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UNA MANERA DISTINTA DE CREAR MÚSICA

UNA MANERA DISTINTA DE CREAR MÚSICA

OnOff es un dúo argentino de stick y batería que se formó en 2013, con la composición y producción de Poly Pérez, fundador original. Lo acompaña Javier Herrlein, a cargo de los parches. Lo suyo es la conjunción de potencia sonora y cierta influencia del rock progresivo, sin contar con canciones. Tienen un disco conceptual – musical llamado Diez maneras fáciles de volver las cosas más difíciles, en el que cada tema es un capítulo de la obra. Fueron soporte de Catupecu Machu, además de telonear al genial Nick Cave y a los “peso pesado”de Iron Maiden.

POR SEBASTIÁN DUARTE.

-Poly, ustedes son una propuesta musical sin canciones, ¿cómo lográs expresar lo que querés decir a través de la música sin apoyarte en letras?

-Originalmente cuando vos hacés música instrumental siempre proponés conceptos, es intuitivo, la interpretación, los sentimientos. Nosotros en nuestro disco presentamos todo esto en capítulos. Uno es libre de atravesar el camino que proponemos e interpretar a su manera lo que componemos nosotros.

-¿Cómo llegaste a elaborar este proyecto instrumental?

-Hice música para teatro y circos. Me moví mucho dentro de las compañías teatrales. Javier, por su lado, hizo mucha música para cine y teatro. Y los dos primeros discos que grabé por mi cuenta son cantados. Hasta que después apareció esta idea musical. A veces cuando comunicás con música es porque ya tenés imágenes de lo que querés comunicar. Por ese motivo, te metés de lleno en el instrumento. Empecé este proyecto tocando en vivo. Siempre somos dúo de batería y stick. Hace dos años apareció Javier, que es la persona que más intepretó el proyecto.

-En los últimos años en la escena under porteña uno se cruza con muchos conjuntos jóvenes que apuestas a la música instrumental, ¿por qué sucede este fenómeno?

-Lo que sucede con la música instrumental es porque se está volviendo a gente que ejecuta el instrumento de verdad: sin sampleo, sin máquinas. Hoy se visualizan los acordes puntualmente. Es una vuelta a la interpretación, a ver al tipo en vivo y desangrándose sobre el escenario con tal de tocar y tocar. También es muy posible que en otro momento cambie el asunto otra vez.

-¿Vos te movés dentro de la escena under?

-Yo ando por sótanos. Hago sonidos de programación en teatros y me meto a sótanos. Ahora los pibes de la nueva generación se encuentran con la música de la década del ochenta, la que escuchaban sus padres. Para encontrar virtuosismo tenés que moverte bastante.

-¿Cómo llegaste al stick?

-Soy de los primeros que toca el stick en Argentina. Hace veintisiete años que lo hago. Lo descubrí a través del sonido de King Crimson, con un gran stickista. Y el sonido del instrumento me resultaba interesante. Recuerdo que en las casas de música nos querían vender que los bajos podían sonar como el stick. En 1983 vi una banda donde tocaba Ricky Sáenz Paz. Cuando lo vi tocar, quedé enganchadísimo. Tardé varios años hasta que conseguí un stick traído de Los Ángeles. El stick es impopular y difícil de tocar. Lo que ves es el virtuosismo en realidad. Tiene un montón de situaciones técnicas difíciles. Los coros de bajos son al revés, existe la disociación de manos, tiene los trastes grandes. Hasta que corregís y lográs enganchar emocionalmente con el instrumento pasa mucho tiempo. Hoy la mayoría vive en la inmediatez de querer salir a tocar ya. Para el stick no es lo mismo: se necesita previamente mucha disciplina y amor.

-¿OnOff siempre respeta las estructuras musicales de sus composiciones grabadas o a veces las modifican en el vivo, tal como por lo general sucede en las agrupaciones instrumentales?

-Yo tengo un estudio de grabación Y antes se grababa a cinta abierta. Antes era sentarse a grabar y listo. El margen de error es grande cuando grabás en directo. Creo que es insuperable grabar de una sola toma. Cuando entramos a grabar y le dije a Javier de hacerlo así me respondió “vos estás loco”. Y después que lo hicimos se quedó impresionado. Si te ponés a pensar lo que sucedía en los discos de jazz, siempre empezaban con una intro, con una improvisación. O sea nunca era igual. Y el artista mostraba su ejecución virtuosa. A nosotros nos sucede lo mismo. Nos venís a ver en vivo y el tema sale, pero algunos arreglos de improvisación sobre la marcha van cambiando escenario tras escenario.  Si bien tengo que aceptar que la música de los setenta y ochenta era mucho más rica, con un disco de esos tiempos hacés dos hoy. El reggaetón empobreció mucho la música de hoy.  Sin embargo hay música interesante como lo es Nine Inch Nails.

-¿Por qué circuito suelen moverse para tocar en vivo?

-No hay un circuito para lo que hacemos. Tocamos en bares chicos y mucho de soportes de bandas más grandes. Sucede que somos solo dos personas. Y técnicamente es sencillo ir a tocar. No es lo mismo que montar cinco instrumentos en un escenario. Utilizamos cuatro cables nada más. En un minuto y medio te desalojamos el escenario. Hemos tocado antes que Nick Cave y durante muchos años fuimos soporte de Catupecu Machu. También tocamos abriendo a Iron Maiden, Las Pelotas y ANIMAL, entre otros grupos.

-Ustedes que tocaron en Europa, ¿hay más público interesado por lo suyo allá?

-Buenos Aires culturalmente es muy avanzada en comparación con otras ciudades. No es el caso de París, donde quizás el circuito de música es más chico pero el de pintura es más grande que acá. La cultura se expande de otra manera y no solamente desde el ángulo musical. Fuimos a tocar dos veces a Londres. Después yo estuve en Edimburgo y Berlín. Cuatro veces fui. La recepción de la gente es muy buena en Europa y acá también. Afuera lo que nos pasa es que cuanto más los conmovés, menos te creen que sos de Argentina. Les resulta llamativo. Allá se tiene un bajo concepto de Latinoamérica. Inclusive acá nos pasa algo extraño: cuando tocamos en algún lado, el público cree que somos de afuera. Hay un fenómeno mundial. Cuando conmovés deberías ser de otro país. Es cierto que por nuestro aspecto parecemos vikingos, no ayuda eso.

Te cuento una: el guitarrista de Nick Cave tiene un look como el nuestro, por ende el público que fue al show interpretó que nosotros éramos un proyecto alternativo de él. Tuvimos que explicarle al púbico que somos de acá. Lo mismos nos sucedió cuando tocamos con Iron Maiden.

-¿Qué le dirías a nuestros lectores que aún no los vio en vivo?

-Que se acerquen porque van a ver una alternativa sorprendente en vivo, muy original. Verdaderamente somos dos tipos pero parece que tocamos cuatro. Es muy complejo, porque no existen proyectos de batería y stick, somos los únicos. Si quieren escuchar algo fuerte, acérquense a nuestros conciertos. Les va a gustar.

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