida me envió un mensaje privado diciéndome que le encantó. Queremos hacérsela llegar a Charly García, estamos viendo cómo.
-La canción Kong describe una imagen de Mar del Plata invernal. Solamente los que viajan seguido a esa ciudad balnearia pueden traducir esa descripción con tanta claridad como lo hacés en su letra, ¿solés viajar seguida para allá?
-King Kong es la historia de la película. Resulta que al muñeco a La Rural, en el marco de un circo. Mi abuela me llevó a verlo. . Lo cierto es que lo veías solamente dos minutos, al final del espectáculo; gritaba fuerte y terminaba el show. Después llevaron el espectáculo a Mar del Plata y fue un fracaso rotundo porque la gente se encargó de decir por todos lados que era una estafa esa presentación. . Y los productores se fugaron por el fracaso. Y el muñeco quedó allí. Respecto a lo del clima marplatense que hacés mención, mucho tuve que ver mis viajes de vacaciones, con mi papá y mis abuelos. Hemos ido en verano, otoño, invierno. Ellos iban siempre al casino. Viví mucho Mar del Plata en otoño e invierno. Cuando hice la canción, su descripción me salió con naturalidad. A la gente de Mar del Plata también le llama la atención esa canción y su descripción, tal como vos lo mencionás.
-¿Cuándo y bajo qué contexto te iniciaste en la música?
-No me pasó hasta los 14, casi 15 lo de la música. Mi abuelo fue bandoneonista y mi tío fue violinista. Había tango en mi casa. Y en la secundaria, un compañero que había repetido varias veces junto a otros pibes de la división armaron una banda de rock y me convocaron para que escribiera las letras de la canciones. No me atraía la música, sino la escritura. Yo quería ser escritor. Empecé a ir a recitales de Pastoral y a Riff a Obras Sanitarias. Iba solo a los recitales. De un día para el otro cambió mi vida y me puse a estudiar. Hasta los 15 no tenía idea de los que iba a venir después. A mí las letras me importan mucho y leo bastante. Mi interés por escribir cada vez fue mayor a medida que crecí. Me acuerdo que con el Premio Nobel a Bob Dylan algunos escritores estaban enojados, pero escribir una canción es escribir también.
-Vos que formás parte de la world music, ¿qué evolución tuvo en Argentina en los últimos años?
-A la Argentina le costó tiempo aceptarla. Hay un prejuicio de pensar que la world music es un invento. Yo tuve la suerte que en 2001 cuando saqué mi primer disco me invitaron a un festival en salavador de Bahía. Y toqué en el mismo lugar donde tocó Lila Downs. Eso me influyó bastante. Sentí que lo mío estaba ahí adentro. Las fusiones musicales se fueron dando por gente como Lila Downs. Primero empezaron súper mexicanos y luego se abrieron a otros estilos. Al sonido de las mixturas lo relaciono con la libertad y la verdad. La world music tiene base fuerte de tradición que dialoga con la realidad. Una cosa es el folklore de un país que no se mezcla y otra diferente que dialoga con todo lo que sucede en el mundo. “Criollo del universo”, como dice la frase de Francisco Madariaga.
-Compartiste escenarios con íconos como Concha Buika, Fernando Cabrera y Lila Downs entre otros, ¿te hiciste amigo de esos artistas?
-Con Lila Downs hay una amistad. Vino a casa. Y un Día de la Madre nos juntamos en la casa de mi cuñada. Lila nos quería ver y nos preguntó qué teníamos que hacer. Entonces la invitamos y vino con todos sus músicos y con Paul, su marido. Con ella y con Paul nos juntamos siempre a comer. Cuando ellos vinieron a tocar por primera vez aquí, yo les di mi primer disco. Y Paul me dijo que les gustó mucho, de un día para el otro. Tuvimos una relación por carta. Ya para el disco siguiente Lila grabó Milagrera. Recuerdo que Paul me pidió que doble el estribillo. Y tenía razón con lo que me sugirió, quedó bárbaro. Ellos son abiertos, se conectan con los lugares por donde pasan, les gusta contactarse con las gentes y costumbres de un espacio.
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