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ETERNA INOCENCIA: EL HARDCORE DE LA RESISTENCIA

ETERNA INOCENCIA: EL HARDCORE DE LA RESISTENCIA

Después de un viaje por Europa, al que consideró “introspectivo”, Guillermo Mármol volvió a Argentina con el propósito de encarar una gira latinoamericana y nuevas canciones con Eterna Inocencia, una de las bandas más convocantes del hardcore punk local; además reaparece bajo el brazo con “Bakuninistas”, lo último de Los Ingobernables; y retoma el proyecto Nantes. Entre los apuntes del 2019 a tildar, también presenta su programa radial “El Manifiesto”, y re ediciones en vinilo de Eterna Inocencia, su grupo con el que supo sortear los avatares de un estilo y que ha tomado vuelo propio a través de los kilómetros recorridos. Los mismos que su cantante, de cuarenta años, necesitó para reconocerse como “parte de un proyecto que se plantea como de resistencia”.

Por Norberto Alfaro / Fotos: Mathias Magritte

“Me impactó mucho la muerte de Danilo de Os Mocos (banda punk). Murió tocando en Junín a las cuatro de la mañana, con un estado de conciencia de lo que quería hacer en el under de la tercera corona de la provincia, y la verdad es que a partir de eso volví a tocar con Tatán porque me dije: ‘no puede pasar la vida sin compartir’ ”.

Guillermo Mármol encara la charla con la emoción de los recuerdos y con un presente prometedor. Entre cafés, la excusa de la gira por Latinoamérica sólo se presenta como el primer paso a un enorme diálogo.

Una Latinoamérica llena de diálogos

“Estamos muy contentos con la gira, la planificamos en el año con la idea de darle prioridad a América Latina como una posibilidad de expansión después de cierta experiencia en las provincias. En determinados momentos nosotros visitamos lugares como Tucumán, Jujuy y de hecho queremos expandirlo hacia el sur, todavía hay fechas por cerrar, lugares por definir; o poder viajar a Chile pero tocar en lugares que no sean la capital si no en ciudades aledañas. A Colombia vamos a visitarla por primera vez, a Perú volvemos después de catorce años, eso es impresionante si vos pensás que la banda va a cumplir en 2020 los veinticinco años”, reflexiona el músico de manera fluida y añade: “Estamos disfrutando, somos conscientes de la expansión del mensaje, pero también reconocemos la retribución que nos dio la vida para conformar un grupo humano que pudiera perdurar en el tiempo y tocar. Es toda una aventura en sí y expandirlo en proyectos paralelos como un grupo de amigos que además tienen bandas y una concepción, una filosofía. Sentimos que hay una etapa de retroalimentación”.

-Y en estos veinticinco años, ¿cómo atravesaste el cambio generacional del público?

-Pasaron generaciones, pero tampoco es tanto y tan poco. El otro día contabilizamos los menores que fueron al show de San Miguel (provincia de Buenos Aires) porque era un show ATP… ¿Cuántos menores creés que entraron? Te lo contesto yo: “Diez personas”. Eso te da un sentido, hay mucha gente que está entre los veiticinco y treinta y cinco años que viene a ver a Eterna, te lo digo porque hablo con ellos, salen con amigos y vienen a vernos porque tocamos una vez al mes, entonces en vez de ir al bar van a ver a Eterna porque es su refugio generacional en algún punto, además un lugar donde pueden ir a comulgar con un montón de ideas, que tiene empatía con un estado de situación, de desesperación y en un punto, un refugio. Me parece que algo de eso hay; y la banda resiste al cambio generacional. Evidentemente uno es depositario de esas percepciones o preocupaciones. Con Eterna es más que evidente el apoyo de la gente, algo debemos estar haciendo bien a nivel de empatía.

-Eso de hablar con la gente mantiene el vínculo.

-Sí. Ahora se me hace muy difícil hablar antes de los conciertos porque competir con los parlantes o con una banda en vivo pone en peligro mi voz, que es lo que necesito para el resto del recital, por eso la gente sabe que después del concierto es más fácil poder conversar. Esas manifestaciones de cariño no se dan sólo en un recital, también se dan en la calle cuando te cruzas con la gente. Resumiendo no sé si el público cambió, que se renueva seguro pero siempre hay una base. Eso es un privilegio.

-Si bien Eterna Inocencia se “latinoamericanizó” dentro del hardcore punk, también lo hace en una época muy diferente a otras, ¿no?

-Extinto, casi. Igual hay personas más grandes que siguen resistiendo en el estilo. Bad Religion sacó un disco hace un mes y eso de alguna manera es una vara. De todas maneras no me comparo con una banda de esas características. Por otra parte, el contexto en el que se mueve una banda como la nuestra claramente es diferente, es otro entorno, son otras las circunstancias; y Eterna Inocencia sigue teniendo por convicción una filosofía “Do It Yourself”. Hoy eso es como lo que termina determinando que la gente que viene a los conciertos acuda en esa dirección.

Eterna Inocencia supo cómo graficar en melodías los sinsabores de un continente que reconoce su historia, y en sus letras aparecen personajes como Pablo Neruda, los mártires de Trelew, y Darío Santillán junto a Maximiliano Kosteki, como un solo puño apretado.

El nuevo material tendrá en su lírica una suerte de homenaje a lugares y personas que ofrecen desde la contracultura una respuesta de resistencia y esperanza, ante una realidad más Neo que Liberal.

“Es una respuesta a lo que está pasando ahora, lo que pasa es que la promovemos desde experiencias de resistencia difundiéndolas. Es un concepto también que trata de evitar la mierda que siempre tuvo gran parte de éste estilo de música que es hablar de los demás y por detrás. El problema es cómo trato de ver mis errores, qué tengo que cambiar de mi percepción, qué puedo contribuir como banda del estilo al estilo y a modificar lo que no me gusta del estilo. Por eso se tarda cinco años en sacar un disco porque no es fácil armar las letras para eso y tratar de ser impecable en la palabra. El que sabe comer, sabe esperar”, dice su frontman.

En el disco van a tener el caso de Catalina Clandestina, unos pibes que tienen un proyecto ambiental maravilloso en lo que se llama también Laguna Cachicoya o Laguna Larga, con una problemática que es que al trazar la Autopista Córdoba- Rosario, se drena la laguna; es casi una crisis identitaria, es como que te llames Quilmes y vuelen la cervecería o la fábrica Rigolleau en Berazategui, son símbolos. Lleva su nombre y no tiene laguna.

Entonces armaron un colectivo con el nombre de Catalina Rodríguez, una libre pensadora de principios de siglo con ideas de trazar surcos grandes de libertad. Una historia hermosa de cómo apropiaron un espacio y lo pelearon en el Concejo Deliberante. Ocupar algo en un pueblo es un verdadero problema a diferencia de la ciudad, se agudiza. El trabajo de los compañeros vale el doble y hacen permanentemente actividades con sectores del pueblo; y en un proyecto a largo plazo tienen la idea de reconfigurar el ecosistema, que el pueblo vuelva a tener la laguna. Hay una canción dedicada toda a esa historia. También hay una canción dedicada a Danilo (Os Mocos), un homenaje explicando toda esa concepción que él tenía y la bajé a una letra. Va a ser un discazo en cuanto a las letras, estoy quedando muy conforme pese a parirlas bastante. Dos las hice durante el viaje y ahora me propuse hacer una por mes.

Guillermo Mármol: la coherencia en el discurso y en la canción

-Hace unos meses, Sergio Rotman (Los Fabulosos Cadillacs) sostuvo que el único acto de rebeldía posible hoy es estar “offline”. ¿Cuál sería un acto revolucionario en el punk hoy?

-Ya estar tocando hoy es un acto de resistencia. Tocando con las mismas condiciones que hace 25 años. Es parte de una praxis, a grandes rasgos si tengo que afirmar que implica tener mi propio estudio, concebir, producir y editar mis discos como los he editado desde el principio hasta el último DVD, teniendo una concepción del arte muy conectada con nuestra filosofía “hazlo tu mismo”, me parece que la definición está ahí. Tocar en lugares como Vorterix, después hacerlo en el Playón de Ciudad Evita, o en una asamblea de la Unqui con Los Ingobernables, en Varela o en Quilmes en la calle…me parece que esa es una buena definición de sujeto revolucionario.

Otros noventas

Pese al escepticismo que mantuvo frente a la que considera “una reacción neoliberal furiosa”, Guille tampoco descartó sentir por momentos desazón y fastidio. Pero “como nunca antes la respuesta ante eso fue activar”, la crítica aparece a través de la obra.

“Nosotros si escuchábamos hardcore punk en esa época (los noventa) quizás fuimos los primeros en apreciar las críticas al sistema neoliberal, porque aquellos que hoy sostienen desde el arco político que los noventa fue una época despolitizada, no curtieron el hardcore punk y no estuvieron en lugares donde nosotros estuvimos que si permitirían demostrar que no fue así. Que era una minoría activa, seguro. No eran grandes masas populares pero el hardcore no es para las mayorías y no lo digo yo. Entonces partiendo de ahí, de algo estamos seguros. Nosotros estuvimos en lugares donde supimos apreciar que el modelo se caía a pedazos y ahí nos hicimos fuertes, después transitamos una situación novedosa con el cambio de paradigma con los gobiernos peronistas de los últimos años, por lo menos al principio en cuanto a política de derechos humanos, y eso interpeló a todo el mundo, me parece; incluso a la escena hardcore punk. Hasta pareció en un momento carecer de argumentos: mirá de qué año es el disco de Los Ingobernables, “Cuando el hardcore llama”, por eso digo ‘pareció’”.

“Nosotros somos los que mejor estamos preparados para enfrentar esto, ya tenemos llagas, entendemos de lo que nos están hablando, entonces hay que salir a pelear con la certeza de que estamos reconociéndolo, lo transitamos y lo padecimos. Ahora sabemos lo que es. Que es peor, seguro pero nosotros estamos más grandes, más fuertes, más experimentados. ¿Qué nos falta? Quizás más dulzura que antes no la teníamos para transmitir lo que queremos transmitir. Por eso yo pienso en las letras del disco de esta forma y no como en el 2000. Vamos exactamente a lo mismo con Eterna Inocencia, para acelerar el tranco están Los Ingobernables y para poder purgar tanto dolor que todo eso provoca está Nantes…estamos cubiertos, nos queda nada más que tocar y transitar”.

Con las últimas palabras de Guille aún resonando en mi cabeza, aparecieron aquellas imágenes de Eterna Inocencia tocando en el fondo de una casa en Ranelagh, dónde además comulgaban una gran feria de fanzines plagada de “contrainformación” y poco más de cuarenta personas. Hoy los caminos podrán llevarnos a lugares con más espacio y con otra técnica pero el mensaje de EI seguirá siendo el mismo: Resistir.

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