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RETROCEDER, NUNCA

RETROCEDER, NUNCA

Kraftklub es un conjunto alemán que fusiona rock, punk, pop y rap. Conformado hace nueve años en una pequeña ciudad en el este de Alemania, el conjunto ganó popularidad enseguida, en especial por ser transgresor desde el vamos, a través de su canción llamada No quiero ir a Berlín. Otro de los motivos por los que llamó la atención fue su lucha contra la xenofobia y las ideologías de ultra derecha. Entre tantos temas, Félix Brummer, su frontman, en este reportaje revela que a los dieciséis años fue brutalmente golpeado por skinheads por su manera de pensar.

Por Sebastián Duarte

La música de Kraftklub es una mixtura de rock, punk y rap. Esta agrupación alemana está compuesta por cinco miembros, de los cuales cuatro partenecían a una banda anterior llamada Neon Blocks. Cuando apostaron por una nueva propuesta artística se sumó el rapero Felix Bummer. En febrero de 2010 lanzaron su primer EP, en una fiesta en el Club Atomino de de Chemnitz. Y a los pocos meses recibieron el premio Musikpreis New Music Award.

La canción Inch will nicht nach Berlin (No quiero ir a Berlín) y su álbum Mit K los llevó al éxito inmediato en su país en 2012.

Sus letras humorístcas y sarcásticas son parte del éxito arrollador que llegó rápidamente. El reflejo está en sus discos In Scwarz (2014), Randale (en vivo, 2015) y Keine Nacht für Niemand (2017).

la posición clara del grupo en contra de la intolerancia, el racismo y el sexismo crearon una base de fans leales que se fue extendiendo en el rango de edad desde el comienzo.

Los integrantes de la agrupación son: Félix Brummer (voz), Karl Schurman (guitarra y voz), Till Brummer (bajo), Streffen Israel (guitarra) y Max Marschk (batería).

Desde su comienzo la agrupación tuvo en claro dónde estaba parada: luego de que los simpatizantes de partido políticos de derecha causaran un evento trágico a finales de agosto de este año marchando violentamente por las calles de la ciudad natal de los integrantes de la banda, Chemnitz, los músicos decidieron usar sus voces para hacer una declración de principios. En tan solo una semana y con el apoyo de sus amigos y voluntarios, la banda realizó un show espontáneo al aire libre el 3 de septiembre, del que participaron Die Toten Hosen y otros de los músicos más influyentes de Alemania. Asistieron más de sesenta y cinco mil personas y más de noventa mil espectadores se conectaron a internet bajo el lema #winsirdmehr (nosotros somos más) para recaudar dinero para la familia de la víctima y protestar pacíficamente ante cualquier acto de odio y violencia.

-Félix, ¿cómo es su ciudad de origen?

-Nacimos en una pequeña ciudad, Chemnitz. En realidad no es tan grande ni tan chica. Al haber una escena tribal, estaban los punks, el hip hop y otras manifestaciones, todo en el mismo espacio. “A vos te gusta el punk, vení con nosotros los que hacemos hip hop”. Entonces todos estábamos compartiendo la misma escena.

-¿La relación entre ustedes se dio naturalmente? ¿Cómo nació la mixtura entre rock y rap?

-Se dio porque no había otra. Nos juntamos cinco a los que nos gusta la música. No nos importa otras cosas. Tres de nosotros nos conocimos en la escuela. Uno de ellos es mi hermano, a quien conozco desde que nació (risa). Y al resto los conocimos después. Primero, antes que nada, fuimos amigos. Se dio así.

-¿Cuáles fueron sus influencias directas?¿Acaso los mega grupos como Rammstein, entre otros?

-Tocamos con casi todos de soporte. Por ejemplo con Rammstein. Claro que son referentes nuestros. Éramos sus fans. Además simpatizamos porque somos del este de Alemania. Eso nos conecta fuertemente. Todo el este tiene un vínculo muy fuerte y parecido, lugares y manera de crecer similar. . La dicotomía entre este y oeste siempre existió.

-Ustedes se quedaron en su ciudad natal, cuando la mayoría se va a la gran ciudad de Berlín, ¿la canción No quiero ir a Berlín fue se transformó como una especie de carta de presentación y posición de la banda?

-La mayoría se va. Incluso a la gente de Berlín le encantó. Sucede que a Berlín van casi todos en búsqueda de oportunidades. Cuando los jóvenes arriban a Berlín, enseguida suben los valores de los alquileres. Y más allá de haberse ido, entendieron y apoyaron el tema. Algunos de la ciudad nuestra se pusieron orgullosos en el sentido de que nuestra pequeña ciudad nos hiciéramos conocidos en toda Alemania. La mayoría de la gente que no tiene pensamientos de derecha enseguida se acercaron a nuestra propuesta. Y al resto les gusta también nuestra música, pero no se lo permiten por su ideología distinta a la nuestra.

-¿Tuvieron problemas en su país por su mensaje tan fuerte contra la xenofobia y el fascismo en general? ¿Existen enfrentamientos juveniles?

-Sí, tuvimos algunos inconvenientes alguna vez. Serían los mismos problemas que tendríamos si no tocáramos en una banda. Mira, a mí a los dieciséis años que golpearon fuertemente los skinheads.

Actualmente se producen enfrentamientos entre jóvenes por motivos ideológicos. Es una de las razones por las que está el mundo así, tan dividido y enfrentado. Existe el problema social de los que queremos ver el mundo y la sociedad dando pasos hacia delante y los que pretenden que el mundo retroceda cien años. Y esto va más allá de ser de derecha o de izquierda.

-¿Cuando salen de gira por el exterior se vinculan con las realidades e idiosincrasia?

-Estamos viajando demasiado seguido de un lado al otro. Por ese motivo a veces no tenemos muchos tiempo de involucrarnos, pero sabemos de las realidades locales cuando vamos a un lugar, nos informamos. Igualmente estamos muy lejos de maneras como mega grupos como U2, que van del hotel al show y del show al aeropuerto. Nosotros, al no ser populares a nivel mundial, podemos caminar por la calle, entrar a cualquier restaurant, nos resulta más fácil.

-Seguramente están al tanto del avance de la derecha en los países de Latinoamérica, ¿no?

-Está sucediendo en el mundo entero. Nosotros lo sabemos, los vemos, lo escuchamos. De Argentina estamos al tanto de la lucha por la Ley a favor del aborto, del movimiento feminista. Es parecido a lo que está sucediendo en Alemania, la misma discusión y lucha por los derechos por parte de una porción de la sociedad.

-¿Cómo consiguieron llegar con su música a Colombia como primer paso para entrar a Sudamérica?

-Fue a través del Instituto Goethe, porque hay una sucursal en Colombia, y en todo el mundo. Las bandas chicas no tienn mucha posibilidad de salir a tocar afuera. Otro motivo que complica es que hablamos en alemán y no es un idioma universal. Estuvimos en ciudades como Cali, Bogotá y Cartagena, entre otras. Recorrimos el país. Después teníamos ganas de llegar a otros lugares. Fue allá que los Die Toten Hosen nos dijeron: “si ustedes se sienten tan bien aquí en Colombia y el público les parece maravilloso, no duden en conocer Argentina y verán lo que es público de allá”. Lo que nos llamó la atención es que la gente no entendía lo que decíamos en las letras y sin embargo ovacionaban nuestra música.

-¿Y qué les parece Argentina?

-La gente es cálida y nos reciben muy a gusto. Ya hemos tocado en el interior del país y también en un festival junto a los Die Toten Hosen y otros grupos más que son muy buenos.

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