Pedro Conde es músico, compositor, intérprete y productor. Durante sus más de treinta años de trayectoria participó en encuentros musicales junto a glorias de nuestro rock como Rodolfo García, León Gieco, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, Edelmiro Molinari y Afrocandombe.
El próximo sábado 15 de febrero celebrará un año más de vida junto sus hijos, en el escenario del mítico bar de Almagro, El Imaginario Cultural.
Por Magalí Sosa
-¿Qué tiene de especial esta celebración?
-La alegría de volver a cantar canciones luego de años de mordaza de la cultura y de este estilo que si bien ya es premio Nobel gracias a Bob Dylan, no tiene espacios donde mostrar ni medios que difundan las producciones nuevas
-¿Cómo es tocar en el Imaginario y lo que representa para la escena musical?
-El imaginario cultural tiene muchos años de permanencia en el circuito under porteño; es más, creo que es pionero de movidas que luego estallaron en bares y de público.
Tienen 25 años de permanencia y además de ser amigos, ofrecen condiciones de trabajo más justas que las que prevalecen en el medio alternativo.
-¿Cuáles son las dificultades de los músicos para tocar hoy en vivo? Te pregunto a partir de estos tratos injustos de muchos lugares que mencionás
-El hecho de salir a tocar debiendo pagar por hacerlo es una práctica instalada hace 30 años y que desvirtuó la calidad del trabajo musical, pues debe competir con gente que garantice el consumo en el local pasando la música a ser meramente un adorno para la venta de alcohol.
-¿En tu carrera y especialmente en El Imaginario te cruzaste con Skay y la Negra Poli?
-Ellos suelen aparecer. Y sí, cuando los veo nos saludamos con cariño, hace muchos años que nos conocemos y también supieron grabar en mi segundo disco.
¿Alguna anécdotas? Sí, cuando grabamos en ION para «Sin Presupuestos», mi segundo álbum, Poli me obligó literalmente a poner en los créditos «Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota», a pesar de que Solari no participó, porque Patricio Rey le había dicho que Patricio Rey quería que en los créditos figurara Patricio Rey y no simplemente Semilla, Skay, Piojo, Willy como nombres sueltos.
Lo que haría que ese tema, «Ruego Mágico», fuera el único en que la banda Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota acompañara a otro cantante.
-¿Cómo es compartir el escenario con tus hijos?
-Es un estímulo para todos y cada uno, pues yo hago esto desde mi infancia y ellos también y haber podido tocar juntos nos brinda una parva de recuerdos amén de un entrenamiento sobre tablas y no en la teoría simplemente
-¿Cómo es tu relación con las redes sociales?
-Como con mi barrio, vivo ahí.
Las redes son el soporte de mis pensamientos, así como fueron los discos y su difusión en el siglo pasado, sólo que sin pedir permiso a ningún empresario ni la obligación de tener éxito para poder seguir pensando y expresándolo.
-¿Qué pensás de todos los homenajes y tributos post mortem que se están haciendo ahora?
-Como todo, en su justa medida. Lo que rompe las bolas es que habiendo tan pocos espacios para la difusión de obras nuevas y originales, se llenen de tributos que ni siquiera aspiran a reflejar la obra que los inspira y se transforman en una ceremonia de masticar muertos. Sin rigor. Sin amor.
-¿Cuál es el legado real qué crees que dejan estos artistas?
-Cuando me hablan de legado siempre pienso en Eduardo Mateo que es una fábrica de inspiración y de belleza, pero que no disfrutó del fruto de su obra y murió en la absoluta pobreza, habiendo dejado tanto que es imposible de explicar
Homenajear es loable, pero parte del homenaje a los creadores es intentar seguir su huella creando
-¿Cómo ves la escena local hoy del género rock folk?
-Antes una guitarra llamaba a la reunión. Hoy todo lo contrario, sacás una guitarra y todos salen corriendo.
La falta de ámbitos donde esos géneros vivan los convierte en piezas de museo. Aunque creo en el poder de la canción y de la expresión a través de ese género. Crear es la consigna y atreverse a equivocarse en pos de la belleza
-¿En qué estás trabajando hoy por hoy?
-¿Sos músico y de qué trabajás?
Ese chiste sigue siendo el eje de la vida de los músicos
Trabajo de vago y por eso sigo persiguiendo esa canción que me emocione y cambie el mundo.
(Pero «Yesterday» ya existe)
-¿Con respecto a esto ¿tus búsquedas personales en relación a la música apuntan a cambiar el mundo?
-No bajo la apuesta: si la música cambió mi vida, mi música puede hacerlo con los demás. También puede ser una forma de comercio, pero soy de los que regalan caramelos cuando atiende un kiosco.
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